APUROS EN PALACIO

3 de septiembre de 1990

El nombramiento del Secretario General de la Presidencia, Germán Montoya, como nuevo embajador en el Canadá, tiene su pequeña historia. El presidente Barco llamó al presidente electo, César Gaviria, y le recomendó a Montoya para esa misión diplomática. Gaviria, sin inmutarse, le respondió que él no se comprometía a hacer ese nombramiento, aunque, naturalmente, lo dejaría en el cargo si lo encontraba nombrado. A Barco, desde luego, no le gustó mucho la respuesta de Gaviria, pero no tuvo más remedio que aceptar y correr a nombrarlo él mismo.