Los artistas de la Ópera de Pekín visten coloridos trajes fabricados en seda y una orquesta de instrumentos tradicionales de percusión acompaña el espectáculo. | Foto: iStock

CULTURA

La ópera del pueblo nació en Pekín

La Ópera de Pekín es un tradicional espectáculo popular de canto, artes marciales y actuación que ha logrado conservarse en medio de la acelerada modernización china.

Ramiro Osorio*
18 de octubre de 2018

Mi primer viaje a China fue en 1993, cada vez que regreso (lo he hecho en cuatro ocasiones) me sorprendo al encontrar que mucho de lo que creía conocer ya no existe debido a la acelerada transformación de las ciudades. Sin embargo, es fascinante descubrir que en medio de la modernidad y el desarrollo de las tecnologías, hay una expresión artística que se conserva con enorme vitalidad: la Ópera de Pekín.

Nació a finales del siglo XVIII y se hizo tan popular que en 1790 llegó a Pekín, donde adquirió su nombre y esplendor. Es un espectáculo que combina lenguajes artísticos como el canto, la danza, la mímica y la recitación e incluye acrobacias y artes marciales, que se desarrollan en un espacio con escasa escenografía.

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Los papeles principales están estandarizados: Sheng, un personaje masculino; Dàn, el rol femenino; Jìng, un hombre de una gran fuerza de voluntad con la cara pintada y Chou, el bufón, un personaje con la nariz pintada de blanco. Todos son interpretados por artistas que han recibido una intensa formación desde niños y llevan coloridos vestidos de seda.

Una orquesta de instrumentos tradicionales de percusión (claquetas, tambores, gongs y címbalos) y cuerdas (Jinghu, Erhu, Sanxian, Pipa, Dizi, Sheng, Suona, entre otros) acompaña el espectáculo con sonidos exagerados que en ocasiones pueden ser demasiado fuertes para nuestros oídos occidentales. Pero son magníficos para acentuar las expresiones y captar la atención de la audiencia. Y esto resulta indispensable, pues a diferencia de la ópera occidental, exclusiva para las clases privilegiadas y con un público que permanece casi inmóvil, la Ópera de Pekín es un género popular.

Sin embargo, la destreza de los artistas evita que los asistentes pierdan el hilo de la historia. Además, los temas –generalmente de política, el pasado o sucesos de la vida cotidiana– reflejan las más profundas inquietudes de su sociedad. Todas estas características posicionaron a la Ópera de Pekín como la representación musical y escénica por excelencia de China. En 2010, el rigor y el poder que brota de la representación de sus escenas llamaron la atención de la Unesco que la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.