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SOBRE UN BAJA

19 de julio de 1999

Puede uno no estar de acuerdo con las posiciones políticas expresadas por algunos
parlamentarios o incluso con actuaciones y posiciones que asuman en ejercicio de sus funciones. Eso
es un asunto y otro bien diferente es calumniarlos y hacerlos aparecer como del mismo costal en que
cabe gran parte de la clase política colombiana.La posición del senador Jesús Piñacué fue clara frente al tema
de la reforma y pese a los halagos y sumo interés del ministro el senador no aceptó presiones o gestiones de
ninguna clase, como la obtención de tiquetes o prebendas burocráticas. Por ello resulta absurdo que la
Revista SEMANA diga en su página 67, columna 'Montaña rusa', que Jesús Piñacué "se vio envuelto en
prácticas clientelistas durante la discusión de la reforma política". Solo podremos aportar al cambio de las
costumbres políticas cuando reconozcamos que hay quienes como este senador proveniente de una
importante comunidad indígena, no aceptan trocar su voto, incluso si con él se equivocan. David Curtidor
Argüello Bogotá (Vía Internet)

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