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Los medios retrataron a Tonya Harding como la villana, pero hay mucho más qué contar. | Foto: Cine Colombia

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En ‘Tonya’ el patinaje es una guerra, la familia también

La intrigante película relata el retorcido incidente que puso patas arriba el mundo del patinaje artístico gringo antes de los Olímpicos de invierno de 1994. SEMANA habló con su director Craig Gillespie.

9 de febrero de 2018

‘Tonya‘ se estrena el 15 de febrero en Colombia, y cuenta, desde el punto de vista de varios protagonistas (pero especialmente el de Tonya Harding) la extraña seguidilla de eventos que derivó en el ataque físico a su colega Nancy Kerrigan y agitó el mundo del deporte en 1994. Solo el sonado caso de O.J. Simpson la desplazó de las primeras planas.

En esta retorcida novela de la vida real, que resulta profundamente cautivante, Tonya Harding, confesa atleta ‘redneck’ apasionada por el patinaje artístico, lidera la narrativa. Pero su madre y su esposo aportan sus versiones, a veces siguiendo la misma línea que Harding, la mayoría, contradiciéndola. También lo hacen los torpes e inescrupulosos personajes que llevaron a cabo un ataque físico contra la colega de Harding en el equipo de patinaje artístico de Estados Unidos, antes de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer, Noruega.

Dos de sus actrices, Margot Robbie (Tony Harding) y Allison Janney (LaVona Golden, madre de Harding), fueron nominadas al premio Óscar, y su trabajo bien lo merece. Impulsan la cinta y llevan al espectador a través de un cuento que resulta muy difícil de abandonar. Los otros personajes del reparto, una gama de hombres peculiares, suman capas a una historia que hace honor a la tragicomedia de ser humano.

Nancy Kerrigan fue la víctima de un ataque, pero ‘Tonya’ se esmera en mostrar ángulos desconocidos, y así suma matices a la historia propagada por los medios. No pide disculpas por nadie, pero sí juega con los grises, donde la supuesta victimaria resulta víctima de las circunstancias. Esa es la virtud de su director, el australiano Craig Gillespie. SEMANA habló con él y esto dijo:

SEMANA: ¿Qué lo atrajo de esta historia?

Craig Gillespie: Recibí el guión cuando sabía que Margot Robbie ya hacía parte del proyecto, y la idea de verla interpretando a Tonya Harding me emocionó de inmediato. Luego, tras leer el guion de Steven Rogers, quedé totalmente convencido. La historia estaba contada magistralmente, con un balance tremendo entre emoción y humor y una estructura no convencional que a la vez intimidaba y retaba. El tono era algo arriesgado, pero se ajustaba mucho a Margot, pues en papeles anteriores a este la he visto bailar entre la vulnerabilidad, el humor y la fuerza, atributos que también, a su manera, reflejaba Tonya Harding.

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SEMANA: ¿Qué tanto cambió la cinta que imaginó y la que rodó?

C.G.: El guion estaba muy bien armado, por lo cual mi prioridad era reflejar el espíritu de Tonya y honrar el guion. Tonya tiene ese algo desafiante, corajudo, tiene espíritu y energía y era necesario transmitir eso. Con movimientos de cámara, cortes y música logramos recrear el caos y la euforia de su vida en ese momento.

SEMANA: ¿Sabía algo de Harding antes de asumir el reto? ¿Cambió su perspectiva?

C.G.: Sí, de hecho cuando sucedió todo (1994) yo trabajaba en una agencia de publicidad y habíamos hecho una campaña con Nancy Kerrigan tres meses antes del atropello. Ahora, no conocía los detalles, sabía que el ataque tenía que ver con Tonya Harding y Jeff Gillooly. Por eso fue interesante descubrir el mundo del que venía Tonya, y la perseverancia y enfoque que tuvo para participar en dos Juegos Olímpicos en medio del caos de su vida. Eso me dio una perspectiva totalmente distinta.

SEMANA: ¿Qué quiere que la gente sepa de Tonya al ver su película?

C.G.: Los medios siempre la retrataron como la villana de la historia, pero su vida es mucho más trágica y complicada que solo ese rótulo. No quiero minimizar a Nancy Kerrigan, lo que le sucedió fue horrible, pero encontré una historia más compleja y que valía más la pena de contar por el lado de Tonya. Quería hacerla humanizar, empatizar con ella en alguna medida.    

SEMANA: ¿La conoció?

C.G.: Margot y yo tuvimos la oportunidad. Confió en nosotros y fue abierta, lo cual ayudó mucho. No esperábamos eso de alguien con un nombre así de conocido, y también nos dimos cuenta de que había superado momentos muy complicados.

En un papel impactante y ácido, Allison Janney interpreta a LaVona Golden, la despiadada madre de Tonya. Foto: cortesía Cine Colombia.

SEMANA: ¿Qué tan complejo fue el casting?

C.G.: Fui afortunado, pues Margot y Allison Janney ya hacían parte cuando me sumé. Luego, creo que no imagino un mejor reparto que el que conseguimos. Paul Walter Hauser me voló la cabeza con su papel de Shawn Eckhart. Fue muy gracioso, pero lo lograba desde un lugar genuino y sincero, justo lo que necesitaba. El papel de Jeff Gillooly me dio líos. La relación entre Tonya y Jeff fue tan volátil, que exigía alguien que a la vez bailara entre el humor y la violencia, y aun así generara algo de simpatía. Probamos muchos actores, y el tono era muy difícil de lograr, pero cuando Sebastian Stan presentó su audición lo consiguió. Además, la química entre Margot y él era innegable. Ambos hicieron un gran trabajo en mantener la humanidad en sus interpretaciones y recurrir a toques de humor cuando se necesitaba.     

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SEMANA: ¿Cómo sorteó las escenas de patinaje? No debió ser fácil...

C.G.: Muy temprano en la producción me reuní con nuestra coreógrafa de patinaje Sarah Kawahara, y discutimos lo que Margot podía y no podía hacer. Margot entrenó cuatro meses e hizo un trabajo fantástico, pero era evidente que para mostrar patinaje de nivel olímpico íbamos a necesitar dobles. Sarah me dijo de inmediato que nadie podría hacer el ‘triple axl’, pues solo seis mujeres lo han logrado en la historia, y dos de ellas competían para clasificar a los Olímpicos de Pyeongchang y no iban a arriesgar una lesión. Me dejó perplejo ese hecho, lo difícil que es ese salto particular, y que Tonya logró hace 25 años. Al final logramos mostrarlo con la ayuda de efectos visuales.