Home

Cultura

Artículo

Código de honor

5 de julio de 1993

CODIGO DE HONOR
El tema de esta película parece una copia al carbón de Perfume de mujer, pero sin Pacino.
El honor estudiantil, que en los últimos años llegó a su máxima expresión en La sociedad de los poetas muertos, de Peter Weir, y fue trabajado también en la reciente Perfume de mujer, de Martin Brest, vuelve a ser tema cinematográfico. No obstante, si en la cinta de Brest se notaba la tímida influencia de los poetas muertos, Código de honor, dirigida por Robert Mandel, parece una copia al carbón de la producción que le permitió a Al Pacino ganarse el Oscar este año.
Si no fuera porque en esta ocasión no hay ciegos y se introduce el fenómeno racial como punto central de la trama, nadie dudaría de que las dos películas son la misma. La misma rigidez educativa de la institución, las mismas irreverencias de los estudiantes, el mismo dilema (ser o no ser un soplón) y los mismos personajes. Incluso, el joven Chris O'Donnell -guía de Pacino en Perfume de mujer- realiza un papel tan similar en este filme, que parece como si la historia de ese guía continuara en Código de honor.
El tema y el desarrollo son exactos, pero ahora se trata de un joven judío de la década de los 50, que intenta probar suerte en uno de los colegios más elitistas de Nueva Inglaterra, en busca de una beca en Harvard. Todo irá muy bien en la película antes de que se descubra que aquel joven, caracterizado por Brendan Fraser, es judío.
Aunque el argumento resulte interesante en primera instancia, la cinta no perdería encanto si no fuera porque los personajes y las situaciones que giran en torno de ellos acaban siendo arquetípicos. En consecuencia, la originalidad es mínima, tanto en la interpretación como en la puesta en escena. Este pequeño pecado de algunos directores es el que hace que muchas películas, basadas en buenos temas, terminen cortadas por la misma tijera, como empacadas al vacío y listas para el consumo.
¿EL CUARTO REICH?
EN COINCIDENCIA CON EL RESURgimiento de la violencia racial neonazi en Alemania, a comienzos de 1993, la más reciente realización del director Christoph Schlingensief, ha causado conmoción y revueltas en Berlín.
Se trata de la película Terror 2000, una patética visión de la Alemania del siglo XXI en la que todos los protagonistas tienen su ángulo violento y perverso. Los germanos han estallado en colera, pues se preguntan si la cinta se trata de una glorificación de la extrema derecha o sólo la advertencia sobre los aspectos más tenebrosos del país. Un grupo de ultraizquierda no dudó en apedrear uno de los cinemas berlineses donde se presentaba la película. Algunos a favor, muchos en contra, lo cierto es que la visión nazi de la Alemania del 2000, descrita por Schlingensief, ha resultado un campanazo de alerta para la ciudadanía, dispuesta a aguantarlo todo, menos un cuarto Reich. TRANSILVANIA MI AMOR
Un papel de vampiro para Anne Parillaud, la misma de Nikita.
ANNE PARILLAUD, hasta entonces no muy conocida en Colombia, quedó marcada por su papel de asesina en la cinta francesa La femme Nikita, que se presentó en el país hace más de un año. Su actuación no sólo le valió varios premios internacionales, sino la atención de los productores norteamericanos, que inmediatamente pensaron en ella para la realización de algún proyecto en camino.
Ese proyecto llegó pronto con Transilvania mi amor, una cinta dirigida por John Landis en la que la actriz francesa se estrena en Estados Unidos. En la película, Parillaud no es una asesina cualquiera. Simplemente es un vampiro que, como tal, vive de la sangre de los demás. Por un lado, el resultado es fatal para la actriz, quien no logra ubicarse jamás en su papel. Por el otro, si es o no la intención del director burlarse de los temas vampirescos, no queda claro, y eso puede llegar a exasperar al espectador. Lejos de causar terror, la trama es más una comedia de amor extravagante, con cíerto tono ridículo.
Lo cierto es que, para muchos, después del Drácula de Francis Ford Coppola, quedó claro el gran reto que los cineastas de terror tienen por delante para presentar al público una película digna del género.
MUESTRA VENEZOLANA
LA CINEMATECA Distrital, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, en coordinción con la Fundación Cinemateca Nacional de Caracas, han preparado el ciclo de cine titulado "Nuevo cine venezolano en Colombia", una muestra compuesta por 10 largometrajes y 10 cortos de los más destacados directores de cine del vecino país, algunos de los cuales estarán en Bogotá, en charlas y conferencias durante el desarrollo del evento. En las salas de la Cinemateca Distrital y la Antigua Calle del Agrado, de Bogotá, se presentaran a partir de junio 17 las películas: Jericó, de Luis Lamata; Un sueño en el abismo, de Oscar Lucien; Señora Bolero, de Miralda Vera; Crónicas ginecológicas, de Mónica Henríquez, y Tierna es la noche, de Leonardo Enríquez. Cada película estará acompañada de un cortometraje.