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COMIC NEGRO

Con una dosis de rock, personajes de fábula oscura y maquillaje gótico 'Lili Blue' prueba un nuevo tono para hablar de la ciudad de los jóvenes.

11 de noviembre de 1996

Aunque el teatro colombiano en gran parte lo hacen los jóvenes, pocas veces ellos aparecen en las tablas en los grandes temas que olvidan los pies de barro de la cotidianidad. Sin embargo, dos estrenos presentados en la Casa del Teatro Nacional, en Bogotá, miran de frente el vital mundo de los jóvenes y su entorno urbano. Por un lado, Nadie en el mundo es eterno, obra presentada el mes pasado en esa sala, incursionó en los laberintos violentos de los muchachos paisas. Allí, el dramaturgo Víctor Viviescas captó el lenguaje labrado al filo de la muerte de un mundo que se acerca por igual al videoclip que a la estética del tango. Este mes la temática urbana vuelve a la Casa. Pero mientras la obra de Viviescas estaba ambientada en una ciudad real como Medellín, con referentes tan concretos como un angelito con la cara de Pablo Escobar; el mundo de Lili Blue y sus hermanos es un vaporoso lugar mucho más emparentado con el sueño. Ello no significa que esta nueva obra de Misael Torres eluda mirar su entorno. Pero su pieza trabaja un espejo distorsionado de ciudad, que aunque huele a buses urbanos, a masas amorfas de mendigos, a habitantes anónimos, a esquinas peligrosas, es vista desde el filtro de la imaginación. Es decir que en lugar de ser un retrato, aparece la ciudad construida por los mejores sueños y las peores pesadillas de sus jóvenes. Como lo explica su autor, para entender esta historia hay que leerla con la lógica del comic. Después de tomar la perspectiva de quien hojea una revista de monitos repugnantes y de ojos tiernos, emerge un cuento en el que la protagonista no es una caperucita roja sino una punkera azul. Y cuyo reto no es atravesar bosques húmedos sino la troncal de la Caracas, no para llevar manzanas a la abuelita sino para hacerse el día con lo que roba ayudada por sus tres hermanos incestuosos. Al final no se la comerá el lobo, sino las fauces de un amor sobrehumano, alado y quizá con colmillos. Con esta aventura posmoderna, coloreada y de lenguaje fuerte, la banda de Lili Blue recorre con los ojos abiertos el espíritu prosaico de cualquier gran ciudad colombiana, para señalar no solo el lado oscuro de su corazón sino también los fuertes latidos de vida en zonas prohibidas para la razón.