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Contra viento y marea

Los 50 años de la emisora ‘HJCK, el mundo en Bogotá’, son la mejor parábola cultural de la lucha entre David y Goliat.

9 de octubre de 2000

Alvaro Castaño Castillo ha estado al frente de HJCK, “el mundo en Bogotá” desde el 15 de septiembre de 1950, que fue el día de la fundación. Y por eso sabe mejor que nadie que para lograr el milagro de la supervivencia de una empresa privada, exclusivamente dedicada a la cultura e independiente del Estado, hay que estar alerta y no bajar la guardia ni por una fracción de segundo.

Lo aprendió en 1950 cuando ofreció los servicios a un publicista que, con mal disimulada irritación le respondió: “¿Ustedes creen que yo puedo confiar la propaganda de mis clientes a las ideas luminosas que cada semana organizan los señores intelectuales para levantar el nivel cultural del país?

Cincuenta años más tarde la situación en esencia es la misma. Pero al igual que entonces, con lo que no cuentan quienes administran y reparten la torta de la publicidad es que él mantenga la misma entereza del primer día, cuando se evidenció que la HJCK no sería un embeleco de juventud, ni una entretención pasajera, sino una especie de proyecto de vida. Y un proyecto de vida que tendría continuidad en una sola persona durante medio siglo y que nunca caería en tentaciones económicas, dos características muy difíciles de encontrar en cualquier negocio en los últimos 50 años.

Ese fue el espíritu que congregó a los fundadores: Eduardo Caballero Calderón, Hernando y Alfonso Martínez Rueda, Alfonso Peñaranda, Gonzalo Rueda Caro y él. Tiempo después entraron Hernán Mejía Vélez, Enrique Lara Hernández y Santiago Salazar Santos. En eso no se equivocó el furibundo publicista: no eran más que un puñado de intelectuales con ideas ‘luminosas’ y bolsillos vacíos. Pero de ese pequeño grupo de tertuliadores surgió lo que es hoy una de las emisoras culturales mas respetadas del continente.

El Quijote de esa aventura ha sido Alvaro Castaño. Contra viento y marea, y con una tenacidad que contradice su personalidad flemática y sobria, superó docenas de obstáculos que hubieran hecho desistir a muchos. Nada lo desanimaba. Ni siquiera descubrir, luego de haber negociado con increíbles sacrificios económicos las instalaciones de la Radio Granadina, que habían comprado por transmisor un aparato destartalado, moribundo, con mínima potencia y, lo peor, ni siquiera había torre. Apenas un alambre engarzado entre dos palos al pie de un sombrío rancho.



La radio ‘cultural’

Las lecciones en la HJCK se aprenden una vez y para siempre. Castaño entiende el rol que en el mundo de la cultura juega la HJCK, no sólo porque fue la primera emisora de su tipo en Latinoamérica sino por el compromiso que los reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, marcan: Premio Ondas de España y el Simón Bolívar a ‘Una vida y obra’ que les fue otorgado a él y a Gloria Valencia, su esposa, entre otros.

El sabe bien que hay que estar alerta en todos los frentes. Que la emisora no pierda su norte de organismo cultural privado y, por lo mismo, independiente, con capacidad de convocatoria y opinión pero sin permitir que se convierta en arena de discusiones estériles. Que por su misma condición de radio privada es absolutamente necesario facturar la pauta publicitaria, pero sin hacer ningún tipo de concesiones que vayan contra el espíritu mismo de la empresa. Que en la radio cultural hay que trabajar con criterio, programar con un enorme cuidado porque no es de ‘moler música’ que se trata. También estar al día en materia de la más alta tecnología. Pero, sobre todo, tener un permanente y sutil contacto con el oyente, que es finalmente el más importante interlocutor de ese diálogo que se llama la radio.



Trabajando en equipo

Por supuesto, reconoce y entiende que en cabeza del director se conjugan todos los aportes de un equipo, en el que se funden por partes iguales el rigor, el respeto, la búsqueda de la excelencia y también los afectos. En este sentido hay que recordar que, aunque siempre ha preferido pasar inadvertida en la HJCK, a su lado, desde el primer día, ha estado la figura de su esposa, Gloria Valencia. Y a partir del nombre de Gloria Valencia, quien ha sido la compañera de Alvaro durante esta larga travesía. El, hiperbólico en todo lo que tenga que ver con su esposa, le atribuye, entre otras, haber introducido el jazz a la emisora, dejando este género de música en el sitio preponderante que goza hoy.

