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BRASIL EN PANTALLA

Un ciclo de películas brasileras se exhiben en Cali, Medellín y Bogotá

14 de noviembre de 1983


Un interesante ciclo de películas brasileñas, organizado por las cinematecas Distrital de Bogotá, El Subterráneo de Medellín y La Tertulia de Cali, con la colaboración de la embajada del Brasil, ha permitido a los amantes del cine latinoamericano apreciar una docena de películas producidas en ese país durante los diez últimos años. Hoy en día, Brasil está produciendo cerca de un centenar de películas anuales, de las cuales tres o cuatro han tenido la calidad necesaria para competir con las superproducciones norteamericanas. Caso concreto, el de "Doña Flor y sus dos maridos", dirigida por Bruno Barreto, y que se ha convertido en la película que más ha recaudado dinero en toda la historia del cine brasileño. Sin embargo, según la "International Film Guide" de 1983, Embrafilme (Empresa Fílmica Estatal Brasileña), que es el equivalente a lo que en Colombia es Focine, se encuentra atravesando dificultades económicas debido a que últimamente su política se ha encaminado a financiar películas de bajo presupuesto donde la dosis de sexo se convierte en la carnada para asegurar la taquilla.

Sin embargo, uno de los factores más importantes del desarrollo del cine brasileño hoy en día, es el papel que ha jugado la empresa estatal Embrafilme, en la producción y distribución de las películas. Según los organizadores de la muestra en nuestro país, es muy importante que los colombianos que hoy en día discuten sobre si es necesario que una entidad como Focine siga existiendo, tengan en cuenta la experiencia de su semejante, Embrafilme, rechacen sus errores y asimilen sus logros.

Fundado en los años sesenta para reemplazar al Instituto Nacional de Cine, Embrafilme comenzó a jugar un papel decisivo sólo hasta 1974 cuando el Presidente Geisel nombró al cinematografista Roberto Farias como director de la institución. Durante los primeros años sus funciones habían quedado reducidas a las de una pequeña dependencia burocrática que redistribuía los fondos adquiridos en los impuestos a la boletería entre los productores. Farias, que había participado en el famoso movimiento que a finales de los años cincuenta se denominó Cinema Novo Brasilero, dio a la entidad una nueva fuerza al implantar un programa de coproducción con productores independientes y desarrollar un amplio programa de distribución en Latinoamérica para lo cual han tratado de establecer variados canales de difusión, como por ejemplo la participación en festivales (en el último Festival de Cine de Cartagena, el país latinoamericano que más películas presentó fue Brasil), la organización de muestras como la que actualmente se exhibe en el país.

Embrafilme, al asumir la distribución de las películas, dio un paso decisivo para fortalecer los intereses de los productores independientes brasileños frente a las multinacionales del cine. Embrafilme trató de aunar los conocimientos cinematográficos de los directores, con el poder económico del Estado mientras que abogaba porque se lanzara una ley que reservara una porción del mercado nacional para las películas brasileñas. Hoy en día, todos los teatros del Brasil están obligados a presentar cine nacional durante cuatro meses de cada año.

Sin embargo, como ya se dijo al comienzo, no todo es color de rosa en lo que a Embrafilme se refiere. Randal Johnson, un estudioso del cine brasileño, en un artículo escrito en la revista norteamericana "Film Quaterly", anota que en "Tienda de los Milagros" (película que abrió la muestra en Bogotá) hay una escena en la cual el protagonista Fausto Pena trata frenéticamente de telefonear a Roberto Farias en un intento por conseguir la financiación para una película que está rodando y en la pared detrás del teléfono se alcanza a ver el cartel de "Amada y violada", barata intriga pornopolicial producida por Embrafilme en 1976.

Johnson puntualiza, en el mismo artículo, que "esta escena es representativa de una muy reciente etapa del cine brasileño en la cual el moralista gobierno militar del país, a través de Embrafilme, está literalmente financiando films pornográficos de baja calidad mientras otros cineastas más serios -especialmente aquellos ligados al movimiento del Cinema Novo- se ven enfrentados a una lista negra extraoficial y tienen extremas dificultades para financiar sus propios proyectos". Sin embargo, Embrafilme ha recibido algunas críticas mucho más radicales que ésta. Rui Guerra, por ejemplo, quien recientemente dirigió "La Cándida Erendida", y que es ampliamente conocido por sus alternativas socialistas, afirmó refiriéndose a Embrafilme, que "en una sociedad capitalista uno no puede esperar que una institución estatal promueva películas anticapitalistas o con un contenido marcadamente popular.

De todas formas, el cine brasileño tiene mucho que ofrecer y en este momento se debate entre los que intentan implementar un cine altamente politizado, ligado a los problemas cotidianos de los habitantes de ese vasto país y los que tratan de hacer un cine mucho más comercial, utilizando todo el tipo de trucos que este cine necesita para atraer al público. Esto queda reflejado en la muestra que actualmente se está exhibiendo en Bogotá, de la cual hay que destacar películas como "El sueño no acabó" de Sergio Rezende, "La Edad de la Tierra" de Glauber Rocha, "Tienda de los Milagros" de Nelson Pereira Do Santos y las películas en super 8mm de Carlos Porto de Andrade y Leonardo Crescenti.