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Vergüenza histórica

Jorge Arbeláez Manrique<br>Cali
17 de octubre de 2004

En su edición #1.171 se preguntan '¿Hubo narcos en la toma del Palacio?'. Pienso que la piedra angular del infame asalto al palacio de la magistratura no es si el M-19 actuó de consuno con los narcotraficantes. Al final de cuentas, los incinerados expedientes contra ellos, al cabo del tiempo fueron reconstruidos, y la extradición que buscaban evitar, después de un breve lapso se reanudó. Lo imperdonable, la intimidación, las humillaciones, las torturas físicas y morales a que fueron sometidos los 11 magistrados y ciudadanos inermes -95 en total-, y luego la forma atroz, además de cobarde, como los asesinaron por no poder huir del infierno en que los asaltantes convirtieron el Palacio de la Justicia, consumando su destrucción física y humana.

Este suceso lo aportó Colombia, junto con otros muchos horrores que nos avergüenzan y que ensombrecieron la historia de la humanidad del siglo XX, abundante en la violación de los derechos humanos, en casi todas las latitudes y pródiga en conceder el perdón y el olvido. La historia jamás podrá ignorarlos. Y en cuanto al perdón a los verdugos, las víctimas, moral y espiritualmente serían las únicas que pudieran concederlo. Empero, yacen enterradas o sus cenizas hacen parte del infinito.

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