Home

Cultura

Artículo

CONTRACARA

Un ambicioso e interesante argumento sobre suplantación de identidad que termina desvanecido por el afán de la acción.

15 de septiembre de 1997

Director: John Woo Protagonistas: John Travolta, Nicholas Cage, Joan Allen en principio el argumento es estremecedor. Por medio de un sofisticado proceso de cirugía un agente del FBI suplanta la identidad de un despiadado terrorista que, entre otras cosas, le ha asesinado a su pequeño hijo, para sacarle información a sus secuaces de cuál es el próximo blanco de una bomba que puede desaparecer media ciudad. Pero algo sale mal, y mientras el agente escarba en la cárcel sin que nadie lo sepa, el terrorista, por idéntico proceso de cirugía, asume la identidad del policía y mata a los únicos investigadores que sabían de la delicada misión. Total, el agente termina convertido en quien más odia y el terrorista usurpando la vida de su mayor enemigo, incluidos su trabajo, su esposa y su hogar. Semejante intercambio existencial podría haber generado un desarrollo argumental de proporciones antológicas si no fuera porque el director John Woo _el mismo de Código: flecha rota_ no supo muy bien qué hacer con lo que tenía entre manos. Basta pensar en que la supervivencia de ambos depende de la forma en que asumen su nueva identidad, su nuevo rostro, con las consecuencias sobre la personalidad que se derivan del trauma, para darse cuenta de la magnitud del argumento y sus problemas para resolverlo. Sin embargo, y a pesar de que hay momentos brillantes en las interpretaciones de John Travolta y Nicholas Cage, la película va dilapidando poco a poco la rica propuesta planteada para transarse por el simple drama de acción en el que ya no tienen que ver mucho los personajes sino la resolución visual. Aunque Woo intenta asomarse a la personalidad de sus protagonistas, el acercamiento es demasiado tímido y a la larga la acción policíaca acaba por echar a la basura un argumento que bien habría merecido un estudio más cuidadoso para su desarrollo.