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BUSCANDO ORIGENES

Un estudio de la música precolombina.

3 de marzo de 1986

ESCOBAR LUIS ANTONIO. "La música precolombina".
Bogotá: Universidad Central, 1985, 163 páginas.
Como los testimonios y documentos que nos ha legado el pasado acerca de la música precolombina son prácticamente inexistentes, el historiador que se aventure por esta senda tendrá que regresar forzosamente mudo de su viaje. Difícilmente podrá avenirse el historiador a reconstruir la música donde todo es silencio. Ahora, lo que el investigador si podrá reconstruir es la manera como sonaban en los oídos de nuestras viejas civilizaciones los instrumentos musicales. Pero esto sería poca cosa si no logramos comprender cuál era el espíritu de esa música. Incluso si fuera posible la reconstrucción arqueológica de una pieza musical, ésta nos diría muy poco si no comprendemos el espíriiu infundido. La música, como cualquiera de las artes, es un reflejo fidedigno por medio del cual podemos conocer aspectos cruciales de la forma como una sociedad particular desarrolla su vida festiva, su ámbito religioso y ritual, su aspecto guerrero; incluso en la música amorosa podemos entender cómo desarrolla sus argumentos, de naturaleza sentimental. De aquí que el gran acierto de la tarea investigativa que adelantó Luis Antonio Escobar reside en haber recuperado toda la trama social y religiosa a través de "La música precolombina". Son varios los círculos por medio de los cuales Luis Antonio Escobar se aproxima al centro del problema. Abre el libro bajo un primer aspecto crítico: la valoración artística y la relatividad en ello implícita, ha determinado el devenir de las artes en las diversas épocas. El hecho cierto, por ejemplo, de que las expresiones culturales y artísticas de las civilizaciones precolombinas se hayan ido dejando de lado, es una consecuencia -como lo prueba el autor- del poco conocimiento o del mal conocimiento que de ellas se tiene. El libro será un esfuerzo por rescatar de nuestros origenes prehispánicos esas concepciones primitivas y elaboradas, que dieron forma y ritmo a un pensamiento mítico, como reelaboración cotidiana que el espíritu de la musica traduce, precisamente, en forma de mito, de fiesta o de tragedia.
La música como parte inseparable e íntima de las culturas, incluso como hilo conductor que atraviesa toda una sociedad y que le ayuda a expresar desde el más fugaz de los sentimientos hasta la sacralizada invocación a los dioses. La música frente a la belleza o el terror siempre hace sonar sus cadencias. Así nos va revelando el autor cómo el quehacer musical entraña una completa concepción del mundo, sólo un músico con la sensibilidad creadora de Luis Antonio Escobar podía hacernos comprender tan cabalmente esto. La universalidad de la música es algo que le sucede naturalmente al hombre, y esto ya no necesita ser probado. El investigador se centra sobre las características peculiares de cada expresión y en ellas el reencuentro con lo universal es inevitable. Por ejemplo, cuando identifica el autor la expresión de una civilización mortalmente herida que canta su tragedia a través de los poemas heroicos, de los cuales hará parte aquel de la "Visión de los vencidos", relacionado con el sitio a Tenochtitlán. Como en las grandes culturas de la historia del mundo, en las culturas americanas los dioses también presiden los actos y los destinos de los hombres. Entre los precolombinos aparece el dios Xochipilli, dios de la música, que es como el dios Pan "de donde procede no sólo en nombre del instrumento musical sino también el espíritu que engendró el nombre y el instrumento". Del dios Xochipilli, el autor muestra cómo se va derivando toda la actividad musical de acuerdo con la concepción religiosa del mundo. Y esta tensión entre nombres y espíritus generadores es en realidad la clave que le va dando la dinámica a esa polifonía de signos, de encuentros con diversos aspectos de nuestra música del pasado.
Analiza el autor cada instrumenio por su forma y su función; nos lo presenta en un despliegue ilustrativo, lo relaciona con su posición dentro de una región o una cultura, pero también puede descubrir en ellos su pura forma ornamental, al señalar en ellos expresiones de artesanía, pintura y escultura. Es decir, recrea a través de los instrumentos el mundo musical y artístico de nuestro pasado prehispánico, un mundo que puede ser escuchado -parece decir Luis Antonio Escobar a lo largo de estas espléndidas páginas-, un mundo que puede ser escuchado...con imaginación creadora.