13,5 kilómetros de vías veredales han sido habilitadas con suelo-cemento. | Foto: iStock

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El novedoso sistema con el que se mantienen las vías

Las vías terciarias de Rionegro están en cirugía. Gracias a un procedimiento económico para pavimentar, 13,5 kilómetros de rutas veredales fueron habilitadas.

25 de noviembre de 2017

Rionegro habilitó 13,5 kilómetros de vías veredales con suelo-cemento y su meta es alcanzar los 250 entre carreteras rurales internas o interconexiones municipales. Desde hace 100 años en el mundo se aplica esta técnica para estabilizar las vías. Los marines de los Estados Unidos la utilizaban para desembarcar sus tanques y varias ciudades la implementaron porque pavimentar con ella era muy rápido: en un día se puede construir un kilómetro de carretera.

En Colombia se usa desde hace 60 años, pero nunca se había aplicado a las vías terciarias que unen a los municipios con sus zonas rurales, como viene haciéndolo Rionegro. Esta técnica mezcla el terreno de las vías con cemento, con el fin de aprovechar la consistencia de los tramos intervenidos y disminuir los costos de pavimentación. Estabilizar y mejorar un kilómetro con este procedimiento puede costar alrededor de 425 millones de pesos, mientras que con el sistema convencional vale unos 2.000 millones.

Rionegro incluyó en 2017 esta tecnología en la rehabilitación de sus carreteras terciarias. “Todas las veredas se verán beneficiadas porque los bajos costos de este sistema permiten pavimentar vías internas e intermunicipales. Por cada kilómetro convencional se hacen entre cuatro y cinco kilómetros con suelo-cemento. Iniciamos con una prueba de 400 metros y ya tenemos como meta 250 kilómetros”, sostiene Rodrigo Hernández, gerente de la Empresa de Desarrollo Sostenible del Oriente (Edeso).

Los caminos que antes eran de piedra y arena, hoy estarán habilitados como carreteras en mejor estado. Como se trata de labores manuales, el programa genera empleo en las zonas cercanas. Para trabajar un tramo terciario no intervenido antes, las personas primero retiran la maleza, las piedras grandes y otros materiales orgánicos del sector. Luego preparan el área y distribuyen el cemento por la superficie. Después revuelven el material del suelo con ese cemento y una máquina niveladora compacta la mezcla y la hace homogénea. Al final aplican una capa de asfalto o cualquier material que afinque la vía, por la que no solo pueden transitar personas, bicicletas, motos y carros, sino también camiones.

Los beneficios económicos son evidentes y en cuanto a lo ambiental, explica Tomás Restrepo, vicepresidente Regional-Colombia de Cementos Argos, el método minimiza la explotación de fuentes de materiales no renovables extraídas de río o peña usados en la construcción tradicional.

Para rehabilitar las vías, primero se retira la maleza, las piedras y otros materiales del suelo. Luego preparan el área y distribuyen el cemento por la superficie. Foto: Cortesía Alcaldía de Rionegro.

Adicionalmente, disminuye el transporte tanto de agregados como de desechos. Finalmente, la mezcla del suelo nativo y el cemento reduce el espesor de las capas de la vía, lo cual prolonga la vida útil de las estructuras.

A largo plazo, la población rural de Rionegro sacará otros provechos, pues el sistema reduce enfermedades asociadas al polvo que emana de las vías no asfaltadas y la disminución en un 50 por ciento del tiempo de los desplazamientos entre las veredas, los corregimientos y la cabecera municipal. Este proceso, a su vez, garantiza que las carreteras duren entre cinco y ocho años, y disminuye la frecuencia del mantenimiento que termina reduciéndose a una vigilancia preventiva.

Esta técnica también ha sido puesta en marcha en importantes obras a nivel nacional como en los aeropuertos de Puerto Berrío, Guapi e Ipiales; en la Autopista de Las Américas, Girardot-Honda-Puerto Salgar, en la Autopista del Café y Pacífico III. Con estos y otros ejemplos, el suelo-cemento se posiciona como una alternativa económica y rápida para mejorar la malla vial del país.