5 años de federado cumple el campo público de la Universidad Manuela Beltrán. Cuenta con 14 lagos artificiales y 60 búnkeres. Sus árboles son grandes y garantizan obstáculos difíciles de superar. | Foto: Jorge Serrato

TURISMO

¿Quiere aprender a jugar golf? Aquí lo puede hacer sin vaciar sus bolsillos

El precio es justamente uno de los mayores atractivos del campo público de la Universidad Manuela Beltrán. En donde además de clases se alquila todo el equipo.

10 de diciembre de 2017

Quienes nunca han jugado golf suelen pensar que es un deporte aburrido y reservado para las clases altas. La idea de pegarle a una pelota pequeña a lo largo de un campo hasta meterla en un hoyo pareciera simple, pero en realidad, el golf es uno de los deportes más difíciles de aprender y perfeccionar. Es común oír a profesionales diciendo que llevan décadas jugando y aún no llegan al nivel que quisieran, que en cualquier momento pueden cometer un error de principiante o que uno tiene que pegarle mal a la pelota 50 veces para hacerlo muy bien una sola vez. El golf es un reto constante, una lucha individual en contra de un campo y una serie de circunstancias que siempre están cambiando. Es un juego de posición, concentración, control mental y paciencia. Por eso es que la gente se acerca con escepticismo, lo prueba una vez y casi siempre vuelve.

Este deporte de más de 500 años mezcla perfectamente el conocimiento y el dominio de la física con la sutileza y la belleza de un arte. Es un juego que permite conocer el cuerpo, utiliza articulaciones y músculos a los que no se les presta tanta atención. Lograr un buen golpe depende de una suerte de sinfonía entre muchos pequeños movimientos sincronizados, basta con que uno solo de estos se haga mal para afectar el resultado.

Por otra parte, el golf es uno de los pocos deportes que pueden disfrutar personas de cualquier edad, desde los 3 hasta los 80 años; de hecho, muchos jugadores alcanzan su pico de rendimiento en edades maduras. Además son varios sus beneficios para la salud: por más que parezca un ejercicio poco aeróbico, jugar 18 hoyos implica caminar alrededor de cuatro horas y tiene efectos desestresantes y terapéuticos porque se practica en espacios al aire libre, tranquilos y silenciosos, donde las personas se sienten lejos del caos urbano. Vale la pena destacar que los campos suelen ser diseñados siguiendo principios estéticos, así que son lugares muy bonitos.

Un campo para todos

De todas formas es innegable que el golf es un deporte costoso. La mayoría de campos se encuentran dentro de clubes privados y a eso se debe sumar el valor del equipo. Sin embargo, existen alternativas económicas para acercarse al deporte. Una de ellas es el UMB Golf Club de Tocancipá. Se trata de un campo público administrado por la Universidad Manuela Beltrán, localizado a menos de cinco minutos en carro desde el centro del municipio. Para usarlo simplemente hay que pagar por el servicio. Y no hace falta tener palos propios, allá los alquilan para todo tipo de jugadores: hombres, mujeres, niños y personas zurdas.

Este lugar es ideal para quienes quieran tener un verdadero contacto con la naturaleza. Literalmente está en medio del campo, huele a primavera y mientras se recorre es posible ver diferentes especies de pájaros sabaneros. Los visitantes que vienen de Bogotá le dedican un día completo. Es un campo de 18 hoyos, par 72, divididos en 4 par 3, 10 par 4 y 4 par 5. Tiene un recorrido en zigzag de 6.815 yardas de marcas azules, 6.514 de blancas y 5.571 de rojas. Cuenta con 14 lagos artificiales y 60 búnkeres. Con más de 50 años, es un campo maduro, sus árboles grandes garantizan obstáculos difíciles de superar y la dificultad del recorrido es alta. Está federado hace cinco años, es decir, cumple con todas las condiciones para ser sede de campeonatos. Además, el club vende carnés de membresía para poder participar en torneos de otros clubes.

Está abierto de miércoles a domingo, de seis de la mañana a siete de la noche. Los fines de semana tiene disponibles hasta 120 caddies de primero, segundo y tercer nivel para acompañar a los jugadores. El caddie máster y algunos de los más calificados dictan clases individuales y grupales en el campo de práctica, incluso si se trata de grupos grandes. Este club es una buena alternativa para familias en las que no todos sus miembros estén interesados en el golf. Tiene una piscina recreativa, cuatro canchas de tenis en polvo de ladrillo, una multicancha para básquet y microfútbol, un spa, una zona de turcos y saunas, tres salones para eventos y un restaurante-bar especializado en gastronomía criolla.