"La inadecuada disposición de residuos está amenazando la supervivencia de estas especies que hacen parte del equilibrio de los ecosistemas", dice la investigadora. | Foto: Iván Valencia

MEDIOAMBIENTE

Microplástico: el enemigo de la biodiversidad en el Atrato

Varias especies del río son aprovechadas para consumo o comercialización. Proteger esta fuente hídrica es una obligación para que estas actividades no cesen.

Tatiana Correa Herrera*
22 de diciembre de 2017

El caudaloso Atrato muere en el Caribe. Este mar presenta una micromarea que permite que los sedimentos del río nacido en el Chocó se acumulen en su desembocadura formando un delta. Por eso el Atrato tiene más de siete brazos al final de su trayecto y desde el aire se ve como si fuera la pata de un ave. En estos brazos se pueden hallar los manglares más altos de la zona caribeña del país. Algunos investigadores han señalado que sus caraterísticas son más similares a las del manglar del Pacífico que a los del resto del Caribe. Existen también otros hábitats formados por vegetación típica de humedales, como arracachales y eneales, que al igual que los manglares son refugio y zonas de alimentación para los peces de agua dulce, marina y estuarina.

Recientemente se realizó un estudio sobre los peces en esta última zona, la estuarina, es decir, donde el agua dulce del río se mezcla con el agua marina y se crea un sistema fluctuante en el que solo aquellos que toleran estas variaciones de salinidad pueden sobrevivir. En este estudio se les hizo un seguimiento a los peces en todas sus etapas de desarrollo, desde que son huevos hasta su adultez; y además se analizaron variables ambientales como la temperatura, la salinidad, el oxígeno y otra muy importante: los microplásticos. Estas pequeñas partículas de plástico de menos de cinco milímetros provienen de la degradación de los residuos de este material que ahora contaminan hasta el agua.

En el estudio se identificaron 84 especies de peces si se tienen en cuenta todas sus etapas de desarrollo. Más de la mitad son aprovechados por los pescadores para su consumo o comercialización. Por eso el delta del río Atrato se considera una zona de pesca importante, que debe cuidarse para que siga siendo un refugio de la biodiversidad y a la vez fuente de alimento para las comunidades.

De estas especies se capturaron 34 en etapa larval. Al parecer muchas de ellas están encontrando en este delta un área dónde asentarse para convertirse en juveniles, quizá por la gran cantidad de alimento que pueden hallar. Lo que hace que no solo el manglar sino todo el conjunto de hábitats estuarinos, incluyendo los fondos lodosos, sean zonas de guardería para los peces (especialmente para los estuarinos y marinos). En su etapa adulta los que más aprovechan los recursos de este hábitat son los peces dulceacuícolas, una característica  particular del delta del río Atrato y poco común en otros estuarios.

Sin embargo, esta maravillosa riqueza está amenazada por la contaminación. En el estudio quedó en evidencia la presencia de microplásticos en el agua. Ellos son los peores
enemigos de los peces y otros animales acuáticos, porque los podrían ingerir al confundirlos con alimento. Los microplásticos pueden bloquear el tracto digestivo de los peces
más pequeños, pero incluso se han encontrado pedazos más grandes de plástico en los intestinos de peces adultos. Este es, entonces, un llamado de atención para todos, pues la inadecuada disposición de nuestros residuos está amenazando la supervivencia de estas especies que hacen parte de la biodiversidad y del equilibrio de los  ecosistemas, pero también hacen parte de nuestra dieta. Todos estamos conectados, así que debemos ayudar a mantener en equilibrio a nuestro planeta.

*Doctora en Ciencias del Mar. Grupo de Ictiología de la Universidad de Antioquia (GIUA).

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