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Ahora o nunca

El pianista colombiano más talentoso de las últimas décadas debuta esta semana en la Sala Skandia.

Emilio Sanmiguel
15 de mayo de 2010

Desde los 11 años José Luis Correa tomaba el bus en Caldas, un pueblo al sur de Medellín, para ir al Conservatorio de la Universidad de Antioquia. Esa etapa terminó hace dos meses, cuando en su recital de grado recibió el cum laude de un jurado presidido por la pianista Blanca Uribe.

En la Universidad lo veían como un caso de gran dedicación hasta 2004, cuando en su clase de piano Teresa Gómez vio tras esa consagración el gran talento que raras veces se ve en la academia. La relación dio frutos y a los 15 años Correa ya tocaba en los Estudios de Moszkowski que se reservan a los verdaderos virtuosos: "Ser maestra de un talento tan grande es una gran alegría, pero no es cosa de todos los días", pensó Teresa cuando resolvió mandar a su casa de Caldas uno de sus pianos de cola "para que trabajara en un instrumento a su altura".

En realidad el grado con honores es un paso más para el más talentoso pianista que ha dado el país en las últimas décadas y cuya única alternativa hoy es ir a uno de los grandes conservatorios del mundo.

De hecho el país tiene una responsabilidad. Como la que asumió el Congreso de Chile cuando apostó por Claudio Arrau, que terminó siendo uno de los pianistas más famosos del mundo, o Juan Domingo Perón, que le facilitó las cosas a Martha Argerich: "Haceme quedar bien, piba" le dijo a quien fue la más grande pianista del siglo. Venezuela hoy tiene sus mejores embajadores en la pianista Gabriela Montero y el director Gustavo Dudamel, llegados a la cima gracias al apoyo de su país.

Skandia le apostó a Correa y presenta este jueves 20 en su auditorio el recital de debut de Correa en Bogotá, que despierta las más altas expectativas. Tocará un programa digno de su talento: Nocturnos, de Chopin, el virtuosismo de Liszt y Rachmaninov, música española de Montsalvatge y Granados y la compleja Sonata Appassionata de Beethoven.

Es ahora o nunca. Para llegar a la cima hay que trabajar a tope porque el reloj no se detiene, el desarrollo de manos y brazos tiene su límite antes de los 30 años y hay que recibir la tradición de los grandes conservatorios y vivir su competitividad. Colombia solo ha tocado en las grandes ligas de la música cuando el clavecinista Rafael Puyana puso el nombre del país en los más grandes escenarios del mundo. Correa es la nueva oportunidad para decir con orgullo: "¡Es colombiano!".