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Arthur Rimbaud: baraje y reparta

El editor y traductor Josep Forment propone leer los poemas del poeta francés como un juego de cartas.

Luis Fernando Afanador
9 de julio de 2011

Josep Forment Forment

Arthur Rimbaud, la belleza del diablo

Alrevés, 2009

Una temporada en el infierno es el único libro que publicó en vida Arthur Rimbaud. Sabemos que estaba escribiendo otro, el Libro pagano o Libro negro, pero desde 1873 nadie supo más de él. El resto de la obra que conocemos, Iluminaciones, Últimos versos y Canciones, son inventos de los editores y de sus amigos, especialmente de Paul Verlaine. Rimbaud escribía sus poemas y los incluía en las cartas que les enviaba a sus amigos y los poetas de la época, o los entregaba a mano. Eran cuartillas sin fecha, sin orden de lectura y, a veces, sin título. Por eso, en esta edición, Josep Forment, editor y traductor de Rimbaud, presenta los poemas no publicados en forma de libro en hojas sueltas, sin numeración, como aparecieron originalmente. Y los acompaña de un libro-ensayo donde nos propone leerlos como un novedoso juego de cartas.

Entre la primavera de 1870 y el verano de 1871, Rimbaud le envía o entrega en mano cartas-poemas a tres interlocutores concretos, que son tres rivales: Théodore de Banville (el poeta del momento); Georges Izambard (su maestro de Literatura) y Paul Demeny (el representante de la nueva poesía). Las cartas-poemas están agrupadas en cuatro temas, en cuatro naipes: Cartas Arcaísmo (el poder del pasado); Cartas Concupiscencia (el poder del erotismo); Cartas Abjuración (el poder del desarraigo) y Cartas Vilipendio (el poder de la transgresión). Según la variedad temática y la cantidad que le envía a cada uno de los contrincantes, se configurarán tres grandes mazos: Mazo Parnasiano, Mazo Libertad Libre y Mazo Golpe de Arco. Explica Josep Forment: "Cada uno de ellos dispuso de unos naipes determinados. La esencia de ese entramado es que tanto el primero como el segundo de ellos tenían cartas propias, pero -a su vez- un tercero poseía las que acumulaban los dos anteriores, sumando además un montón que este último retenía en exclusividad". Como buen jugador, Rimbaud creaba máximos poderes para derrotar a tres grandes rivales.

Con el Mazo Parnaso, que le dio a De Banville, Rimbaud jugó dos cartas de Abjuración, una de Arcaísmo y dos de Vilipendio. El poder del Parnaso, representado por De Banville, radicaba en la supremacía del pasado, en los mitos griegos y en las leyendas de una civilización en su final, salvaje y desnuda. También, en su pasión por la belleza del cuerpo femenino y la naturaleza (flores, animales exóticos) y el desprecio del "yo". Su "gran apuesta" fue la carta Arcaísmo con el poema Credo in unam. Y perdió. Pagó caro su osadía de desafiar "al maestro" en su propio terreno.

Con el Mazo Libertad Libre no quiso exponerse a otra derrota. En vez de aumentar el poder del mazo, prefirió buscar un oponente más débil: Georges Izambard, su profesor. Jugó con seis cartas de Vilipendio, tres cartas de Abjuración, dos de Concupiscencia y una de Arcaísmo. El ataque, esta vez, estaba centrado en "la burla de las costumbres sociales y el menosprecio del cuerpo". Su intención era hacer añicos al rival, y a fe que lo consiguió.

El nuevo rival fue un joven poeta, Paul Demeny, que acababa de publicar un poemario. Ni más fuerte, ni más débil: estaban en igualdad de condiciones, aunque el Mazo utilizado, Golpe de Arco, tenía mucho más poder en número y contenido. Agrupaba todas las anteriores y duplicaba la cantidad con las nuevas: un poder inmenso. Las cartas-poemas hablan de la actualidad, del futuro y del poeta vidente. Sin embargo, la última termina con la extraña petición de que destruya todas las cartas. Como es sabido, Rimbaud renuncia en 1871 a todo lo que ha escrito.

Josep Forment no pretende que juguemos el mismo juego de Rimbaud, pero sí un juego de cartas. Una lectura aleatoria donde no hay poemas prefijados como en las lecturas corrientes. Que los poemas se muevan mientras el lector permanece inmóvil. Se baraja, se tiran las cuartillas, las combinaciones ejecutan su movimiento en la mesa y entonces aparece un número ilimitado de lecturas.