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ANGELES Y REMOS

Hollywood insiste en sus historias de serafines y agentes secretos para contrarrestar tanto sexo y violencia

10 de marzo de 1986

Un agente secreto a quien liquidan públicamente y le asignan un nuevo rostro, una nueva identidad, una nueva conciencia para que pueda infiltrarse entre los enemigos con mayor facilidad, y un muchachito que todo lo hace mal, que es torpe y objeto de burla de sus compañeros en el colegio, aparentemente no tienen nada en común, pero forman parte de esa iconografía de Hollywood que año tras año sigue dando resultados, porque, cada vez con más imaginación, sus situaciones son más desesperadas y la ayuda que reciben llega de donde menos la esperan, hasta del cielo.
El agente que muere durante los primeros minutos de "Remo Williams" y el chico a quien un ángel asiste durante varias semanas hasta cuando la torpeza se convierte en otra cosa, en "El ángel guardián", son dos personajes simples, ingenuos, cargados de una inocencia que choca con el medio cinematográfico que los rodea, en el que predominan caracteres más sórdidos, más perversos, retorcidos, dispuestos a arrasar con la tranquilidad de los demás.
El corazón de la historia de "Remo Williams" gira alrededor de las relaciones de Remo con ese anciano chino que enloquece con las telenovelas, que nunca come alimentos que no sean verduras o frutas naturales, que tiene los huesos y los músculos magros totalmente endurecidos, que posee el don de la levitación y además lee el pensamiento ajeno y que lo va convirtiendo de un simple policía con excelentes reflejos en alguien capaz de eludir las balas más veloces, caminar sobre el agua y el fango, ser más rápido que los pájaros y dotado de una serie de facultades sensoriales que lo convierten en émulo del hombre nuclear.
En la otra película citada, "Un ángel guardián", dirigida por un recién llegado a Hollywood, Cary Medoway, la relación celestial es más directa, más tangible y prácticamente retoma personajes y situaciones tratados antes por el cine, incluyendo "El cielo puede esperar", con Warren Beatty, y otras clásicas.
Imitando a James Dean y Sal Mineo, un grupo de colegiales presencia cómo dos amigos que quieren a la misma muchacha se lanzan con sus automóviles contra un barranco: perderá el primero que salte al suelo, el que sienta más miedo. Uno de los dos, interpretado por Lewis Smith, se lanza al fondo del precipicio y se mata, mientras su auto estalla en llamas.
La muchacha llorará conmovida, pero más tarde se casará con el otro rival y tendrá un hijo, quien en los años ochenta será un joven torpe, a quien todos colocan zancadillas, a quien todos dan patadas y nadie respeta.
Mientras tanto, el espíritu del otro chico, convertido en un ángel que aún no puede subir al cielo porque tiene que ejecutar una obra de caridad en la Tierra, es enviado para que ayude a ese torpe que lo pasa tan mal.
Lo que en "Remo" es un aprendizaje para sobrevivir a los ataques de los enemigos, en " El ángel guardián", se convierte en simple acto de complicidad, en un gesto de ternura que es vigilado por otro ángel, más viejo y más cínico siempre a bordo de una moto que lo lleva a todas las galaxias celestiales.