21 gramos

Título original: 21 grams.

Año de producción: 2003.

Director: Alejandro González Iñárritu.

Actores: Sean Penn, Benicio Del Toro, Naomi Watts, Charlotte Gainsbourg, Danny Huston, Clea DuVall, Marc Musso.

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Si uno ve 21 gramos por segunda vez, disfruta mucho más de sus actuaciones terminantes, sus primeros planos agotadores y su atractiva forma de ensamblar los hechos de la tragedia. Confirma, de paso, los 'peros' que no lo dejaron en paz durante la primera ocasión: sí, esa sugerente estructura narrativa obliga a recibir cada escena como un golpe en el estómago y consigue imitar el orden en el que contamos los horrores que acabamos de presenciar -no podemos respirar, las imágenes llegan en desorden, vinculamos el presente con el pasado como si todo ocurriera al mismo tiempo-, pero ¿no es una cortina de humo que no nos deja ver que los personajes son seres inverosímiles?, ¿no crea un rompecabezas habilidoso a partir de un melodrama tan truculento como el de cualquier telenovela desgarrada?, ¿no cae en escenas risibles como aquella en la que se cita, de la nada, un verso del poeta venezolano Eugenio Montejo?

Es cierto, por lo pronto, que el guionista y el director de Amores perros, la película mexicana que puso a los críticos de acuerdo, han vuelto a imaginar, ahora en inglés, tres destinos que se cruzan por culpa de una desgracia. Y que el gran trabajo de sus actores nos impide, esta vez, renegar de sus excesos (Naomi Watts es una drogadicta salvada por un matrimonio feliz; Benicio del Toro, un hampón redimido por la palabra de Cristo y Sean Penn, un profesor sin futuro ni pulmones que espera un trasplante de corazón). Es verdad, además, que ciertos 'peros' engrandecen ciertos relatos. Y que lo mejor que puede decirse de 21 gramos es que discutimos con ella hasta volverla a ver.