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AL SUR, AL SUR

Expedición arqueológica busca en el Amazonas raíces prehispánicas.

22 de diciembre de 1986

Es bien posible que al culminar la expedición emprendida hace poco por un equipo de 11 investigadores para estudiar algunos yacimientos arqueológicos de la Amazonía, casi todas las conclusiones sobre la historia de esa región -tenidas como ciertas hasta hoy por los antropólogos-, se vayan a tierra ante los nuevos horizontes abiertos por los resultados.
En la zona comprendida entre los poblados de Araracuara y La Pedrera, en el bajo río Caquetá, el grupo científico integrado por un estudiante de antropología, un ingeniero forestal, un agrónomo, un agrólogo, un químico, un ingeniero de sistemas, un geólogo y un biólogo, y encabezado por los antropólogos Luisa Fernanda Herrera, Santiago Mora e Ines Cavalier, intenta deducir la forma como el hombre amazónico manejó su medio ambiente antes de la llegada de los españoles, mediante exámenes de suelos, carbón, polen fosilizado y materiales arqueológicos.
Un aspecto sobre el que podría hacer luz, lateralmente, esta investigación, tiene que ver con el origen de la cultura agustiniana, del cual todo lo que se sabe pertenece al terreno de la conjetura.
"Los autores discuten todavía -afirmo en la "Historia del arte colombiano" el desaparecido Eugenio Barney Cabrera -diferentes teorías e hipótesis, diciendo unos que el centro matriz, desde el cual irradiaron las culturas del sur y del norte, fue San Agustín; otros, en cambio, alegan que las influencias mayas, olmecas y de Teotihuacán llegaron en tempranas épocas hasta el Macizo Colombiano" (...) "Pero también se defiende por algunos autores la teoría de que la cultura agustiniana ascendió desde la Orinoquia y parte del Amazonas, en donde existen huellas de cerámica que marcan una ruta segura por la cuenca de los grandes ríos orientales hasta subir a los caminos andinos".
Consultado acerca de tales teorías, el director del Instituto Colombiano de Antropología, Roberto Pineda Giraldo, puntualizó cómo sucesivamente "el profesor alemán K Th. Preuss, Gerardo Reichel-Dolmatoff y Luis Duque Gómez han insinuado la correlación entre ciertas comunidades amazónicas y la cultura agustiniana, cultura ésta que aún no ha sido definida en su origen. El primero -añade Pineda Giraldo- explica que la presencia del tema del Doble Yo en la escultura de San Agustín, como vinculada con los viajes del yahé practicados entre los grupos huitotos, que causan cierto desdoblamiento de la personalidad. Reichel encuentra que las comunicaciones entre el Amazonas y San Agustín son relativamente fáciles y Duque Gómez anota temas coincidentes en decoraciones ceremoniales amazónicas y en la estatuaria agustiniana. Pero estos deben ser tomados más como caminos de investigación que como motivo de especulación".

TERRITORIO DESCONOCIDO
Fueron las observaciones de Eliécer Silva Celis, quien en 1963 señaló al río Caquetá como antigua vía de comunicación entre los Andes y la Amazonia, las que sirvieron como estímulo del interés de nuevos investigadores hacia la región. Hoy, dos décadas después, dineros y personal científico del Instituto Colombiano de Antropología, Colciencias y la Universidad Nacional, se han conjugado en un proyecto a tres años para comenzar a definir los problemas arqueológicos de la Amazonia.
Por sus dificultades de comunicación y su insalubridad -obstáculos evidentes para cualquier investigación-, la Amazonia es el lugar del país menos conocido por la arqueología colombiana. La acidez de sus suelos, que todo lo descompone, así como el aislamiento geográfico, han sido factores particularmente adversos al trabajo arqueológico, pero, paradójicamente, no han constituido impedimento para el avance de una colonización que amenaza destruir el equilibrio mantenido durante más de quince siglos de ocupación por el hombre precolombino.
Pese a esto, luego de Silva Celis antecedieron a este proyecto las investigaciones realizadas entre 1968 y 1982 por Charles E. Bolian en el Trapecio Amazónico; Gary L. Brouillard, Elizabeth Reichel, Martin von Hildebrand, Fernando Urbina, Leonor Herrera, Warwick Bray, Colin McEwan y Angela Andrade en diversos sitios sobre las márgenes del río Caquetá; Juan Guillermo Saldarriaga en el alto Río Negro y María Victoria Uribe en la cuenca del Putumayo.

