Cerros de Fura y Tena, separados por el río Minero en Boyacá. | Foto: Guillermo Torres

INDUSTRIA CON MEMORIA

Conozca los mitos y supersticiones detrás de estas piedras

Las esmeraldas están rodeadas de creencias, supersticiones e, incluso, de mitos tejidos por pueblos que habitaron el altiplano cundiboyacense.

6 de septiembre de 2017

A unos 30 kilómetros del municipio de Muzo (departamento de Boyacá) se levantan los cerros Fura y Tena, que alguna vez estuvieron unidos y ahora separa el río Minero, cuyo cauce se agita de repente cuando los atraviesa.

Los muzos, etnia que habitó la zona y que ya está extinta, creían que los cerros representaban al hombre y a la mujer, la que Are, su dios tutelar, había enviado para poblar la región. Fura, la mujer, y Tena, el hombre, aprendieron a cultivar la tierra, tejer la lana y defender su territorio.

Cuenta la leyenda que la única condición que Are les impuso era que debían ser fieles el uno al otro, pues solo así conservarían su vida y verían a los muzos extenderse a través de lo que hoy es el altiplano cundiboyacense. Por siglos fue así, hasta que Fura se dejó tentar por un forastero llamado Zarbi y le fue infiel a Tena.

El castigo de Are no se hizo esperar: Tena debía quitarse la vida y Fura, testigo de la escena, lloró con tanta fuerza y por tanto tiempo que sus lágrimas se convirtieron en esmeraldas que formaron montañas. Hoy el río Minero representa a Zarbi y la infidelidad que separó a estos dos picos.

Del tamaño de los dioses

Los nombres de estos personajes los utilizó Víctor Carranza, el popular y controversial comerciante esmeraldero, para bautizar a las piedras más grandes que encontró en Muzo. Fura pesaba 11.000 quilates y Tena, 2.000. Se presume que la primera es la esmeralda más grande del mundo, y la segunda, la más valiosa. Ninguna se ha tallado o cortado, y mucho menos vendido.

Carranza dijo alguna vez que su precio era incalculable, y que deseaba que se expusieran en un museo en Muzo. Sin embargo, tras su fallecimiento en 2013, este par de esmeraldas fueron objeto de disputas entre sus herederos.