“No es solo un honor poder utilizar estas piedras, también me permiten hablar de mi país por donde quiera que voy”. | Foto: Cortesía Paula Mendoza

INDUSTRIA DE VALOR

Para la joyera Paula Mendoza, todo comenzó con una morralla

La reconocida joyera colombiana Paula Mendoza, radicada en Nueva York, cuenta cómo empezó su relación con las esmeraldas y qué significa para ella usarlas en sus colecciones.

Paula Mendoza*
6 de septiembre de 2017

Al recibir un e-mail que me pedía escribir un artículo sobre cómo uso las esmeraldas colombianas, permanecí un par de minutos en silencio y pensé en la gran responsabilidad que significa hablar de cualquier tema que envuelva la minería en nuestro país.

Conversé con personas a las que les compro piedras en Bogotá. Me pidieron que dijera algo sobre la poca atención al pequeño minero, el que más sufre, y que hiciera un llamado sobre la explotación de nuestros recursos.

El uso que les doy a las esmeraldas o al oro en mis joyas no es muy alto, pero sí el suficiente como para saber que debo hacer todo lo que hago con una conciencia especial y un respeto absoluto por el proceso. Hace diez años, cuando le compraba esmeraldas a uno de mis proveedores en Colombia, recibí como obsequio una morralla (piedra en bruto con esmeraldas). Pensé que era una roca absolutamente hermosa y que podía dejarla intacta y hacerme un anillo con ella.

Así empezó todo: al cabo de un tiempo, la morralla se volvió una de las características más sobresalientes de mi joyería y comencé a implementarla en todas mis colecciones. Para mí no es solo un honor poder utilizar estas piedras, también me permiten hablar de mi país por donde quiera que voy.

En medio de todo, enseguida comencé a preguntarme cómo acceder a estas piedras con unos principios sostenibles de respeto a la explotación de la misma y del proceso como tal. En la Avenida Jiménez con carrera Séptima, en Bogotá, la conocida Calle de las Esmeraldas, se escuchan historias de personas que las venden ilegalmente o que las procesan con químicos para hacerlas más verdes y atractivas. Por eso, cualquier contacto debe hacerse con responsabilidad y de forma cuidadosa.

Para mí, saber de qué lugar vienen las morrallas que adquiero es lo más importante. Si bien no puedo controlar ciegamente el proceso de compra, sí trato de entender cómo funciona este negocio para no apoyar el comercio informal. Ahí radica la diferencia.

*Joyera.