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Bolívar, el otro colombiano que rindió a Bilbao

Luis Bolívar, el torero colombiano que reunió a las figuras españolas para pedir diálogo con el presidente Juan Manuel Santos, "derrotó" a la exigente afición de otra de las catedrales de la capital vasca: la plaza de toros Vista Alegre.

Rodrigo Urrego B., periodista Semana.com
28 de agosto de 2012

Los titulares de los diarios deportivos de España hoy coinciden en calificar a Falcao García como el mayor verdugo de Bilbao. En la noche del lunes, en el último partido de la segunda fecha de la ‘Liga de las estrellas’, el Atlético de Madrid, equipo donde actúa el delantero colombiano, apabulló al principal orgullo del País Vasco, el Athletic de Bilbao, con un resultado escandaloso: ¡4-0!

Tres de los cuatro goles fueron anotados por el futbolista samario, quien hace tan solo cuatro meses atrás le había arrancado lágrimas de dolor a 11 guerreros vascos, y le había hecho bajar aún más la mirada al místico entrenador argentino Marcelo Bielsa.

Porque el 9 de mayo en el Estadio Nacional de Bucarest, el Atlético de Madrid, con dos goles de Falcao, le arrebató la ilusión a los vascos de levantar la Europa League. En la noche del 27 de agosto, en un partido con aires de desquite, el colombiano aumentó la dosis goleadora. Por eso, el ‘madridista’ diario Marca describió la actuación del colombiano de una forma elocuente: “Falcao es la peor pesadilla del Athletic de Bilbao”.

Veinticuatro horas antes de la nueva hazaña de Falcao, otro colombiano también conseguía “derrotar” las duras exigencias de los vascos de Bilbao. Luis Bolívar, de 27 años, la misma edad del ‘Tigre’, pero torero de profesión, conseguía uno de los triunfos más importantes de su vida, al hacerle faena a un toro del temible hierro de Victorino Martín, y nada más que en la plaza de toros Vista Alegre de Bilbao.

El domingo, la capital vasca terminaba su Aste Nagucia, o Semana Grande, o en términos coloquiales, sus ‘fiestas patronales’. Una semana en la que día tras día se presentaron los más reconocidos toreros del mundo, pues en el País Vasco las corridas de toros tienen carácter de ‘Fiesta Nacional’.

Bolívar, el mismo colombiano que decidió juntar a los toreros más reconocidos del mundo para dirigirse al presidente Juan Manuel Santos, a raíz del cierre de la plaza de toros de Santamaría de Bogotá para el toreo (la actividad natural de ese escenario), convenció a una de las aficiones taurinas más exigentes del mundo, precisamente, la de Bilbao.

Los toros de Bilbao

La tradición taurina en Bilbao se remonta al siglo XIX. La primera plaza de toros en la capital vasca se inauguró el 13 de agosto de 1882, y se ha mantenido vigente, incluso, ‘sobreviviendo’ a un incendio.

Porque en 83 años se celebraron un total de 1.817 festejos hasta que en la madrugada del 4 al 5 de septiembre de 1961, y al término de una novillada en la que actuó el ‘beatle español’, el torero Manuel Benítez “El Cordobés”, un incendio la consumió.

Sin embargo, tan solo 9 meses y 15 días después, la plaza de toros fue reconstruida en un milagro arquitectónico. Se le amplio su capacidad de aforo de 12 mil a 15 mil espectadores, y fue reinaugurada por la última semana de agosto de cada año, la capital vasca celebra sus fiestas con corridas de toros.

La plaza de toros de Bilbao, en el mercado taurino, es considerada la tercera en exigencia del mundo, junto a Las Ventas de Madrid o la Maestranza de Sevilla. Triunfar en Bilbao es tan difícil y casi imposible como hacerlo en la de Madrid, como lo pudo conseguir un colombiano, de nombre César Rincón. Sobretodo por la exigencia de la afición de la capital vasca, que pone la lupa con firmeza en cada suerte interpretada por los toreros.

"Tarde de  héroes"

Pues a ese escenario llegó Luis Bolívar. Primero, para enfrentarse a los que quizás son los toros más temerarios de España, los de la ganadería de Victorino Martín. Y segundo, para rendir y poner de acuerdo a una de las aficiones más duras e inquisidoras del planeta taurino.

La tarde para el colombiano Bolívar no empezó bien. Su primer toro era imposible y peligroso. La afición de Bilbao optó por cuestionar al torero y pitarlo  cuando había terminado su labor.

Con ese ambiente de resistencia, Bolívar volvió a la arena para lidiar su segundo toro. Bravo y exigente, pero que tenía cualidades para que el torero se luciera. El torero Diego Urdiales, ‘hijo adoptivo’ de Bilbao, lo hizo con el capote, circunstancia que motivó a la inmediata respuesta del colombiano, quien se enfrentó al toro para hacer lances con el capote más ajustados y arriesgados que los del torero que lo había ‘provocado’.

La corrida había quedado en un enfrentamiento ‘mano a mano’ entre Urdiales y Bolívar, porque uno de los seis toros de Victorino había mandado al hospital al otro torero de la terna, el salmantino Javier Castaño.

La tarde de la última corrida de las fiestas de Bilbao, según Álvaro Suso, del diario EL PAÍS, fue “una tarde para héroes, para lo que significa ser torero, una figura que los tendidos admiren por su valentía, por su poder y por su forma bella de imponerse al fiero animal”.

Y en esa "tarde para héroes", el colombiano Bolívar fue el gran protagonista. Porque en ese, su segundo toro, “… se puso a distancia y corrió la mano con destreza para completar dos tandas de derechazos buenos. La faena bajó al natural, pero la plaza ya se había entregado”, según el relato del periodista de EL PAÍS.

La dura y exigente afición de Bilbao sucumbió ante el toreo del colombiano Bolívar. La prueba fue que reclamaron el doble trofeo, pero la presidencia no comulgó con el clamor popular, aunque decidió premiar la labor con una oreja.

Bolívar miró al cielo y levantó sus brazos, tal como lo hizo Falcao al anotar el primero de sus goles ante el Athletic. El torero, a manera de vuelta olímpica, dio una vuelta al ruedo en la que el mismo público que minutos antes le había protestado, ahora se le rendía a sus pies. Faltó poco para que lo sacaran a hombros por la puerta grande de la plaza, porque solo le faltó el trámite legal de haber sido premiado con el segundo trofeo.

Bolívar y Falcao no sólo coinciden en la edad. También en que son dos colombianos que triunfan en Europa. Ambos crecieron de pequeños fuera del país. El futbolista vivió desde los 15 años en Argentina, hasta hacerse figura del River Plate. Bolívar, de origen panameño, y que al igual que Falcao fue selección infantil de Beisbol (Falcao en Venezuela, Bolívar en el Valle del Cauca), se radicó en España desde hace más de una década para convertirse en matador de toros, lo cual consiguió en Valencia en el 2005, el mismo año en que Falcao marcó su primer gol como futbolista profesional del River, al derrotar el arco del Independiente de Avellaneda.

Hoy, Falcao, uno de los tres colombianos que actúa en la Liga Española, se llevó los titulares de las secciones deportivas de los diarios españoles por su gesta ante el Athletic de Bilbao. Y casi que escondido en una de las páginas internas del diario más leído de habla hispana en el mundo, EL PAÍS, se reseñaba otra hazaña de un colombiano en Bilbao: el triunfo del torero Luis Bolívar.