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BUENA IMAGEN

Con 17 artistas nacionales y extranjeros, "imágenes y signos" es una de las exposiciones más interesantes de los meses recientes.

3 de septiembre de 1990

Son 17 artistas que tienen todos algo en común, a pesar de que sus trabajos van por carninos diferentes: el signo es parte importante de su obra. Por eso, la galería El Museo de Bogotá abrió la semana pasada, bajo el título de "Imágenes y signos", una amplia muestra con sus trabajos. La mayoría de ellos son colombianos, pero también hay un chileno, un argentino y una francesa. También, la mayoría son jóvenes.
Los motivos son variados y van desde la simbología cristiana hasta los trabajos con una clara intención política.

Gustavo Bejarano es uno de los que centra su trabajo en los elementos de la naturaleza. Utilizando diversos tipos de pintura y trabajando sobre cartón, entra a describir fenómenos como el viento o el fuego en creaciones en las que la pincelada y el dibujo juegan más que el color.

Hélene Delprat, una francesa que vivió durante algun tiempo en Africa, expone varias telas en la que juega papel importante la iconografía propia de las sociedades primitivas. Trabaja a base de acílicos y pigmentos con los que logra una acertada textura que resalta las figuras y los símbolos de carácter religioso que marcan su labor. Por su parte, el colombiano Luis Luna se centra en los símbolos propios del catolicismo y los trata con mucha audacia y con un lenguaje renovado, que se aleja del manejo tradicional que se le ha dado al tema.

Uno de los trabajos más interesantes es el de la pintora Ana María Rueda. En esta ocasión sus obras se basan en la elaboración del tema de agua. Se trata de una nueva etapa en la evolución de la artista; que con estos cuadros -"Agua" y "Rio" muestra una faceta más íntima y menos agresiva que la de otros trabajos. De otro lado, se exponen algunas obras del Manuel Hernández, uno de los veteranos del grupo. Se trata de obras realizadas hace tres o cuatro años pero que mantienen toda su vigencia. Entre ellas sobresale" Signo homenaje", un hermoso pastel que sorprende por el colorido y por el manejo de los bordes de sus signos.

Formas arquitectónicas, realzadas por un acertado manejo de las sombras, de la luz y de la profundidad son la característica principal de las telas de José Antonio González, un artista que se mueve entre lo figurativo y lo abstracto.
En otro contexto, Diego Mazuera presenta un trabajo en el que elementos como el agua o las hojas de los árboles contrastan con el cemento y las estructuras hechas por el hombre. Se trata de recipientes en los que el agua y el paso del tiempo hacen énfasis en las huellas que dejan en las formas de la naturaleza.

El argentino Francisco Ruiz presenta una obra en la que las alusiones a Latinoamérica son espejos en los que las formas geométricas se van reflejando hasta formar una especie de túnel en el que el tiempo y el espacio se confunden. Del mismo pintor también está el cuadro "Homenaje a Picasso", que utiliza varios de los elementos que aparecen en otras de sus obras. En el caso de Maria Teresa Vieco, la artista basa su trabajo en los símbolos de la infancia.
El trazo simple, la ausencia de perspectiva, la superposición de figuras y los colores fuertes y brillantes recrean ese mundo infantil en el que objetos como los juguetes acaban por tener todo un contenido, hasta llegar a ser simbolos propios de una edad .
Se trata, en resumen, de una amplia exposición, muy pareja, en la que hay arte para todos los gustos. Desde óleos hasta ensamblajes, todos con una historia para contar.-