El sistema de bicicletas públicas del Valle de Aburrá cuenta con 1.200 bicis y 53 estaciones. Foto: Cortesía Medellin Convention & Vistitor Bureau

MOVILIDAD

Mejor moverse en bici

Conozca las alternativas de movilidad limpia y sostenible que convertirán las calles del Valle de Aburrá en espacios ideales para ciclistas y peatones.

27 de octubre de 2017

Cada día, tan solo en Medellín se movilizan 1,5 millones de vehículos. Las congestiones no cesan y en el último año el número de muertes en accidentes de tránsito ha aumentado 9 por ciento. Teniendo en cuenta esos números, la Subdirección de Movilidad del Área Metropolitana decidió impulsar la movilidad activa, que utiliza la energía humana como motor de transporte. De esta manera los ciclistas y los peatones serán los grandes beneficiados.

Encicla

El sistema de bicicletas públicas del Valle de Aburrá (Encicla), nació como el proyecto de grado de tres estudiantes de diseño industrial de la Universidad Eafit: Lina López, Felipe Gutiérrez y José Ocampo. Ellos idearon los prototipos de bicicleta y de estaciones y los presentaron en eventos y ferias. De ese modo la idea llegó a oídos del Concejo de Medellín, que mediante un acuerdo municipal, ordenó crear un sistema de bicicletas públicas para la ciudad, aunque el Área Metropolitana se encargaría, entre otras instituciones, de echarlo a andar. Además de aportar recursos provenientes de la sobretasa ambiental, adelantó un convenio con Eafit para empezar con un piloto de 105 bicicletas y seis estaciones.

“Este modelo fue el gran impulsor de la bicicleta en Medellín. Fue lo que realmente nos ayudó a poner este medio de transporte en la agenda pública de la región”, cuenta Viviana Tobón, subdirectora de Movilidad del Área Metropolitana. Encicla se convirtió en el gran eje de promoción de las ‘bicis’ y ahora tiene más de 56.000 usuarios, 53 estaciones, 1.200 bicicletas y hace 11.000 préstamos al día, cifra que equivale a las personas que transporta una línea de Metrocable en ese mismo tiempo.

Encicla aún emplea el prototipo de bicicleta diseñado por los estudiantes: con un marco bajo, cómodo para hacer paradas frecuentes; cadena oculta, para que el usuario no se ensucie con grasa, y canasta para llevar bolsos o maletas.

Este sistema también ha servido de termómetro social. Permitió que las autoridades analizaran cuántas y qué tipo de personas utilizan este medio de transporte. Tobón recuerda que “cuando arrancamos, el 72 por ciento de nuestros usuarios eran estudiantes, como si juventud y bicicleta estuvieran relacionados. Hoy, solo el 40 por ciento son estudiantes”. Además, cuando empezó el sistema en 2012, el 66 por ciento de los usuarios era de estrato 4, y ahora, el 60 por ciento es de estratos 2 y 3, algo que respalda la idea de que la bicicleta no distingue barreras sociales.

Para Encicla, el futuro es prometedor. En este momento casi toda su operación está concentrada en Medellín y cuenta con una pequeña parte en Sabaneta, pero la meta para 2018 es llegar a los demás municipios del Valle de Aburrá, donde se construirán 55 nuevas estaciones y 45 más para Medellín.

Ciclistas y peatones

Los ciclistas y los peatones son claves para la movilidad en el Valle de Aburrá. Foto: Cortesía Área Metropolitana

No vale la pena impulsar el uso de la bicicleta si las ciudades no tienen infraestructura segura e incluyente para los ciclistas –y de paso, para los peatones–. De eso se trata la ‘ciclocaminabilidad’, un concepto que suena complicado pero cuyo significado es simple: todos merecen espacio para movilizarse.

Para eso, el Área Metropolitana tiene proyectado construir 120 kilómetros de andenes y ciclorrutas en los próximos dos años, lo que superaría los 79 kilómetros hechos desde 1987. La idea es desarrollar proyectos integrales que generen espacios amables, como el corredor de La Picacha, que conecta el occidente de Medellín con el sector Parques del Río y tiene una extensión de 3,8 kilómetros. Ahí se están recuperando los andenes, sembrando árboles y rescatando los espacios sobrantes en las calzadas para hacer parques de calle que la gente pueda aprovechar y no solo para estacionar carros y motos.

Otro proyecto consiste en intervenir las intersecciones viales, un espacio que se suele olvidar al construir ciclorrutas. “Normalmente los ciclistas tienen que resolver cómo cruzan los semáforos. Para evitar esto hemos identificado los puntos de mayor accidentalidad en el Valle de Aburrá y estamos haciendo una intervención segura, que consta de instalación de señales, semáforos adicionales, rampas y más espacio en los andenes”, explica Tobón.

Promoción, educación y cultura

Esta parte del trabajo de la Subdirección de Movilidad tiene mucho de su fundamento en la Ley 1811 de 2016, más conocida como la ley ‘probici’. La legislación busca incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte en todo el país y para ello plantea, entre otras ideas, la presencia de cicloparqueaderos en los edificios públicos y que los empleados de esas instituciones reciban incentivos para seguir pedaleando, como media jornada libre y remunerada por cada 30 días que lleguen a su lugar de trabajo en bicicleta.

Y si bien el Área Metropolitana trabaja para que esta ley se cumpla en las entidades establecidas, también ha hecho una gran labor para que las compañías privadas la acojan. De ahí parten los Planes de Movilidad Empresarial Sostenibles (Pems), cuyo objetivo es que los privados también tengan conciencia del impacto ambiental y social que tienen los desplazamientos de sus empleados. Por esto, los Pems no solo incentivan el uso de la bicicleta, sino la aplicación de horarios laborales flexibles para evitar las congestiones, o incluso el teletrabajo, que reduce considerablemente la huella de carbono.