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Tiempo perdido

Me hallo en el sector de los polarizados lectores de Antonio Caballero que no

Alberto González Correa
17 de septiembre de 2001

Me hallo en el sector de los polarizados lectores de Antonio Caballero que no dejamos de maravillarnos de su escueta forma de hacer los análisis, que entre un blanco y un negro absolutos deja traslucir, ante complejas realidades sociales, los factores y propuestas más relevantes que se pueden deducir de la contradictoria realidad colombiana. Nunca lo comento. Pero esta vez resulta insoslayable porque atina a señalar (SEMANA #1.004) sobre el tiempo perdido de los negociadores del proceso de paz entre las Farc y el gobierno colombiano. Muy doloroso porque lo que está entre estos períodos es la vida de cientos y quizás miles de colombianos. Un tiempo perdido porque ninguno de los dos asumió como propio el componente fundamental de la guerra en Colombia: el de las drogas prohibidas.

En el tiempo de la globalización a Colombia le tocó asumir el más sucio de los comercios: el intercambio de drogas por armas. Los dos negocios ilegales de mayor rentabilidad mundial (pero también entre los legales): 600.000 millones de dólares el de las drogas, 900.000 millones de dólares el de las armas (al año, según la ONU). Un negocio que deja la totalidad de sus ganancias en el sistema financiero mundial, fundamentalmente el de Estados Unidos, donde no está prohibido el lavado de dinero. En palabras resumidas: los colombianos ponemos la sangre para que el gran capitalismo mundial se mantenga. Capitalismo al que contribuyen las Farc. Si esta organización no ha tenido pelos en la lengua para hablar en contra del imperialismo extraña su tibieza para poner el tema en la mesa de negociación y con ello, las propuestas de un cambio radical de política que debe tener el gobierno colombiano frente al problema de las drogas.

Felicitaciones por esa crítica tajante y sin aguas medias que nos deja ver con la claridad del blanco y negro, entre tanto bombardeo informativo, tanto en lo nacional, como frente a la compleja guerra neofascista en Israel.

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