Es necesario adaptarse a un futuro en donde se emitan menos cantidades de dióxido de carbono. | Foto: Istock

Carbón en contexto

Carbón: un asunto global

A diferencia del caso colombiano, en este país no solo se extrae carbón, también se consume. Un vistazo a la industria refleja la necesidad de adaptarse a un futuro con menos emisiones de dióxido de carbono.

Ken Silverstein*
11 de agosto de 2017

Cuando una de las grandes empresas de servicios públicos de Estados Unidos decidió renunciar a su avanzada planta de carbón, que había sido promocionada por su captura del CO2, algunos pensaron que el último guardián de este mineral había muerto.

El proyecto Kemprer, de Southern Company, ubicado en Mississippi, que inicialmente estaba planteado dentro del plan de Cambio Climático del gobierno de Obama para usar "carbón limpio" con el fin de generar energía, ahora tendrá que hacerse con gas natural. ¿Esto quiere decir que es el fin de la moderna energía a carbón?

Hoy, los mayores productores de carbón conocen la realidad: el mundo está concentrado en reducir el CO2 y las empresas de servicios públicos tienen acceso a combustibles asequibles que emiten menos carbono, como el gas natural y las energías eólica y solar. “La industria de carbón debe construir, operar y ser propietaria de estas nuevas plantas”, afirmó en el Foro de Innovación de Energía el exsecretario de Energía del gobierno del presidente Obama, Ernest Moniz.

Según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, para 2020 se perderán 60 gigavatios de carbón. Aproximadamente 250 plantas de carbón se han cerrado y otras 100 están a punto de hacerlo. En resumidas cuentas, alrededor de la mitad de la flota de este mineral se habrá desmontado para ese entonces.

La producción de carbón en Estados Unidos disminuyó un 18 por ciento entre 2015 y 2016, y arrojó la cifra más baja desde 1970. Varias docenas de empresas carboneras se vieron afectadas, incluyendo las más grandes: Alpha Natural Resources, Arch Coal y Peabody Energy. La buena noticia para ellos es que está presupuestado que el carbón corresponda, al menos, al 30 por ciento de la generación global eléctrica en 2040. Por eso, están tratando de convencer al gobierno de la necesidad de una quema de carbón más limpia.

"El objetivo acá es reducir las emisiones", afirma Benjamin Sporton, director de la Asociación Mundial de Carbón. "Los gobiernos están reconociendo que la captura y el almacenamiento tienen un papel que cumplir. Esto es algo que los ambientalistas no quieren escuchar, pero el carbón estará durante décadas y no pueden desecharlo".

¿Cuál es la opción? El método de gasificación de carbón, que lo transforma en un gas sintético antes de capturar el CO2 para retenerlo, algo en lo que Southern Company, American Electric Power y FutureGen fallaron. Los costos han sido un factor importante, al igual que los obstáculos tecnológicos.

Longview Power, una de las nuevas plantas supercríticas* de carbón ubicada en Morgantown, Virginia Occidental, produce en promedio 8,85 Btu por kilovatio-hora; una planta promedio de 45 años produce 10,500 Btu por kilovatio-hora. Esto quiere decir que hay menos carbón puesto en el horno para generar más electricidad, lo que disminuye los contaminantes.

"Nuestra planta va más allá de las tecnologías del carbón", argumenta Jeffrey Keffer, director de Longview Power en una entrevista. "No es simplemente cuestión de ideología, es cuestión de practicidad".

¿El carbón avanzado vale la pena? Las plantas combinadas de gas natural ahora son claramente el camino de menor resistencia para generar electricidad. El costo de construcción de esas unidades de gas está alrededor de 1 billón de dólares para instalaciones de 800 megavatios, mientras que en el caso del carbón avanzado el costo para las mismas medidas es 1,4 billones.

Aún más importante, los precios de combustible de gas natural son de 3,15 dólares por cada millón de Btu, y a futuro no va a variar mucho. Y más irresistible aún: emite muchos menos gases que el carbón, incluyendo la mitad del CO2.

"¿Por qué tomar ese riesgo financiero cuando hay proyectos más limpios y menos costosos por generar?", se pregunta Carl Pope, exdirector de Sierra Club. American Electric PowerCo. y Duke Energy han gozado del carbón, pero están en proceso de cerrar aproximadamente 6.000 megavatios cada uno. Por su parte, Southern Company está apagando 4.000 megavatios. Ninguna de esas empresas tiene planes de abrir nuevas instalaciones, pero todas están investigando sobre gas natural y energías renovables.

La conclusión es que el carbón ha perdido su preeminencia, especialmente en el mundo en desarrollo, que está invirtiendo en nuevas tecnologías y combustibles más limpios para combatir el cambio climático. Sin embargo, seguirá cumpliendo un papel importante, especialmente entre los países en vías de desarrollo, lo cual significa que es imperativo encontrar nuevas formas de quemar los combustibles.

*Experto en energía y colaborador frecuente de ‘Forbes‘.