DERRIBANDO MITOS
Es obvio que el poderoso interés que ha empezado a despertar el estudio arqueológico de la Amazonia no sólo está relacionado con el conocimiento de su historia remota, sino con la ineludible perspectiva de poblamiento de esa región en un futuro no lejano.
Trabajos efectuados por Elizabeth Reichel y Martin von Hildebrand en La Pedrera, revelaron desde 1974 la presencia de tierras negras y pardas que indican el tratamiento dado por el hombre al suelo amazónico para aumentar su rendimiento en las labores agricolas. Se suman a este hecho el hallazgo de cerámicas correspondientes a diferentes períodos y grupos culturales en puntos diversos de la Amazonia, tanto en Colombia como en Venezuela, Brasil y Perú, y el reciente descubrimiento, mediante el estudio del polen fosilizado, de la ocurrencia de severos cambios climáticos que contradicen la hipótesis según la cual el bosque amazónico ha sido estable a través de los siglos.
Todo ello ha conducido a los antropólogos a pensar, contrariamente a lo que se había creído siempre, que el número de pobladores del Amazonas preshispánico debió ser muy superior al estimado tradicionalmente, y que, al parecer, el hombre supo adaptarse al medio recurriendo al nomadismo, en un comienzo, hasta llegar a localizarse en grandes núcleos de población, cuando aprendió a fertilizar y a trabajar provechosamente el muy pobre suelo amazónico, y constituyó lo que se presume que fue un gran complejo cultural cuyo territorio podría abarcar toda la cuenca del Amazonas.
Hace 10 años se calculó en cerca de siete millones el número de habitantes prehispánicos de toda la Amazonia. Estudios de la vegetación han mostrado que el clima de la región no siempre ha sido tropical, llegando a tener lapsos de intensas precipitaciones, e inclusive, varios periodos de aridez hasta apenas hace unos 500 años, durante los cuales el bosque se fragmentó en pequeñas islas de vegetación. En la parte central amazónica se han encontrado sedimentos de cinco lagos que sugieren, según los investigadores, los constantes cambios climáticos ocurridos hace veintiún mil años.
Armados de estos elementos y con un presupuesto superior a los 89 millones de pesos, los responsables del proyecto intentan replantear las ópticas "culturalistas" a través de las cuales se han interpretado los datos arqueológicos del Amazonas. Una de estas hipótesis señala que la relación entre la población, los desplazamientos de esta en el espacio y la capacidad del medio para alimentar a dicha población, es la determinante que impide o permite la concentración de grupos en una zona. Otra supone la existencia de nichos ecológicos en la hoya amazónica, que propiciaron la formación de culturas complejas, como las existentes antes de la llegada de los europeos. Esta hipótesis se basa en la existencia de dos tipos de bosques en la cuenca del Amazonas: la Várzea y la Tierra Firme. La primera de ellas es el área inundable a lo largo del río, que por los desbordamientos y la gran cantidad de nutrientes que recibe al anegarse, da lugar a una agricultura de alta producción.
De cualquier forma, ya ha sido establecido que el actual sistema de tumba y quema, considerado caracteristico de las tierras bajas de la cuenca amazónica, no fue el único modo de cultivo conocido. La investigación de Angela Andrade sobre las tierras negras y pardas de Araracuara, llevada a cabo en 1982, puso de relieve el hecho de que allí hubo una ocupación prolongada, durante la cual el hombre adecuó tierras para sus actividades agricolas, abonándolas con sus desechos orgánicos y con residuos vegetales y animales.
"El conocimiento de los antiguos sistemas de uso de los recursos -advierten los autores del proyecto- permitirá evaluar las actuales tecnologías y podría ayudar a la introducción de cambios para lograr en la Amazonia una utilización más racional del medio ambiente".