Vista de Barranquilla. | Foto: iStock

BARRANQUILLA

¿Cómo se conserva Barranquilla para sus hinchas?

Hace seis años la ciudad volvió a ser la sede de la Selección Colombia. Desde entonces las inversiones para mentener el Metropolitano a punto no frenan.

1 de enero de 2018

Barranquilla volvió a ser la sede de la Selección Colombia en 2011, después de tres fracasos consecutivos en eliminatorias al mundial. Aunque, en rigor, nunca había dejado de serlo y la conexión fue inmediata en el duelo contra Venezuela, ya rumbo a Brasil 2014, que terminó en empate (1-1).

La ciudad nuevamente brillaba con la reorganización de sus finanzas, la inversión en infraestructura y el impulso económico. Recibir otra vez al equipo nacional era redondear ese renacer. Alejandro Char, alcalde en ese entonces y reelecto para suceder a Elsa Noguera, lo tenía bastante claro: “Fuimos muy intensos con los dirigentes. Dispusimos los esfuerzos por garantizar todo lo que necesitaba la federación y se lo dijimos verbalmente y por cartas”, recordó en aquel momento el mandatario, artífice del regreso de Colombia a La Arenosa.

“Si Pereira le daba 20, Barranquilla le daba 40, si Bogotá le daba 40, Barranquilla 80, y si Cali ponía 100 nosotros también, pero queríamos que la selección se quedara aquí”, agregó Char, quien convenció al Concejo de la ciudad de aprobar exenciones tributarias a la Federación Colombiana de Fútbol. (FCF)

“Hablamos con los concejales y nos autorizaron. Diseñamos un proyecto de acuerdo para que esto se convirtiera en realidad”, contó el alcalde. La historia posterior es conocida: a partir de su fortaleza en Barranquilla –apenas cedió una derrota y dos empates–, Colombia firmó una eliminatoria notable (terminó en el segundo lugar, solo detrás de Argentina) y clasificó a un mundial después de 16 años de ausencia. El camino a Rusia, también en la capital del Atlántico como sede, no fue tan sencillo, pero los dirigidos por José Pékerman cumplieron una vez más con el objetivo.

“Si uno integra dentro de esa gestión el resultado deportivo, la Selección Colombia clasificó al mundial, lo cual directamente está ligado a que Barranquilla haya sido la sede”, analiza Alfredo Sabbagh, periodista deportivo y docente. Pero otros aspectos fueron igualmente determinantes, como las reformas y el mantenimiento del estadio Metropolitano, que incluyó el cambio del césped.

“Se hizo una gestión administrativa para tener al Metropolitano en las mejores condiciones, se cambió la grama, fue un trabajo importante para que el estadio cumpliera con las características que la Selección Colombia requería”, detalla Sabbagh, quien a eso dice se sumaron otras ventajas como la exención de impuestos, las posibilidades de alojamiento, la movilidad, la seguridad y los accesos viales.

De cara al futuro, la gestión de la ciudad tendrá que seguir en esa dirección, afirmando los aciertos y revisando detalles. “Hay que mantener el estadio bien, continuar mejorando las vías de acceso, el parqueo, la seguridad, la infraestructura y tecnología”, enumera Sabbagh.

En lo grueso, el rumbo no cambiará: Barranquilla seguirá siendo la sede, pese a que la campaña en casa, esta vez, no fue tan brillante como rumbo a Brasil. Sin embargo, el presidente de la FCF, Ramón Jesurún, fue contundente al afirmar que albergará los partidos de Colombia en las próximas eliminatorias.“Es una ciudad que le ha entregado cinco clasificaciones al mundial a nuestro país… uno contra el éxito no puede discutir”, señaló el dirigente en entrevista con el periodista Yamid Amat.

“No solo es el tema fisiológico, el clima, sino el arropamiento que la ciudad le entrega, y no pasa en ninguna parte, lo emocional también ayuda mucho”, argumentó Jesurún para zanjar cualquier debate alrededor del tema. “No hay ninguna duda de que Barranquilla seguirá siendo la casa de la selección”, concluyó el directivo.

Y si, no hay ninguna queja por parte de los jugadores y del cuerpo técnico en ese aspecto, la evidencia de que Barranquilla debe continuar como sede del equipo nacional es prácticamente indiscutible.

Las tardes calurosas pero festivas en el Metropolitano, cuando el escenario de la calle Murillo cede su tradicional color rojiblanco al amarillo de un país entero, tienen una nueva historia por escribirse. Otra más de un maravilloso idilio.