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Santa Lucía, la virgen de los cineastas, es la imagen de la estatuilla que se entregará a los 22 mejores cortos. | Foto: Archivo particular.

CINE

La hora de los cortometrajes

Desde el 9 de diciembre serán exhibidos en la capital 350 cortos colombianos y extranjeros, en el mayor espacio del país de promoción de este formato: Bogoshorts.

8 de diciembre de 2015

Bogotá Short Film Festival (Bogoshorts), que se celebrará del 9 al 15 de diciembre, exhibirá 350 cortometrajes en 34 secciones, elegirá 22 ganadores, traerá una nueva categoría para las producciones de horror, fantasía y ciencia ficción y le rendirá un homenaje a La Metamorfosis de Franz Kafka y a Bugs Bunny, el conejo más famoso de la historia, que nació precisamente de un cortometraje.

La historia de Bogoshorts se empezó a escribir hace trece años, cuando en Bogotá nació un festival alternativo e informal –In Vitro Visual– que trabajaba por la promoción del cortometraje colombiano. En 2004 Laboratorios Black Velvet entró a dirigir este proyecto que, con los años, traspasó fronteras y se convirtió en el Festival Internacional In Vitro Visual. Nueve años más tarde, cuando más que un festival este encuentro adquirió el carácter de movimiento cultural, fue nuevamente rebautizado como Bogotá Shot Film Festival / Festival de Cortos de Bogotá o Bogoshorts.

Más allá de ser un festival con una cita anual para exhibir y premiar los mejores cortometrajes, Bogoshorts le apostó a ser un movimiento con programación que a lo largo del año rota por todo el país, con un objetivo claro: ser un formador de públicos en un formato que no es tan popular ni tan familiar para los colombianos.


Este año Bogoshorts le hará un homenaje a los 100 años de la publicación de la Metamorfosis de Kafka.

“Los festivales que llegan una sola vez al año no logran hacer una formación de público continua, ni con una perspectiva a largo plazo”, dice Jaime E. Manrique, director general del Festival. Este año estuvieron en 25 ciudades y con el Bogoshorts world tour, llegaron a diez países.

El última acto de este año es el Festival, que entregará la estatuilla de Santa Lucía –“virgen de los cineastas, ciegos y soñadores”– a los 22 mejores cortos. La convocatoria, que estuvo abierta durante 119 días, entre abril y agosto pasados, recibió 3.600 trabajos de 120 países.

“El cine nació como cortometraje”, dice Manrique. Y continúa dando argumentos sobre el valor de este formato: “es el comienzo de los realizadores de cine, donde empiezan a afinar el ojo, a establecer una mirada particular. Los grandes directores de cine siempre hicieron corto. Es el lugar donde comienzan muchos de los experimentos cinematográficos porque es más accesible, más barato, más fácil de hacer. Un proceso como el de Pixar, por ejemplo, nunca hubiera sido posible sin los cortos”.


Bugs Bunny, el dibujo animado que nació en un cortometraje, será tema de una selección especial del festival.

Este año Bugs Bunny, el segundo personaje animado en recibir una estrella en el paseo de la fama de Hollywood después de Mickey Mouse, será el tema de una sección fuera de competencia, pues su origen fue precisamente un corto estrenado en 1940 bajo el nombre A Wild Hare (Una liebre salvaje). También se celebrará el centenario de La Metamorfosis de Franz Kafka con una selección de cortometrajes de sus mejores adaptaciones.

Y otro recomendado: la sección También los enanos empezaron pequeños, en la que se presentan cortos de los directores colombianos que este año fueron noticia por sus largometrajes. Allí estará, por ejemplo, un corto animado de Ciro Guerra, director de El abrazo de la serpiente, y un trabajo de Klych López, que llegó al cine con Siempreviva.