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Adiós, diamante loco

Syd Barrett, quien murió en días pasados, fue el encargado del despegue de la legendaria banda Pink Floyd. Un músico muy influyente y una vida cargada de traumas y misterios.

15 de julio de 2006

Como casi nadie recordaba que Syd Barrett estaba vivo, su muerte fue como una resurrección. Casi olvidado por los veteranos y desconocido por los jóvenes que conocieron a Pink Floyd con The wall, Barrett regresó a las primeras planas el pasado martes 11 de julio, cuando el mundo le rindió tributo al misterioso poeta, músico y pintor que combinó la fantasía de la Inglaterra victoriana de Alicia en el país de las maravillas con la sicodelia.

Roger Keith Barrett nació el 6 de enero de 1946 en Cambridge y desde muy joven participó en varios proyectos musicales. En 1963 se mudó a Londres y allí se reencontró con su amigo el bajista Roger Waters, quien lo invitó a unirse a los Screaming Abads, donde ya militaban el baterista Nick Mason y el tecladista Richard Wright. Por sugerencia de Barrett, el grupo pasó a llamarse The Pink Floyd Sound, homenaje a los intérpretes de blues Pink Anderson y Floyd Council.

Barrett asumió el control de Pink Floyd. Lo sacó del ambiente del blues-rock y lo llevó a las más lejanas fronteras de la experimentación. Barrett, Waters, Wright y Mason se presentaban en un local llamado el UFO, en Tottenham Court Road, donde le sumaban a su música toda suerte de proyecciones y efectos visuales.

A comienzos de 1967 firmaron contrato con el sello Harvest, subsidiario de EMI, y grabaron Arnold lane y See Emily play. En vista del inesperado éxito de esta última canción, grabaron The piper at the gates of dawn, el primer álbum de Pink Floyd, escrito casi en su totalidad por Barrett, y considerado por muchos críticos como el mejor de la banda.

Pero la letal combinación de LSD y esquizofrenia comenzó a hacer mella en Barrett. En 1968 le era casi imposible sostenerse en el escenario. David Gilmour y otros músicos comenzaron a reemplazarlo en vivo y apenas si participó de las grabaciones del que sería A saucerful of secrets, el segundo LP de Pink Floyd, donde Barrett sólo firmó la canción Jusband blues y fue coautor del tema que le da nombre al álbum.

Barrett fue sustituido definitivamente por David Gilmour, y Pink Floyd se fue alejando de las propuestas de Barrett hasta lograr un sonido mucho más accesible al gran público.

Pero los integrantes de Pink Floyd no lo abandonaron. En 1969, Gilmour ayudó a Barrett a grabar una serie de canciones y lanzar con Harvest el álbum The madcap laughs, publicado en enero de 1970, en el que, además de Gilmour participaron también los integrantes de Soft Machine. A pesar de las nulas posibilidades comerciales del álbum, pocos meses después lanzaron Barrett. Desde entonces, Barrett se refugió en la casa de su madre y desapareció de la vida pública. En 1988 EMI lanzó Opel, una colección de canciones inéditas y versiones alternativas de algunas de las canciones de los dos álbumes originales.

El fantasma de Barrett siguió presente en la obra de Pink Floyd. En The dark side of the moon, de 1973, Waters le dedicó Brain damage. Dos años más tarde, la banda manifestó que Shine on you crazy diamond, el tema principal del álbum Wish you were here, era un homenaje a Barrett. Además, el personaje de The wall (1979) combina la infancia de Waters con la incapacidad de Barrett para asumir el estrellato y la fama. Una fama que le fue esquiva, a pesar de que siempre ha estado en el corazón de los millones de seguidores de Pink Floyd que conocen la historia desde el comienzo y que le agradecerán por siempre canciones como Astronomy domine, Mathilda mother, Interstellar overdrive y Bike.