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Confesiones de una mente peligrosa

George Clooney dirige la biografía insólita de un productor de televisión que dice haber sido asesino de la CIA.

Ricardo Silva Romero
15 de septiembre de 2003

Director: George Clooney
Protagonistas:Sam Rockwell, Drew Barrymore, Julia Roberts, George Clooney

George Clooney dice que sus días como actor están contados. Y, aunque lo más probable es que sólo se trate de una frase (el mundo de la farándula es una suma de ellas), la verdad es que sus días como director han comenzado de la mejor manera: Confesiones de una mente peligrosa, la primera película que firma en su nueva carrera, es una biografía insólita llevada al cine con pulso narrativo, sentido del suspenso y sensibilidad a los detalles de la puesta en escena. Es una historia de la vida real que merecía ser contada: la de un hombre fuera de lugar, el norteamericano Chuck Barris, que, según una autobiografía imposible de verificar que al parecer le ha salvado la vida, a mediados de los 70 se convirtió en un asesino a sueldo de la CIA mientras inventaba programas de televisión de concurso que humillan a sus participantes. Sí, también tuvo una novia fiel un poco loca. Y, en sus viajes a Europa, una amante espía sin escrúpulos ni culpas de última hora.

Clooney es un buen director. En ciertas ocasiones parece perderse en los trucos de las cámaras y en los guiños a sus amigos de primeras planas, pero logra narrar aquella vida delirante sin perder de vista, en ningún momento, que puede tratarse de una gran mentira. No, no se deja tentar por las investigaciones sicológicas o por las documentaciones de los hechos. Sabe bien que la historia es suficiente y que, si la cuenta con la elegancia necesaria, al final nos dejará invadidos de preguntas: ¿de verdad el animador de The gong show y The dating game fue, al mismo tiempo, un francotirador implacable?, ¿no es cierto que para ser el inventor de aquellos programas de citas a ciegas, el torpe inspirador de los reality shows, hay que tener una mente asesina?, ¿no es la mala televisión, la que subraya nuestras mediocridades y justifica nuestro desencanto, una especie de lavado cerebral que puede conducirnos al autismo?

Clooney, como los actores que han dado este primer paso vale la pena recordar que Robert Redford debutó con la triste Gente como uno, Robert de Niro con la conmovedora Una historia del Bronx y Kevin Costner con Danza con lobos-, ha contado con un envidiable equipo de trabajo: Charlie Kaufman, guionista de ¿Quieres ser John Malkovich? y El ladrón de orquídeas, ha estructurado el relato desde la cabeza del propio Barris; la interpretación de Sam Rockwell le ha dado las tres dimensiones de rigor a un personaje que podría haber sido una caricatura; la presencia de Drew Barrymore y Julia Roberts, en breves pero determinantes papeles de reparto, nos hace sentir todo el tiempo que estamos viendo una película importante.