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AL FILO DE LA MEDIA NOCHE

En "Enviado Especial", Germán Castro Caycedo denuncia irregularidades en el contrato de explotación de las minas de El Cerrejón. Un programa con el favor de la opinión pública y un enemigo: la hora.

1 de noviembre de 1982

Cuando el pasado 27 de septiembre, a las 11 p.m. por la primera cadena de TV, aparecía el óvalo negro sobre fondo verde esmeralda que identifica al programa "Enviado Especial", miles de colombianos noctámbulos, con 6 años de fidelidad al programa periodístico, no sabían que les esperaban 60 minutos de preocupantes revelaciones. Su director, Germán Castro Caycedo, por primera vez con corbata, azul por más señas, no sabía tampoco que, al día siguiente, once periódicos de todo el país reproducirían las denuncias que hacía contra el contrato entre la Exxon, Intercor en Colombia, y Carbocol, para la explotación de las minas de carbón de El Cerrejón en La Guajira.
Con su habitual estilo y tono informales --tanto que a veces parece improvisando-- y su voz nasal, fue destapando, documentos en cámara y cartas en mano, algunas de las irregularidades halladas. Aquellas sobre las cuales tenía el respaldo objetivo de unos documentos y unos testimonios, de una investigación exhaustiva, comprobada tras largas semanas de husmear, de viajar, de indagar aquí y allá.
Fueron 60 minutos ese 27 de septiembre y 60 al comenzar esta semana. Dos horas que mantuvieron despiertos a millones de televidentes en todo el territorio colombiano. Dos horas de revelaciones sobre personal norteamericano que trabaja ilegalmente en el país o que no llena los requisitos exigidos para el desempeño de sus funciones, pero que gana salarios de seis jugosas cifras; sobre negación de oportunidades de empleo para personal colombiano; sobre trailers que no son sino casas prefabricadas con ruedas sobre locomotoras Diesel, no precisamente las más baratas y convenientes, fabricadas por la misma Exxon; sobre la no participación de la Flota Mercante Grancolombiana en el transporte del mineral, coincidiendo con que Exxon posee una flota 17 veces más grande que la compañía colombiana; sobre el engaño de la transferencia tecnológica sobre violación de normas legales. En fin, sobre la realidad de un contrato en el que Colombia es, al parecer, la Cenicienta del paseo.
A los programas, de excelente factura técnica, realizados con una estructura similar a la de programas norteamericanos de este tipo, habría, sin embargo, que señalarles un pero: los televidentes no tuvieron la oportunidad de conocer la versión del "otro lado". Hubiera sido interesante y en el caso de que los cargos no hubieran podido ser descargados, sin duda alguna le habrían añadido mayor peso a las denuncias.
Sin embargo, y a pesar de la gravedad de las acusaciones, cuando aún falta otro programa para salir al aire, Germán Castro considera que éstos no han sido sus mejores programas, ni los más difíciles de realizar. Aún conserva frescas en su memoria las imágenes del tercer programa que realizaba para TV, después de 8 años de trabajo en "El Tiempo". Fue la travesía del páramo de Pisba, entre Quebradas y Ninchía. Cuando llegó a Ninchía con su grupo de trabajo llevaba sólo dos horas de retraso a causa de una tormenta, y les quedaba solamente media libra de arroz, media de café y media de lentejas. Entonces supo, más que nunca antes, que el éxito de su trabajo depende en un alto porcentaje de la planificación y de la organización. Y éso que las malas lenguas dicen que es desorganizado y que el relojito de todo el engranaje de "Enviado Especial" es su asistente, Margarita María Henao. Ella "tiene la particularidad de hacerme sentir como un retardado mental. Antes de que le diga algo, ya lo ha hecho", dice descubriendo una sonrisa detrás de su inconfundible bigote mazamorrero teñido de prematuras canas.
Hongos en los pies y el daño de una cámara de 10 millones de pesos es el recuerdo nada grato de uno de los programas más difíciles, realizado en el tapón del Darién: cuando filmaban la tala de un árbol, una rama dio al traste con la cámara. Y recuerda también la dificultad del que hicieron en las minas de Muzo, por el esfuerzo físico que implicaba subir montañas con el equipo a cuestas. Pero el mejor, en términos de investigación, porque no había antecedentes en Colombia, fue el que se grabó sobre la contaminación de la bahía de Cartagena con mercurio, tal vez una de las pocas veces en las que contó con la ayuda de uno de los periodistas que más admira, Alberto Donadío. Ganador de premios nacionales e internacionales, escritor de reportajes periodísticos como "Perdido en el Amazonas", "Colombia amarga" (texto de estudio y consulta en 212 colegios colombianos) y "Mi alma se la dejo al diablo", sumados en más de 200 mil ejemplares Castro Caycedo no se hizo "enviado especial" en la TV..

