Fontibón se convirtió en una especie de pequeño museo vivo del ciclismo colombiano. Las bicicletas aún hacen parte de su idiosincracia. | Foto: Getty Images

DEPORTE

¿Sabía que Fontibón fue la última etapa de la Vuelta a Colombia en 1997?

Desde el 3 de mayo de 1997, cuando Fontibón fue el punto de llegada y premiación de la Vuelta a Colombia, los habitantes viven con euforia cada evento ciclístico.

Juan Diego Ramírez*
10 de enero de 2018

Desde su creación en 1951, Fontibón sirvió en muchas ocasiones como zona de tránsito de la Vuelta a Colombia. El 3 de mayo de 1997, sin embargo, la historia cambió: ese día el parque central de Fontibón dejó de ser paso obligado para convertirse en punto de llegada de un embalaje dramático. Las hojas de ruta decían que ese sábado se disputaría la etapa número 13 con un pelotón a punto de sucumbir; de los más de 100 corredores que habían tomado partida el 21 de abril, solo 70 iban a disputar la penúltima fracción de la edición número 47 de la vuelta, y ya cargaban con el peso de haber pedaleado 1.681,6 kilómetros.

A pesar del desgaste, a los ciclistas les esperaba un recorrido implacable de 179 kilómetros más. Después de la humedad del inicio en La Dorada, Caldas, debían subir hasta los 2.714 metros sobre el nivel mar y enfrentarse al Alto de la Tribuna en Villeta, Cundinamarca. Allí ascenderían 1.930 metros en un tramo de 37,5 kilómetros. Mucho después de sortear subidas con un promedio de inclinación del 5,15 por ciento hasta coronar el puerto de categoría especial, prepararían las estrategias para el embalaje en Fontibón. La variedad del recorrido significaba también la última oportunidad para tratar de recortar tiempo en la clasificación general encabezada por José ‘Chepe’ Castelblanco, integrante del equipo Kelme Telecom, quien había asumido el liderato en la quinta etapa.

Como el domingo 4 de mayo solo se disputaría el paseo de la victoria en Bogotá, en un circuito con llegada y salida en la calle 15 con carrera octava, Fontibón definía virtualmente al campeón. Sus habitantes, entendiendo que era un sábado con mucho en juego, salieron a la calle a involucrarse con la definición: el primero en cruzar la meta, luego de cinco horas y 23 minutos de pedaleo, fue el boyacense Gregorio Ladino, quien consiguió para su equipo Caprecom-Zapatos Kioo’s la tercera victoria de etapa en el certamen. Por entrar en el grupo principal con el mismo tiempo del ganador, Castelblanco aseguró el título.

Aunque la premiación fue al día siguiente, Fontibón vivió con euforia la jornada. No solo por la envergadura del evento en cuestión, sino también por la relación de la localidad con el ciclismo: en ese mismo parque, en los años sesenta, Ómar Hernández se sentaba a comer helado después de clases y a esperar a que una de las tantas bicicletas que transitaban lo llevara en el portapaquetes hasta Funza. Así, viendo pasar bicicletas –uno de los principales medios de transporte de la zona–, comenzó su sueño de convertirse en ciclista profesional. Después de retirarse (ganó una etapa en la Vuelta a España de 1987 y fue nueve días líder del evento en 1989), se dedicó a los negocios antes de convertirse en predicador en una iglesia de la localidad. Muy cerca de ahí, también en Fontibón, se radicó Efraín el ‘Zipa’ Forero, primer campeón de la Vuelta a Colombia, en 1951.

 Fontibón se convirtió en una especie de pequeño museo vivo del ciclismo colombiano. Las bicicletas aún hacen parte de la idiosincrasia de esta zona de la capital, con sus múltiples talleres y tiendas; por sus calles y ciclorrutas se hacen 31.269 viajes en bicicleta cada día. Según un estudio de la Secretaría de Movilidad de la Alcaldía Mayor de Bogotá, esta es la cuarta localidad del Distrito donde se hacen más viajes en cicla.

Aquí los habitantes asisten en masa a las etapas de la Vuelta a Colombia por el espectáculo, claro, pero también porque se sienten identificados con los protagonistas de las gestas. Por eso ese histórico mayo de 1997 la localidad se puso de fiesta, como hizo también en julio de 2002, cuando hubo tránsito en el marco de un circuito de 160 kilómetros, y el 5 de agosto de 2005, cuando se definió una etapa de la vuelta en la 17 con 99.

Al igual que ocho años atrás, esa vez la fracción inició en La Dorada y pasó por el Alto La Tribuna antes de los 40 kilómetros finales de terreno llano hasta la meta en Fontibón. A diferencia de aquella vez, sin embargo, en esta ocasión no hubo llegada masiva, aunque la emoción no fue menor. El boyacense Víctor Niño, del equipo Coordinadora-Lotería de Boyacá, ganó con el mismo tiempo (5 horas, 10 minutos, 33 segundos) que su perseguidor Mauricio Soler. Hernán Buenahora mantuvo el liderazgo, aunque dos días después, en la jornada final, fue desplazado por Libardo Niño. 

Ese año fue el último en que la localidad tuvo un final de etapa. Más adelante, cuando en 2008 y en 2013 el público volvió a salir a las calles para apoyar al pelotón en su camino hacia la meta en el Parque Simón Bolívar, la masiva asistencia de las jornadas sirvió para demostrar que la afición en Fontibón siempre responde a los eventos ciclísticos.

*Periodista deportivo.