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Bluff

La ópera prima de Felipe Martínez es una entretenida película de suspenso que no siempre consigue preocuparnos.

Ricardo Silva Romero
31 de marzo de 2007

Titulo original: Bluff.

Año de estreno: 2007.

Dirección: Felipe Martínez.

Actores: Federico Lorusso, Catalina Aristizábal, Víctor Mallarino, Carolina Gómez, Luis Eduardo Arango, Verónica Orozco, Felipe Botero, Juan Felipe Cano.

El primer estreno colombiano de este año, una ligerísima comedia de suspenso, pertenece a la misma raza de la curiosa Al final del espectro: trata de contar bien una película de género, nada más, nada menos, sin inventarle ni un solo giro a aquello que ya está inventado, y de esa manera logra llevarnos, sin invitarnos a bostezar, sin torturarnos con reflexiones anticinematográficas, desde los créditos del comienzo hasta los créditos del final. En su esfuerzo por entretenernos, en su empeño por hacernos reír a toda costa, consigue también despreocuparnos por la suerte de sus protagonistas (entendemos demasiado pronto que son caricaturas: que da lo mismo si les pasa algo malo porque no son de carne y hueso), pero ese es el gran riesgo que corren las ligerísimas comedias de suspenso que no se atreven a deshacerse por el camino de algunos de sus personajes secundarios.

Lo más evidente de Bluff es el talento de su director, Felipe Martínez, que sale airoso de esa historia de iniciación que tiene que ser filmar una primera película. Martínez pertenece, con Ciro Guerra, Jorge Navas, Andrés Báiz y Rubén Mendoza, a una generación de verdaderos cineastas que piensan en imágenes. Y ha sabido compensar esos perezosos ases que su propio guión se saca de la manga (el aviso clasificado diría: "se buscan guionistas"), y esas actuaciones excesivamente paródicas que se les salen de las manos a un par de miembros de su elenco, con planos interesantes que liberan a la producción de ese lenguaje televisivo que ha hecho tan borroso al cine colombiano durante tanto tiempo. Martínez ha hecho bien, también, en confiar en la elegante cámara de Alessandro Angulo para conseguir las piezas del rompecabezas: la factura técnica del relato es innegable.

Y ha hecho bien, asimismo, en entregarle al argentino Federico Lorusso, una cara nueva que no se ha gastado en realities ni en telenovelas, el papel de ese apaleado fotógrafo de modas que se ve involucrado en una trama macabra tejida por su ex novia, su ex jefe, su ex casera, un confundido detective de la policía judicial y una actriz arribista e inescrupulosa. Lorusso, un reconocido músico publicitario (que ha compuesto, de paso, la banda sonora de la película), se limita a hacer lo que debe hacer para bien de los espectadores. Es, si uno lo piensa con cuidado, el único ser humano en ese extraño país plagado de monstruos. Y una manera inteligente, del director, de decirnos que su héroe es un hombre perdido (un extranjero) que hasta ahora está aprendiéndose los trucos para ganar la partida.

Bluff es una de esas películas a las que hay que entrar de buen ánimo. Según nos haya ido en el día, según lo que necesitemos del cine cuando la veamos, puede parecernos un divertimento o una pérdida de tiempo. Pero ese es, de nuevo, el gran riesgo que corren las ligerísimas comedias de suspenso.