A SOLAPAZOS
Una experiencia prematura en un periódico escolar mimeografiado, un programa de radio sobre toros desde una emisora de Zipaquirá primero, y luego desde la Emisora Mariana en Bogotá, le dieron el tono del oficio. Pero tendría que pasar por "La República". como seleccionador y titulador de cables internacionales, de donde prácticamente lo botaron por bajo rendimiento, para llegar a "El Tiempo", el lugar "donde verdaderamente me hice periodista" Fue Humberto Jaimes quien se lo llevó como colaborador de la página deportiva.
Un día, Hernando Santos - entonces sub-director del diario--, a la voz de Jaimes que le decía señalando a Castro, "fue éste", lo cogió de las solapas y comenzó a zarandearlo. Con los ojos desorbitados, no sabía lo que pasaba. Tardó unos segundos en darse cuenta de que no era una paliza lo que estaba recibiendo, sino una efusiva felicitación. Un reportaje que había hecho con Pancho Villegas, entrenador del Deportivo Cali, le abrió los ojos a Hernando Santos sobre las posibilidades de Castro y a Castro las puertas de la redacción general. Era el año 68. Empezó a recorrer el país viajaba de un lugar a otro haciendo reportajes, escribiendo crónicas. Intentaba rescatar el estilo periodístico que, en los años 50, había tenido su gran época con Germán y Leopoldo Pinzón, Antonio Pardo, Miguel Villamil y Camilo López, entre otros. Y él mismo se fue convirtiendo en "estrella" del periódico. Nada se le negaba, ni los viajes más absurdos. Hasta el punto de que solamente en un año le alquilaron 19 avionetas para viajar a distintos puntos de la geografía colombiana. De esa experiencia nació "Colombia amarga".
Y R.T.I. le echó el ojo y lo llamó en 1976 para trabajar en el programa que lo ha hecho familiar a los televidentes colombianos. Fue el 1 de abril de 1976 cuando el primer "Enviado Especial" salió al aire. Había tenido que pasar por un curso de entrenamiento de tres meses con Bernardo Romero Pereiro quien le enseñó los elementos mínimos y básicos del lenguaje de la TV. La cámara y no la máquina de escribir sería, desde entonces, su principal instrumento de trabajo. Y como no podía dejar de ser el corredor de caminos y el hacedor de trochas que había sido, empezó a sacar las cámaras fuera del estudio.
Seis años y más de 150 programas al aire contabiliza Germán Castro Caycedo al frente de un equipo que incluye camarógrafo, auxiliar, asistente y tres personas más para montar el programa. Cada programa, en promedio, requiere un trabajo que supera las 50 horas, con inversiones muy altas y una baja rentabilidad actual del espacio, dada la hora y la crisis comercial aún no superada.

TROPEZONES
No todo ha sido fácil. En 1980, durante ocho meses, el programa fue literalmente confinado al estudio. El entonces ministro de Comunicaciones Manuel Arias Carrizosa, arbitrariamente tomó la decisión de prohibir la producción de programas en el formato de video de 34 de pulgada aludiendo razones de calidad técnica. Sin embargo, Castro, en un curso de TV que hizo en Alemania ese mismo año, pudo comprobar que allí se utilizaba el mismo equipo que aquí pomposamente se había vetado. "Fue un bache horrible, el programa estuvo a punto de acabarse" El periodismo que le gustaba se estaba ahogando en el estudio, asfixiando entre luces artificiales, escritorios, sillas giratorias e invitados encorbatados.
Y el año pasado tampoco fue de rosas. Después de 6 años con el programa emitiéndose en horario triple A, el computador al que se responsabilizó de la adjudicación, lo envió "al lugar adecuado", a las 11 p.m., y enfrentado a un enlatado en competencia desleal. Pero Castro afirma: "me siento orgulloso en medio de todo, que un gobierno como el de Turbay me hubiera mandado a esas horas. Hubiera sido muy grave que por ser 'palaciego' me hubieran ubicado en un horario triple A"
Ahora queda pendiente la próxima licitación. Aunque se abre un interrogante: el exceso de celo y la honestidad a toda prueba de Gustavo Castro Caycedo, director de INRAVISION y hermano de Germán Castro, ¿serán obstáculo para una mejor ubicación del programa en el caso de que vuelva a licitarse? Porque podría suceder exactamente lo contrario de la pasada ádjudicación: que el ser "palaciego" más que un pro sea un contra.