El edificio donde operaba la fábrica de la Cervecería Andina pertenece a la congregación religiosa Misión Carismática Internacional. | Foto: Julián Galán

CIUDAD

El proyecto que recuperará la antigua Cervecería Andina

Triángulo Bavaria es el nombre del proyecto que le devolverá la vida al antiguo complejo de Cervecería Andina, declarado Bien de Interés cultural.

10 de enero de 2018

Por décadas, la cerveza ha sido una de las bebidas preferidas por los colombianos y en los años cincuenta ya existían varias empresas dedicadas a su producción: Bavaria, cinco artesanales y seis cervecerías independientes. Una de ellas, la Cervecería Andina, fue la razón para que el argentino Ricardo Plano –autor del estudio Historia de la Cerveza en Colombia– terminara viviendo en Bogotá, cuando a su padre, el maestro cervecero Amédée Plano, le ofrecieron el cargo de vicepresidente de producción.

“Esta fábrica era la segunda cervecería más grande del país, con una producción de 1.173.000 hectolitros al año, equivalente al 21 por ciento de la producción total nacional”, reseña el historiador y experto en cerveza colombiana. La construcción de la cervecería y maltería duró cinco años. Arrancó en 1945. Según los registros de Plano, comenzó a operar el 25 de septiembre de ese año, pero la primera cerveza salió a la venta hasta el 18 de febrero de 1950. La fábrica fue el primer predio construido en La Florida Occidental. Después de 1950, otras industrias y algunas bodegas ocuparon el resto de predios del barrio.

Según la arquitecta Valentina Blanco, “en 1954 la expansión hacia el occidente aún no había sucedido y era posible identificar un solo predio desarrollado en el barrio La Florida Occidental: la Cervecería Andina. Antes la zona industrial era una sector periférico, ahora es una centralidad con funciones institucionales y completamente integrada a los sistemas urbanos”. La cervecería quedó registrada, en sus primeros años, como una fuerte competidora de Bavaria en los mercados de mayor consumo de cerveza, como Bogotá y los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Sus marcas fueron Andina, Andinita, Dorada, Sultana, Rubia, Imperial, Morena, Zipa y Malta Andina.

“Como esta fábrica, se reconocen algunas otras en la zona industrial de Puente Aranda que respondieron a la primera zonificación de usos y destinos del suelo definidos para Bogotá, y que en conjunto configuran el paisaje industrial de la ciudad de mediados del siglo XX”, explica el arquitecto Daniel Gutiérrez Reyes, autor de la tesis académica Refuncionalización de la Cervecería Andina: Patrimonio Industrial de Bogotá.

Para Ricardo Plano la fábrica, ubicada en la calle 22B # 31-43, no solo era el lugar de trabajo de su padre. Aunque han pasado ya casi 50 años, recuerda que estuvo muchas veces en la Cervecería Andina cuando tenía 16 años, pues solía permanecer en el laboratorio durante sus vacaciones para ganar algo de dinero. “Ayudaba a hacer todo tipo de ensayos y controles de la cerveza y materia prima”.

Dorada fue la cerveza más famosa de Andina en los años sesenta y comienzos de los setenta. La receta fue creada por el padre de Ricardo, quien trabajó en la compañía hasta 1975, año en el que la empresa dejó de ser independiente y entró a formar parte del Grupo Santo Domingo. En 1982, el nombre de Cervecería Andina desapareció y la fábrica se convirtió en la Cervecería del Litoral.

Más tarde, en 1997, la compañía fue absorbida por Malterías de Colombia, de Bavaria, y finalmente cerró en 1999. “Bavaria entró en un plan de organización de todas sus empresas. Empezó a cerrar cervecerías en todo el país porque tenía sobreproducción y trató de modernizar las cinco plantas con que se quedó”, explica Plano.

En recuperación

Cuando la planta apagó motores, comenzó su decadencia. Según un documento técnico de Metrovivienda, “el deterioro empieza con la salida de Bavaria de sus instalaciones, pues además de la suspensión de su uso, el proceso de desmonte de la maquinaria obligó a demoler grandes fragmentos de muros y de algunos elementos estructurales”.

El documento señala que la construcción estuvo abandonada durante nueve años, en los que se deterioraron todos los inmuebles hasta que los adquirió la Misión Carismática Internacional. En 2001, el predio, con sus inmuebles industriales, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC). “Este edificio presenta características singulares; por su disposición arquitectónica, especializada en la producción de cerveza, se pueden entender claramente sus espacios según el uso. Por ejemplo, el área de envasado cuenta con estructuras metálicas de grandes luces que fueron diseñadas en Estados Unidos. Estas áreas se prestan actualmente para su rehabilitación y pueden llegar a acoger múltiples usos”, indica el arquitecto Gutiérrez Reyes.

La recuperación de la antigua Cervecería Andina se incluyó en el Plan Parcial de Renovación Urbana El Triángulo Bavaria, que quiere transformar esta zona industrial en un sector de usos mixtos con vivienda, comercio, servicios y equipamientos.