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| Foto: Tomado de La Palabra Abierta

INFORME

Las cifras de la cultura en Colombia

El Ministerio de Cultura entregó su primer informe ante la Unesco sobre los avances en políticas para impulsar este sector. Estas son las estadísticas.

17 de mayo de 2017

En 2001 la pintora Ana Mercedes Hoyos dijo que la función de la cultura es “concientizar al individuo de los valores fundamentales de su nacionalidad, tradición e historia”. La artista reconocida por sus bodegones tuvo la suerte de descubrir a los habitantes de San Basilio de Palenque, un grupo de personas con un origen, tradición, costumbres, valores y comportamientos únicos a quienes destacó en su trabajo. Entonces Hoyos entendió que la cultura es el punto de partida de las sociedades y es a su vez lo que les da importancia en un contexto global.

En ese momento Hoyos hizo un llamado al gobierno para poner mayor atención a las políticas culturales: “El gobierno trabaja en función de políticas económicas, sociales, de paz, educación, etc. pero ignora que la cultura es el principio fundamental que debe anteceder estas iniciativas (…) Si a la cultura se le diera el espacio e importancia prioritarios que se merece no estaríamos hablando de fenómenos aislados como Fernando Botero o Gabriel García Márquez, sino de un país rico en talentos en todos los campos”.

Han pasado 16 años desde esa columna y aunque la cultura aún no tiene toda la atención que merece de parte de los ciudadanos y del gobierno, se han dado pasos importantes.

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En el informe que entregó MinCultura ante la UNESCO por primera vez, se concluye que las políticas y medidas que se han tomado desde el gobierno están alienadas con los objetivos de la Convención de 2005 de la UNESCO—a la que Colombia se unió en 2013—. Es decir que en el país se está procurando proteger y fomentar la diversidad cultural y creativa de sus territorios, además de generar condiciones para el libre desarrollo de la cultura, mediante la creación, producción, circulación y acceso a bienes y servicios culturales internacionalmente. 

“El país ha estado trabajando en un marco normativo que reconoce la diversidad cultural desde la constitución de 1991, y a la fecha, los resultados, visibles en campos como la producción editorial, el cine o la música, no sólo van alineados con los objetivos internacionales, sino que además, se han convertido en punto de referencia para otras naciones”, dijo Adriana González Hassig, coordinadora del Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura.

Uno de los datos más relevantes de la Cuenta Satélite de Cultura (CSC), una iniciativa conjunta del Min Cultura y el DANE, que presenta indicadores del sector cultural, es que para 2014  el sector aportó ganancias por 6,5 billones de pesos y generó 199.698 empleos, una cifra muy cercana al de los empleos generados por la actividad de Minas y Canteras que fue de 200.455.

En ese año los sectores con la mayor participación en el valor agregado fueron audiovisual con 43, 1 %, edición con 23,1 %, educación cultural con 19,3 % y creación publicitaria con 9,1 %.

Entre los logros el ministerio destacó los sectores de las artes escénicas y artes audiovisuales, que crecieron más del 50 % cada uno. El avance se ve reflejado, argumentan, en la cantidad de producciones cinematográficas nacionales que se han desarrollado en los últimos años. En 2016 se estrenaron 41 largometrajes colombianos, mientras que en 2003 solo tres.

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Para el director de cine colombiano Dago García este buen momento del cine es resultado, no sólo de la nueva ola de cineastas jóvenes que han emergido en la industria, o de las facilidades tecnológicas, sino también, del marco jurídico. “La ley de cine (Ley 814 de 2003) es ejemplar porque realmente permite que personas que antes no podían hacer películas ahora lo puedan hacer“.

Dicha ley permitió que las películas colombianas recibieran estímulos económicos que provienen de un porcentaje del valor de la taquilla recaudada en las salas de cine. El abrazo de la serpiente, por ejemplo, nominada a los Óscar, recibió incentivos por 2.500 millones de pesos. A 2016, La ley entregó a la industria cinematográfica a través del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico y los estímulos tributarios, 312.500 millones de pesos y se estrenaron 199 películas que llevaron a las salas 28 millones de espectadores.

Ciro Guerra, director del Abrazo de la serpiente es un poco más crítico. En una Entrevista para SEMANA dijo que ha sido importante el acompañamiento del Estado y la emergencia de buenos cineastas y productores que pueden hacer lo que ellos quieren. Sin embargo— dice Guerra— Los exhibidores no están poniendo de su parte: “Es fundamental que el espectador tenga la posibilidad de ver el cine colombiano. Con el Abrazo de la Serpiente solo nos permitieron exhibirla en 23 salas, mientras que Rápido y furioso se exhibió en 784”.

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MinCultura también destacó la ley 1556 de 2012, que promueve el territorio nacional como elemento del patrimonio cultural para la filmación de audiovisuales. Gracias a esta política es posible que aquellos que realicen una película en Colombia puedan recibir el 40 % del valor del gasto que realicen en la contratación de servicios nacionales de preproducción, producción y posproducción; y el 20 % del gasto que realicen en hoteles, alimentación y transporte. Como resultado, se han rodado en el país 22 proyectos internacionales y se ha generado una inversión de productos y servicios colombianos de 86.116 millones de pesos. 

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Otras políticas que resaltó MinCultura fue la Política de Emprendimiento Cultural e Industrias Culturales de 2009 con la que entregaron 74 créditos blandos por 4.139 millones de pesos a micro y pequeñas empresas culturales. Y la Ley de Espectáculos Públicos de 2011 hizo posible que 21 entidades territoriales accedieran a 33.510.481.223 millones de pesos en recursos de la contribución parafiscal cultural.

El Ministerio reconoció que todavía hay varios desafíos. Uno de ellos es la articulación entre instituciones a nivel nacional y local para tener mejores escenarios para el desarrollo empresarial del sector. Además, se necesita de programas que permitan expandir los canales de circulación de bienes y servicios culturales, para fomentar el desarrollo de las empresas colombianas del sector y estimular el consumo de productos nacionales; entre otras cosas que hagan posible que en el país se pueda vivir de la cultura.