Lionel Messi. | Foto: Ilustración: Édgar Rozo

PERFIL

¿Ganará Messi una final con su selección?

Lionel Messi ha perdido todas las finales que ha disputado con la selección argentina de mayores. En Rusia puede ser diferente.

Daniel Avellaneda*
1 de enero de 2018

Diego nos envolvió con su magia desde que era un niño. Todos en Villa Fiorito lo conocían como Pelusa. Nos hizo levantar la copa del mundo a bordo de sus gambetas, de esa zurda inigualable. Creímos que nunca veríamos algo igual. Pero apareció Lionel. Y si Dios fue Maradona, Messi es Jesús. En otro tiempo y espacio, porque este fútbol moderno es distinto al que vivió ese fenomenal 10 de Argentinos Juniors y Boca, el que desafió el poderío del norte italiano vistiendo la camiseta del Nápoli. En otra dimensión juega Leo.

La comparación, inevitable, odiosa, tiene que ver con la transición de las generaciones. Pero Messi tiene su propio sello y nadie podrá negar que es el mejor de su época. Un delantero completo, voraz, artista del engaño, capaz de ridiculizar rivales y ser victimario de arqueros. Todo lo ha ganado con el Barcelona. Jugó 602 partidos, marcó 523 goles y conquistó 30 títulos; 8 Ligas, 7 Supercopas de España, 4 Champions League, 5 Copas del Rey, 3 Supercopas de Europa y 3 mundiales de clubes. Fue distinguido con 5 Balones de Oro. Y registró marcas inigualables.

Sin embargo, el astro nacido hace tres décadas en Rosario no dudaría en entregar todos sus récords por un logro con su país. Porque habrá sido campeón en los Juegos Olímpicos de Beijing con la sub 23 y en los seleccionados juveniles, pero necesita coronar con la mayor. Disputó cuatro finales y quedó vacío el palmarés. Tres Copas América (2007, 2015 y 2016) se le escaparon de las manos ante Brasil y Chile. Y el sueño mundialista que cumplió Diego se le deshizo ante Alemania en 2014. Fue el golpe más duro de su carrera. Aunque sea el máximo goleador de Argentina y haya superado a Gabriel Batistuta y nos haya conducido a Rusia con un hat-trick inolvidable en Ecuador, siempre se le reclamará ese campeonato.

Es cierto que pudo jugar para España. A su segunda patria llegó con 13 años. El Barcelona pagó el tratamiento para combatir sus deficiencias hormonales que no quiso asumir Newell’s Old Boys. Fue una dura decisión para su familia, que se aventuró al desarraigo. Jorge dejó su empleo en una fábrica de aceros, Celia su rol de ama de casa y partieron con su niño prodigio a Cataluña. Atrás quedó Campo Grandoli, donde su abuela Celia lo acompañaba a jugar, y el Monumento a la Bandera, ícono de su ciudad. En La Masía evolucionó física y futbolísticamente. Y pronto llamó la atención de la roja. No obstante, Leo eligió representar a la nación donde asomó el 24 de junio de 1987. Gracias a ‘D10s’. Y sí. Somos dichosos los argentinos. 

*Periodista del diario ‘Clarín‘ y analista de Fox Sports Argentina.