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Afiches de algunas de las 29 películas que se proyectarán en las plazas públicas de Envigado, Bello, Sabaneta, Itagüí y Medellín. El Festival tendrá también un capitulo bogotano en las salas de cine del centro comercial Avenida Chile.

FESTIVAL

Antioquia va al cine

Esta semana comienza el Festival de Cine sin Fronteras: las imágenes se toman el Valle de Aburrá.

17 de julio de 2010

Hacia mediados de los años cincuenta era común que la gente fuera a ver cine en las plazas y parques de los pueblos. Entonces no existían las grandes salas de exhibición y los dulces se comían frente a una pantalla al aire libre. Aunque las cosas hayan cambiado, hay quienes recuerdan esos tiempos con nostalgia. Para ellos -y para todos los amantes del cine- el IV Festival de Cine sin Fronteras, que se realizará en Medellín y el Valle de Aburrá del 22 de julio al 2 de agosto, trae una selección de películas que se proyectarán en espacios no convencionales de los municipios antioqueños.

En Medellín se adecuarán cerca de 20 salas en el Centro Columbo Americano, el Centro Cultural Moravia, el Teatro Matacandelas, los museos de Antioquia y Arte Moderno, el Jardín Botánico, el Parque de los Deseos, la Universidad de Antioquia y Eafit.

En su cuarta edición, el Festival tendrá una muestra central de 26 largometrajes, un cortometraje, dos preestrenos nacionales y cuatro internacionales. Por Colombia irán las películas encargadas de la inauguración y la clausura: Los extraños presagios de León Prozak, del director Carlos Santa, y Beatriz González. ¿Por qué llora si ya reí?, de Diego García Moreno. Una buena selección a la que se suma la aclamada El vuelco del cangrejo y que viene precedida por la noticia de que los directores colombianos Rubén Mendoza y Óscar Ruiz Navia fueron escogidos, junto a otros cinco proyectos a nivel mundial, para participar en la Cinefondation del Festival de Cannes.

Los preestrenos internacionales correrán por cuenta de la española Camino, de Javier Fesser; la alemana En el séptimo sello, de Andreas Dressen, y las francesas Chloé, de Atom Egoyan, y Mademoiselle Chambon, de Stéphane Brizé. Las cuatro hacen parte de la selección de contenido alternativo que se proyectará en el teatro Vizcaya de Medellín. Además, durante 11 días se presentarán cintas de Bolivia, Chile, Estados Unidos, México, Austria, Irán y Corea del Sur. Allí estarán Zona Sur, Retrato de antipoeta, Tiro en la cabeza, Lo que sé de Lola y El visitante. "Un cine distinto, que habla otros idiomas, aborda otros temas, se plantea retos diferentes y llega a nuevas soluciones", resume Pedro Adrián Zuluaga, curador del Festival.

Es precisamente esa intención de ampliar el mapa cinematográfico la que entra en sintonía con el Bicentenario de la Independencia. Este año el Festival lanza la pregunta '¿Independiente de qué?', que abre la puerta a una honda reflexión sobre el papel que el cine ha desempeñado como vocero de la modernidad. Al fin y al cabo, una de las celebraciones de 1910 consistió en la creación del primer lugar estable de proyección de cine en el país. Cien años después, el espacio de Sin Fronteras no es solo para la exhibición de cintas, sino para "crear una esfera pública de encuentro, pero también de crítica y de disenso", dice Zuluaga.

Por ello, además de las proyecciones, el Festival contará con un programa académico en el que participarán el público asistente y los actores, directores y críticos invitados entre los que se encuentran el director argentino Sebastián Lelio, la investigadora argentina Patricia Carbonari y el artista colombiano Carlos Santa.

Como si fuera poco, otra de las cartas de presentación estará a cargo de los jóvenes talentos. Uno de ellos es el director argentino Raya Martin, uno de los mayores nombres del cine contemporáneo que con solo 26 años tiene una filmografía compuesta por cuatro largometrajes y varios cortos. Martin traerá la película Independencia. A su lado, hay toda una nueva generación: el mexicano Nicolás Pereda con Juntos y Perpetuum Mobile, la argentina Lucía Puenzo con El niño pez y la austriaca Jessica Hausner con Lourdes.

Ya sea en una pequeña sala o en el parque de un pueblo, el cine permite ver otras realidades, a veces no muy amables, pero siempre abiertas a la reflexión, la crítica y el diálogo. ¿Y qué mejor época para el debate que el Bicentenario? El Festival de Cine sin Fronteras está listo para ello.