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COMO UN VIEJO ELEFANTE

Marcello Mastroianni antes de morir, recordó su vida.

LUIS FERNANDO AFANADOR
1 de noviembre de 1999


Su mejor recuerdo era un viaje durante la guerra: el tren entra en un tunel, hay una gran oscuridad y, entonces
en medio de el silencio, una desconocida lo besa en la boca.
Le daba risa y rabia el mito de Latin Lover, él, con sus brazos y sus piernas delgadas y secas, y la nariz corta,
que le impedia hacer el papel de heroe. Ese mito lo inventaron los norteamericanos, eternos buscadores de
etiquetas, después de verlo rodeado de bellas mujeres en La dolce vita, y lo continuaron los periodistas
italianos. De nada valio hacer luego el papel de impotente en El bello Antonio; de feo y cornudo en Divorcio a
la italiana; de homosexual en Un día muy especial; de esposo de una enana, un anana de verdad, en De eso
no se habla. Nada que hacer: latin lover, Da risa. Los que si follan, y mucho, decía, son los ayudantes de
cámara. Y los fotografos. Los fotografos follan sin parar porque la actriz sabe cuál es el poder de la imagen.
Sólo una vez hecho mano de la leyenda, y fue por falta de imaginación. Estaba en Nueva York invitado a
hablar de Actors Studio. Habia muchos actores y alumnos. De pronto, al entrar en un salón vio a una morena
hermosa de esas bellezas de verdad, del sur de Italia y lo unico que se le ocurrio fueron las palabras que
decía a Anita Ekberg en La dolce vita: Pero quien eres? ¿eres mi madres, mi hermana, la tierra, la luna?
¿Quien eres?. Le fue pésimo.
El actor es como una caja vacia, y cuanto más vacia este, mejor. Interpreta un personaje, y la caja se llena,
despues termina el trabajo y la caja se vacia. No debe especialmente culto y ni siquiera especialmente
inteligente, lo ideal seria uqe fuera un poco idiota. Le fastidia el cuento de los antores que estudian el papel
durante meses para meterse en el personaje, impregnarse de el. Esos que engordan como De Niro o
adelgazan para estar en situacion y, acabado el trabajo, necesitan otros meses pra volver a ser ellos mismos.
Vivir el personaje a fondo le parecía una estafa para ganar dinero: Todavia me acuerdo, Vitto rio, de cuando
hacias Hamlet: ser o no ser, esa es la cuestión, con esa voz tuya grave, un poco soñadora; despues, cuando
te metias entre bastidores, le decías al iluminador: Eh, tu, esos focos. ¿no ves que son un asco?.
Un buen oficio de cualquier manera. Aunque se termine siendo como un empeado que va todas las mañanas a
la oficina. Por eso le gustaban las pelicuals que lo hacian viajar; He hecho peliculas en el Congo, en Brasil, en
Argentina, en Marruecos, en Hungria... Una ciudad maravillosa, Budapest. La pelicula no salio bien, pero ¿ que
importa eso? las peliculas malas no las ve nadie, pero Budapest era preciosa, y ¿cuando se me habria
presentado la ocasión de permanecer dos meses allí?.
Siempre pasando de un personaje a otro, y viviendo historias inventadas, en un juego efimero que no es la
realidad. Lejos de la verdadera vida, escondido en los personajes y en las historias, entre parentesis. Como
los novekistas, los autores de cine y de teatro, que viven las vidas de la gente cuyos hechos cuantan y cuyos
personajes interpretan. En realidad, como todo el mundo todos estamos dotados de fantasias, todos nos
imaginados historias de las cuales somos protagonistas, pasiones, que no tenemos, cultivamos ilusiones
inexistentes. La vida, la de veras, es demasiado limitada.
Protagonizó alrededor de 170 películas: Unas veinte verdaderamente maravillosas. Tuvo exito, dinero,
notoriedad. Pero sus recuerdos más profundos eran de antes, de su infancia y de su adolescencia, de sus
padres, de los amigos del barrio. Lo obsenaba el olor de la madera en la carpinteria de su abuelo, la primera
emosipón de las montañas y la nieve. No queria ser como el repicante de Blade Runner, que sufre de una
manera angustiosa y porque no tiene pasado, no tiene memoria.