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ACTOS DE AMOR

Un insulso drama alrededor de un romance entre un maduro profesor de letras y una provocadora estudiante.

25 de mayo de 1998

Lo que en primera instancia parece ser un intenso drama con intenciones de florecer a partir de los encantos de un romance entre un maduro profesor y una atractiva estudiante, capaz de remover los recios ideales de su maestro, termina convertido en una historia banal con graves deficiencias narrativas. Tal es el caso de Actos de amor, la película del director Bruno Barreto protagonizada por Dennis Hopper y secundada por la joven y sensual Gail Cronauer. La cinta narra la historia de un provinciano profesor de literatura, quien por debilidad de temperamento, o por una timidez insoportable, ha visto pasar la vida encerrado en el pueblo que lo vio nacer. Enamorado de la misma mujer desde su adolescencia, al final del camino cree encontrar por fin la estabilidad emocional al lado de ella, quien a su vez ha sufrido el abandono de su esposo y busca en su eterno pretendiente el último refugio de su vejez. Pero todo cambia cuando un nuevo habitante llega al pueblo, acompañado de su hija adolescente, una hermosa joven que se convertirá en la obsesión de su tutor. Al fin y al cabo ella ofrece una oportunidad de oro para realizar a destiempo lo que nunca supo afrontar en sus mejores años. El triángulo amoroso, que insinúa interesantes móviles en su desarrollo temático, sucumbe a los pocos minutos de iniciado el filme. Apenas un saludo entre el maestro y su Lolita es suficiente para que el director decida concretar, de una vez y sin mayor encanto, sin conquistas ni preludios, un encuentro amoroso sólo creíble en el territorio de los sueños. A partir de ese momento la película no es capaz de hacer otra cosa que seguir un juego desaprovechado por principio, sin posibilidad de redimirse, agobiada por sus propias carencias argumentales. Poco más se le podía pedir a una cinta que arruinó sus intenciones de antemano.