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‘Colombian connection’

Una encuesta del Ministerio de Cultura revela el pro y el contra que el público le encuentra al cine colombiano.

24 de julio de 2000

El 71 por ciento de los colombianos dicen tenerle cierta resistencia al cine nacional, principalmente porque no creen en lo que se produce en el país y porque están aburridos de las temáticas relacionadas con la violencia y la pobreza. Esta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura y la firma Napoleón Franco con el ánimo de conocer los sentimientos y opiniones del público frente al cine colombiano.

La investigación, que no sólo se basó en una encuesta sino también en amplias sesiones de grupo que permitieron generar discusión y polémica sobre el tema, está a disposición de los realizadores con el fin de que puedan tener nuevos elementos con el trabajo que vienen desempeñando. Según el estudio el alto nivel actoral, lo “recursivo” en escenografía, vestuario y ambientación, el carácter “jocoso”, “la empatía en la que el espectador se puede identificar fácilmente con sus personajes y situaciones”, y el humor son algunos aspectos positivos que se destacaron de las producciones nacionales durante los debates de grupo.

Entre las debilidades del cine colombiano se mencionó la mala promoción de las películas, el escaso apoyo y los bajos recursos económicos, la baja calidad de las producciones, la ausencia de tecnología y “la sensación de encontrar a través de este cine lo mismo que se ve en los noticieros, donde no se estaría reforzando la idea de que el cine debe ser una actividad entretenida y de distracción. Sus temáticas son repetitivas (la violencia y la pobreza) en las que únicamente se ve reflejada la parte negativa del país”. El estudio final destaca expresiones de los participantes como “las películas muestran a Bogotá y Medellín como si fueran Beirut. Sería bueno mostrar diferentes escenarios y situaciones que reflejen la otra cara”

Este es uno de los puntos más contradictorios del estudio pues en las llamadas fortalezas se destaca que los filmes sean realistas al reflejar algunas vivencias propias del país. Para algunos entendidos el desconocimiento de la historia del cine nacional lleva a este tipo de conclusiones, un tanto apresuradas. “Afirmar que el cine colombiano se centra en la violencia es la mentira más grande. Si algo predomina es la comedia. Basta ver los éxitos de Sergio Cabrera con la ‘Estrategia del caracol’, ‘Golpe de estadio’, ‘Aguilas no cazan moscas’, o el de Felipe Aljure con ‘La gente de la Universal’. Incluso el cine de los 70 está basado en la comedia. Además, si la gente estuviera tan cansada de la violencia como dice, no vería las cintas de Schwarzenegger o Van Damme, que tanta acogida tienen en taquilla”, opina el crítico Augusto Bernal. La contradicción crece más aún con la pregunta sobre qué tipo de temas le gustaría que se trataran próximamente en el cine colombiano, pues la respuesta que más consenso tuvo con el 15 por ciento fue: “La situación actual del país”. Al respecto el crítico Enrique Pulecio opina:“Independientemente de lo que se diga en el informe, si los directores se comprometen con la realidad social no se debe pensar que esta actitud es negativa. Por el contrario, eludir lo que pasa es una falta de conciencia”.



Debate abierto

En la ‘reunión de cerebros’ que promovió la Dirección Cinematográfica en mayo pasado sobre los temas referentes al estudio el crítico Hugo Chaparro anotó que bien vale la pena hacer la comparación del cine actual con el realizado años atrás para percibir la notoria evolución técnica de las producciones nacionales. Sin embargo el público parece no percibirlo así. El 60 por ciento piensa que es un cine de poca tecnología, “y es asociado por muchos con películas de épocas pasadas debido a su poca claridad, nitidez y sonido defectuoso”.

Para algunos entendidos esta conclusión del estudio es falsa. “El cine colombiano ya está presentando películas muy elaboradas. Por obvias razones no se puede pensar en competir con Norteamérica pero sí con lo latinoamericano. El progreso es evidente, es un cine que mejora día a día, aunque la piedra en el zapato para los directores seguirá siendo el proceso de producción, pues aquí no hay dónde hacerlo”, comenta Enrique Pulecio.

Los realizadores son los primeros en admitirlo. “Nuestras películas han sido terminadas en Venezuela y Estados Unidos —opina Dago García, guionista de cintas como Posición viciada y Es mejor ser rico que pobre—, ese es un gran vacío que hay en Colombia. Otro problema que nos ubica lejos de otros países es que nosotros no asumimos el mercadeo de la película. Nos falta trabajar más en función de la publicidad y la prensa. En ese aspecto sí estamos muy atrasados”. Esta percepción está corroborada en el estudio. El público afirma no tener mayor conocimiento de películas y directores, consecuencia de la escasa difusión.

Por su parte el director Gustavo Nieto Roa opina que más que los problemas de posproducción, el de mercadeo sí es algo necesario que requiere una buena inversión de dinero, la cual en muy pocas ocasiones se tiene en cuenta en el presupuesto final de la cinta.

La preocupación de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura por enriquecer el debate en torno a lo que sucede con el cine nacional es bienvenida por todos los sectores. Si bien los directores no tienen que ceñir sus trabajos de acuerdo con lo que exige el público, es muy valioso que conozcan lo que piensan los colombianos.