Empieza esa especie de desfile de quienes de una u otra manera han estado ligados con la historia de la empresa, además de fundadores y socios. Más sencillo es decir que toda la intelectualidad colombiana ha estado ligada con la HJCK. De ello queda por fortuna el testimonio del más rico archivo de voces que existe en el país, centenares de documentos y grabaciones que la emisora considera excepcionales: las voces de Nicolás Gómez Dávila y de Baldomero Sanín, esos son tesoros.

Una persona que ocupó lugar de excepción en el día a día, desde el 15 de septiembre de 1950, fue Gonzalo Rueda Caro. Tímido, discreto, alérgico a las figuraciones pero con el conocimiento y el sexto sentido para hacer la programación, minuto a minuto, a lo largo de los años. Alvaro y Gonzalo no eran socios, fueron hermanos que durante años trabajaron hombro a hombro en medio de una conversación fluida y elegante que les tomó la vida. Cuando falleció Gonzalo, en 1993, Alvaro consideró de justicia que lo reemplazase su asistente, Miguel Hernández Girón, que representa bien el mundo interno de la casa: “Entró a trabajar en 1981, muy joven, le ofrecimos la única posibilidad de que disponíamos: el cargo de mensajero, luego fue operario de control, grabador, discotecario y asistente del jefe de programas. En 1997 obtuvo el Premio Simón Bolívar a ‘Mejor crónica en radio’ por el ciclo de 31 programas Schubert 200 años”.

Otros dos pilares indispensables en esa historia fueron el poeta Eduardo Carranza y el musicólogo Otto de Greiff. El primero por la estrecha amistad y una especie de atenta colaboración que luego, indirectamente, se materializó en 1986 cuando se inauguró la Casa de Poesía Silva, que siempre ha estado bajo la dirección de María Mercedes Carranza, poetisa, hija del poeta, directora de la Casa Silva, que en uno de sus recintos tiene la Fonoteca HJCK para uso directo del público. Otto de Greiff era también de la entraña de la casa, su discoteca estuvo siempre al servicio de la emisora, también su talento, que se mantiene vivo en los cursos de apreciación musical que cada cierto tiempo la emisora nuevamente transmite.

Y sigue la lista. Que suele estar muy relacionada con el espacio que lleva más fuertemente el sello HJCK: su ‘Revista Dominical’. Por ella, a lo largo de los años, han pasado los intelectuales y los periodistas. Bajo la pauta editorial del director cada domingo, en las horas de la mañana, el público escucha las opiniones de Hans Ungar, Alfredo Iriarte, Gonzalo Mallarino, Santiago Salazar, entre otros. Y está la otra revista, la de programas, que mensualmente llega a los oyentes, un magnífico ejemplo de fusión entre la programación misma y síntesis del pensamiento cultural de la emisora.

Cincuenta años con toques que son la rúbrica, como la voz inconfundible de Roberto Rodríguez Silva, que al medio día es el encargado del jazz. O la colaboración y programación diaria que vía satélite llega desde la BBC de Londres; la prestigiosa cadena británica donó la antena satelital: “Ustedes tienen una trayectoria muy rica y muy profunda’, fue la declaración de James Painter, director del servicio en castellano de la BBC.



La celebración de los 50 años

Como es de esperarse, la celebración de estos 50 años será por todo lo alto. Este jueves 14, a las 6 de la tarde, en la plazoleta suroccidental del Centro Comercial Andino, que está enfrentada a la sede de la emisora, habrá concierto de jazz, abierto, naturalmente, al público.

Al día siguiente las emisoras culturales de Bogotá entrarán en cadena como homenaje a la HJCK. Por una feliz iniciativa de monseñor Juan Miguel Huertas Escallón, mayordomo de fábrica de la Catedral Primada de Bogotá, habrá concierto allí, con la presentación de dos agrupaciones especialistas en música del archivo de la Catedral, Música Ficta, que dirige Jairo Serrano, y el grupo vocal Ballestrinque, dirigido por María Cristina Sánchez.

Ese mismo día, a las 7:30 de la noche en la Biblioteca Luis Angel Arango —cuyos eventos desde su inauguración en 1966 religiosamente han sido transmitidos por HJCK— la emisora ofrecerá un concierto de puertas abiertas y entrada libre con la presentación del clavicembalista Alvaro Huertas: “Es nuestro gesto de agradecimiento con nuestros oyentes por su fidelidad”.

Celebración a la altura de las circunstancias. Cincuenta años de la pionera del fenómeno de la radio cultural privada en América Latina. También el resultado de la entereza de quien ha tenido el espíritu de estar siempre al pie del cañón sin permitir que el imperio de la ley de las mayorías, el temible rating, se atraviese en el propósito original de hacer empresa y cultura. Un duelo entre David y Goliat. Y como en el pasaje de la Biblia, es la inteligencia de David la que prima sobre la infinita ignorancia de Goliat.