Neymar da Silva Santos Jr. | Foto: Ilustración Édgar Rozo

PERFIL

Neymar, un coreógrafo y letal delantero

Así es Neymar da Silva Santos Jr., un jugador que anota en el arco rival después de ejecutar su baile en la cancha.

Diego Borinsky*
1 de enero de 2018

Las leyes no escritas del fútbol dicen que los cracks llevan las medias bajas. Este muchacho, sin embargo, vino a romper las reglas sin contemplaciones: las lleva por encima de las rodillas. Uno lo ve paradito, sin la pelota, y piensa, “este es cualquier cosa menos jugador de fútbol, este da dos pasos y se tropieza, a este le calza mejor ser bailarín clásico”.

Neymar da Silva Santos Jr, o Neymar Jr. (para diferenciarse de su padre, que lleva los mismos nombres) no es un bailarín clásico. Lleva la música en el alma y la hace visible con su cuerpo. La música de su tierra, la bossa nova, el carnaval, la alegría, y entonces, cuando le dan la pelotita, Neymar se convierte en la expresión más genuina del fútbol en su país. Regala fantasías como ningún otro.

Curioso, y hasta paradójico, pero ese desparpajo y aparente irresponsabilidad que irradia al jugar tiene un correlato de compromiso absoluto. Neymar ha sabido cargar las mochilas más pesadas pese a su juventud. En el Mundial 2014, con 22 años, se hizo cargo del quinto penal ante Chile, en octavos de final, con la definición igualada 2-2 y la chance de quedar en desventaja, ante un estadio paralizado por la angustia, mientras el experimentado David Luiz lloraba y rezaba. Cuando al partido siguiente ante Colombia salió en camilla directo al hospital por la fractura en la tercera vértebra lumbar, ahí mismo se marchaban también las ilusiones de Brasil de ser campeón en su tierra; vio la hecatombe del 1-7 con Alemania por televisión. También se hizo cargo del quinto penal en la final ante Alemania, justo Alemania, dos años después del desastre, en el mítico Maracaná, para cancelar la única deuda histórica que tenía la selección más laureada del planeta: el oro olímpico.

El destino le dio pista de nacimiento un 5 de febrero, como Cristiano Ronaldo, Carlos Tévez y Gheorghe Hagi. Con apenas 7 años y medio en el scratch, ya es el cuarto goleador histórico detrás de Pelé (77), Ronaldo (62) y Romario (55). Metió 52 goles en 81 partidos (a Messi le llevó 109 encuentros convertir esa misma cantidad en su selección), y en menos de tres años quedará primero. Nunca nadie en el fútbol pagó tanto dinero como lo hizo el PSG por él: 222 millones de euros. Y si dejó el Barcelona de sus amigos Messi y Suárez lo hizo por una única razón: ambición. No conformarse con ser segunda guitarra, no vivir a la sombra del mejor del mundo.

Casi cinco años menor que Messi, siete más joven que Cristiano, todavía en la curva ascendente de su carrera con 25, no falta demasiado para que Ney sea rey y gobierne desde lo más alto del planeta fútbol robándonos una sonrisa a cada paso con esas medias de bailarín clásico.

*Periodista deportivo argentino.