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ARTE JOVEN

Seis nuevos pintores exponen sus obras enl a Galería Diners.

13 de agosto de 1990


Aunque no lo parezca a primera vista, Colombia es un país de artistas. En especial en lo que tiene que ver con las artes plásticas. Casi a diario aparecen nuevos nombres y, si bien muchos de ellos no alcanzan gran renombre o no pasan de ser estrellas fugaces o promesas frustradas, no se puede negar que hay un flujo constante de pintores y escultores. Por esta razón, la galería Diners inauguró la semana pasada una muestra que, bajo el nombre de "Nuevas tendencias", recoge el trabajo de seis jóvenes pintores.

El primero de ellos es Santiago Samper, quien expone cuatro óleos y tres acuarelas. En sus telas sobresalen el contraste entre las líneas que demarcan algunas figuras con los grandes bloques de color. Con amplios fondos oscuros, el trazo de caras y de otras figuras en colores vivos rompe la uniformidad y llama la atención del espectador. En cambio, sus acuarelas van por otro camino. En ellas, la figura femenina, la mujer desnuda, es el centro del trabajo sin que se note un tratamiento novedoso o muy elaborado del tema.

Ana Patricia Palacios expone cuatro óleos, entre los que sobresale "Cuesta del sol. Paisaje". Se trata de un cuadro en el que se manejan los volúmenes con base en el color. Como en el caso anterior, el juego de grandes bloques de colores crea un efecto de volumen en el que el sol sobresale más que por el color, por la imponencia de su contorno.

La combinación entre las formas geométricas de ciertas estructuras arquitectónicas y algunos elementos de la naturaleza es una de las características del trabajo de Luz Helena Caballero. Columnas y pirámides se mezclan en sus lienzos con árboles y pequeñas plantas. En el manejo de ciertas formas de la naturaleza, como en las hojas de algunas plantas, recuerda la obra de Ana María Rueda, aunque no alcanza la elaboración del color que hay en la obra de ésta. En las pirámides y en las columnas hay un buen trabajo de la luz, que sirve para realzar las formas y recrear la textura de la piedra.

Luis Guillermo Botero expone un trabajo en el que el énfasis está puesto en el lienzo. Son cuatro telas de formas irregulares en las que los dobleces, las arrugas, los bordes irregulares están acentuados por el óleo y el carboncillo, que en algunos casos evocan viejos pergaminos. Aunque se trata de un buen intento por lograr algo novedoso, falta elaborar más el trabajo que parece no ir más allá de un juego de cortes, pliegues y colores, que se queda en la intención de lograr algo exótico.

El quinto en la lista es Jaime Iregui. En fondos oscuros, generalmente azules, trabaja con figuras geométricas. Alcanza un efecto de profundidad en sus cuadros -elaborados en óleo sobre tela-, en los que las formas de las figuras se destacan en primer plano. Los contornos, los bordes, entran en contrapunto con las masas de azul que rodean la obra.

La mejor sorpresa en este grupo la da Chepe Cuadra, quien expone cinco cuadros elaborados en tierras sobre tela. Con una buena dosis de humor, en sus cuadros aparece el tema de la mesa, la mesa del bar, la mesa recién servida o la mesa después de la cena. Gracias a la textura que alcanza en el trabajo de las tierras y al manejo de los elementos que aparecen en ellas, sus mesas merecen capítulo aparte en esta muestra. El dibujo sencillo, que a veces parece primitivo, es el punto central del trabajo. Además, la perspectiva desde la que aborda la mesa complementa muy bien los elementos que conforman su pintura.

Lo cierto del caso es que, a pesar de que no todos los participantes alcanzan el nivel deseado, la muestra de la Diners sirve para apreciar los diferentes caminos por los que transita el arte joven colombiano. Un arte que no presenta tendencias definidas, pero que no deja de dar sorpresas.-