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Buenos tiempos para la lírica

Cali y Bogotá están al frente de los vientos líricos que soplan en Colombia en agosto y septiembre.

22 de agosto de 2004

En Colombia la ópera desaparece, como en 1986, y de pronto regresa con inexplicable variedad, como pasa en estas semanas. La Ópera de Colombia, que fundaron en 1976 Alberto Upegui y Carmiña Gallo cuando Gloria Zea dirigía Colcultura, favoreció la naciente carrera de la mezzosoprano Martha Senn, quien en 1986 protagonizó Cenerentola, en la última temporada de la primera etapa, cuando Francisco Vergara era director artístico y Amparo Sinisterra de Carvajal dirigía Colcultura.

Todo sería impensable sin el concurso del talento de los conservatorios de Bogotá, Cali y Medellín y, claro, también la participación del talento extranjero. Esto ocurre con la propuesta de la Fundación Juan N. Corpas: escenificar El rapto en el serrallo con músicos de Bogotá, Medellín y la Scoola Cantorum de Basilea en Suiza.

La temporada de ópera comienza este jueves con Cenerentola y Alberto Upegui, esa misma noche en Skandia, dirige la versión 300 de Clásicas del amor, en memoria de Carmiña Gallo. En Cali, Proartes presenta el 17 y 18 de septiembre Lírica a los ruedos. Como para cerrar el círculo, Gloria Zea es directora ejecutiva de la Ópera de Colombia y Martha Senn está al frente del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, la entidad que gracias a su apoyo financiero hace posible la empresa donde ella inició su carrera de cantante de ópera en 1977.

'El rapto' de la Corpas

Pilar Leyva, directora de relaciones interinstitucionales de la facultad de música de la Fundación Corpas, gestó llevar a escena El Rapto en el Serrallo (Viena, 1782), primera ópera auténticamente importante de Mozart. Se basó en la experiencia (fines del año pasado) con El carnaval de los animales, del compositor francés Camille Saint-Säens en el Teatro Colón. Para conseguirlo reunieron un elenco proveniente de su facultad, la Universidad de Antioquia, el Conservatorio de la Universidad Javeriana, la Asab de Bogotá y la Schoola Cantorum de Basilea. Su próximo proyecto es llevar a escena Amahl y los visitadores nocturnos, del compositor italiano Giancarlo Menotti.

'Cenerentola' y 'Cuentos de Hoffmann'

La empresa que auna el mayor patrimonio de experiencia es la Ópera de Colombia. Por quienes han estado al frente de su dirección artística (Alberto Upegui, Jaime León, Daniel Lipton y Francisco Vergara) y también por quienes han ocupado la dirección ejecutiva: Gloria Zea y Amparo de Carvajal durante la primera etapa -entre 1976 y1986- y Gloria Zea durante la segunda, entre 1991y 2004. Por su condición de plataforma definitiva para el talento nacional, recibe el apoyo más sustancial del Ministerio de Cultura, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y la empresa privada.

Casual o no, los dos títulos de su temporada, Cenerentola (Roma, 1817) de Rossini y Cuentos de Hoffman (París, 1881) de Jacques Offenbach se inspiran en relatos fantásticos: Cenicienta , el clásico cuento infantil de Charles Perrault, y Cuentos de Ernst Hoffman: un título belcantista y otro de estilo francés. El lugar, Teatro Municipal de Bogotá.

De la puesta en escena de Cenerentola se encargó el grupo Mapa Teatro de Bogotá. Siguiendo la tendencia muy en boga en Europa, trasladan la acción al contexto nacional de una gasolinera en un caluroso pueblo tolimense. Enorme interés reside por la participación del tenor antioqueño Juan José Lopera, internacionalmente reconocido como un estilista rossiniano (junto con Alejandro Ramírez, único colombiano en llegar a la Staatsoper de Viena). Él canta la parte del Príncipe Ramiro.

También reviste interés la presencia del bajo Valeriano Lanchas, quien ha conseguido un colosal prestigio en el país por su exitosa participación en 1992 en el Concurso Luciano Pavarotti y sus actuaciones en la Ópera de Colombia. La norteamericana Jennifer Rivera hará el rol protagonista, que significó la más extraordinaria actuación de Martha Senn en la Ópera de Colombia, en 1986.

De Cuentos de Hoffmann (14 a 31 de octubre) se encarga el equipo argentino-uruguayo que hace la mayor parte de los montajes de la Ópera de Colombia. Adriana Montaña cantará la parte de la Madre de Antonia.

'Lírica a los ruedos'

Si de originalidad se trata, la propuesta más novedosa del menú es la de Proartes (17 y 18 de septiembre en el Teatro Isaacs) de Cali. Lírica a los ruedos recorrerá momentos cumbres del repertorio relacionados con España y la fiesta brava: Carmen de Bizet, Los gavilanes, Luisa Fernanda de Moreno Torroba, El gato montés de Penella, El barberillo de Lavapiés y canciones populares.

Casualmente reúnen a varias figuras de la lírica colombiana íntimamente ligadas con la historia de la Ópera de Colombia: Francisco Vergara, la soprano Zorayda Salazar (primera cantante colombiana en llegar a la Scala de Milán), el barítono Juan Carlos Mera (solista en Alemania) y el tenor César Gutiérrez, ganador del concurso Callas, aún no visto por la afición de Bogotá.

Es una especie de culminación en el compromiso de Proartes (Amparo de Carvajal, presidenta y Mariana Garcés, directora ejecutiva) para frenar la desaparición de la Filarmónica del Valle: "Administrar este proyecto es impedir el final de 60 años de tradición sinfónica en el Valle". El belga Paul Dury está al frente de la dirección titular de la orquesta.

Los antecedentes: la aplaudida puesta de la Cantata del Café de Bach y La serva padrona de Pergolessi en el Municipal de Cali con un equipo italo-colombo-alemán. En la mira de Vergara está llevar a escena en las próximas semanas Così fan tutte, de Mozart.

En memoria de Carmiña

Alberto Upegui y Carmiña Gallo se lanzaron hace 10 años a conquistar con Clásicas del amor (una mezcla de repertorio popular y lírico) el norte de Bogotá en la Sala Skandia. Llegan este jueves 26 al concierto número 300 y pueden ufanarse de un público cuya fidelidad envidiaría cualquier empresa. A principios de año murió Carmiña, y Upegui, que continúa en la dirección artística, reúne a su coro y solistas con los figurones de la lírica en Colombia: Francisco Vergara, Zorayda Salazar, Sofía Salazar y César Gutiérrez, con su habitual repertorio y dos novedades: el Himno de las Naciones, de Verdi y el estreno en Colombia del breve Réquiem de Puccini.

Este espectáculo, que en cierta medida parece cerrar el círculo de los vientos líricos de agosto y septiembre, reúne a varios pioneros de una empresa que parecía más que quijotesca en 1976 y que casi 30 años después sigue dando mucho de qué hablar y cantar.