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Arte en movimiento

Interesantes exposiciones se presentan por estos días en Bogotá: desde pintura, pasando por video, hasta una selección de afiches del metro de Londres.

16 de noviembre de 2002

Existe un ritual que se celebra durante la Semana Santa en España y en algunos países de América, en el que los feligreses cubren las imágenes y encienden un candelabro con 13 cirios que se van apagando lentamente hasta que sólo uno de ellos queda encendido. Ese cirio se ubica detrás del altar, dejando la catedral en medio de la penumbra mientras que, con música de fondo, los fieles marcan con un golpe momentos determinados de la ceremonia. Así describe la historiadora Carmen María Jaramillo el ritual que da origen a la exposición Oficio de tinieblas, del artista barranquillero Manolo Vellojín que, de paso, se constituye en la primera muestra que se realiza en la recién inaugurada Alonso Garcés Galería, en el barrio La Macarena de Bogotá.

Allí Vellojín también presenta una serie de pinturas agrupadas bajo los nombres de Calvario, Réquiem y Oratorio, ratificando el interés que lo ha caracterizado: el tema religioso. Según Jaramillo esta inclinación no ha sido en torno a lo iconográfico solamente. También ha hecho muchas referencias a lo visual y a lo musical. Alonso Garcés comienza así una nueva etapa como galerista después de trabajar conjuntamente durante más de 20 años con Aseneth Velásquez, quien también espera abrir en pocos meses su propio espacio en el norte de Bogotá.

A sólo una cuadra de allí, en la galería que dirige Jairo Valenzuela, hay tres exposiciones diferentes. En el primer piso dos artistas venezolanos, Juan Nascimiento y Marcela Lovera, presentan algunas escenas de películas comerciales que han sido alteradas por ellos. Filmes que podrían parecer familiares para cualquier espectador son modificados en sus secuencias más recordadas. Tal vez El exorcista ya no aparezca tan atemorizante. O, tal vez, las peleas de Bruce Lee ya no tengan tanta violencia o no, por lo menos, en el momento que se espera. Una reacción ante el lenguaje de Hollywood a los discursos que promulgan y que dominan a tanta gente.

En el segundo piso está Wilson Díaz. Dos monitores muestran momentos diferentes de las audiencias públicas sobre cultura y empleo que se celebraron en la antigua zona de distensión. Un personaje que se llama Camilo es testigo de los vallenatos que interpreta el grupo Los Rebeldes del Sur (músicos de las Farc), de los abrazos de David Manzur con los jefes guerrilleros, de los bostezos de Roberto Pombo. ¿Qué tan en serio se ha tomado la cultura? ¿Cuál era, de verdad, la importancia de la cultura en esos diálogos? En el tercer piso el grupo El Vicio, con un montaje conformado por varios monitores y un performance, plantea una obra en torno al tejo, una actividad tradicional en los colombianos que produce alegría al estallido de una mecha. En un monitor se ve a algunos hombres lanzando un tejo pero la imagen se corta antes de que caiga sobre el barro pero, al final, todos esperamos una explosión. ¿Una metáfora de la cotidianidad en Colombia?

Para otro publico

El pintor Manuel Camargo, después de cinco años de ausencia, reaparece con una exposición en la Asociación para la Vivienda Popular en el barrio Teusaquillo. Camargo ha experimentado, durante estos últimos años, con un lenguaje un poco diferente al expresionismo figurativo que lo ha caracterizado. La serie Los González, que pintó hacia mediados de los 60 y que después llamó Los ausentes y que dejó entrever los rasgos del mestizaje latinoamericano que se mezclaban como símbolo de la solidaridad política que se vivió por esa época, ha sido uno de sus trabajos más recordados.

Ahora, sin alejarse del todo de la figuración, su pintura ha seguido el camino de lo abstracto. Para Camargo, mientras más se habla de la globalización, su interés se ha volcado hacia lo local, hacia esa reivindicación de lo regional dentro de un concepto que él ha llamado "regionalismo crítico". Su nuevo lenguaje le ha brindado, según él, más libertad para expresarse y para cuestionar las vanguardias en el arte cuando más se habla de ello.

Y, para terminar, el Museo de Museos de Colsubsidio presenta hasta comienzos de diciembre Arte en plataforma, una excelente colección de varios de los mejores afiches que ha editado la Autoridad del Transporte de Londres para promover el uso del metro. Frank Pick, uno de los primeros directopres de publicidad del Underground, ideó esa campaña a comienzos del siglo XX para darle una imagen positiva al entonces aún novedoso sistema de transporte, que por lo general sólo era usado por quienes se desplazaban de sus hogares al trabajo. La idea de Pick fue vender el metro como una fuente de esparcimiento. Así, en los afiches no se ven vagones o conductores sonrientes sino los distintos escenarios de la ciudad, plasmados por grandes artistas e ilustradores de las últimas ocho décadas. En la exposición aparecen desde vistas de la ciudad, parques, jardines, teatros y restaurantes, hasta ingeniosas alegorías del legendario diagrama de líneas y estaciones y el logosímbolo del Underground.

Esta exposición estará más adelante en diversas ciudades del país puesto que los afiches que en ella se exhiben son propiedad del Consejo Británico, con sede en Bogotá.