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Margarita García Robayo ganó el Premio Casa de las Américas 2014 por el libro de cuentos ‘Cosas peores’. El autor Luis Noriega es el único colombiano triunfador en el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, en 2015, con el libro ‘Razones para desconfiar de sus vecinos’. Patricia Engel, con su libro ‘Vida’, ganó el premio Biblioteca de Narrativa Colombiana de la Universidad Eafit 2017.

LITERATURA

Cuentos contra la corriente

Este género se revitaliza gracias a diferentes premios, concursos literarios y al interés de las editoriales en publicar a escritores de varias generaciones.

21 de octubre de 2017

“Como salmón vamos a contracorriente”, dice la introducción de la nueva antología del cuento colombiano Puñalada trapera, de la editorial independiente Rey Naranjo, una suerte de metáfora de la hazaña que implica publicar. Los aficionados a la literatura piensan que el cuento no vende.

Y es cierto. En el país las editoriales publican y venden menos libros de relatos cortos que novelas: al año Penguin Random House, por ejemplo, lanza seis libros de este género, mientras que salen unas 14 novelas de escritores colombianos.

Pero esta nueva colección de 22 relatos inéditos de diferentes autores nacionales es una apuesta por el género y por las nuevas voces. La antología incluye a escritores que apenas comienzan su camino en la ficción, pero también a otros que ya ganaron reconocimiento en varios premios literarios, como Andrés Felipe Solano y Margarita García Robayo, o de la diáspora colombiana en Estados Unidos como Patricia Engel y Daisy Hernández. Y no se queda atrás Luis Noriega (Cali, 1972), quien vive en España desde hace casi 20 años, el único colombiano ganador del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez.

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La antología, con ilustraciones de Marcela Quiroz, ganadora del premio Tragaluz 2011, y una cuidada selección tipográfica, constituye una rareza porque le apuesta a un formato gráfico y reúne cuentos de distintos estilos, influencias y temáticas.

Una de las escritoras que forma parte de la colección, Patricia Engel -ganadora del premio Biblioteca de Narrativa Colombiana de la Universidad Eafit 2017, por su libro de cuentos Vida- piensa que la antología pone muchas voces en conversación, desde lugares distintos que describen mundos diversos, lo que ofrece al lector un panorama muy completo. “Esta colección de cuentos -asegura Luis Noriega- prueba que el género en Colombia tiene una gran vitalidad, pero esto no es nuevo, solo falta más circulación”.

Pero no solo las editoriales hacen el esfuerzo, pues a estas se le suma el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, una iniciativa de la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Cultura que busca difundir y darle más importancia al género. Este concurso, que llega a su cuarta edición, presentó en la primera semana de octubre a los cinco finalistas, entre los que no aparece ningún colombiano: Liliana Colanzi (Bolivia), Federico Falco (Argentina), Alejandro Morellón Mariano (España), Soledad Puértolas (España) y Daniel Salinas Basave (México). El ganador se conocerá el 1 de noviembre.

Noriega, autor del libro de relatos Razones para desconfiar de sus vecinos, explica que Colombia está lejos de tener una tradición del género como otros países en América Latina. Él, que enseñó literatura, dice que en Colombia han escrito y escriben cuentos muy buenos, pero el nivel está lejos de Argentina, una verdadera potencia del género. Margarita García Robayo, autora del libro Cosas peores, asegura que también Uruguay tiene a su favor una larga tradición, lo que ayuda a tener buenas referencias y a instalarse más fácilmente en el género.

En este premio, uno de los más prestigiosos de su género porque está abierto a autores en castellano de cualquier lugar del mundo, solo participan libros ya publicados. Y tiene, además del reconocimiento literario, un estímulo económico de 100.000 dólares y la circulación de la obra por todas las bibliotecas públicas del país.

 “La naturaleza del premio, además de impulsar el género, es buscar nuevos nombres”, dice Valentín Ortiz, coordinador del concurso. Tal es el caso de Noriega, autor también de varias novelas como Iménez o Donde mueren los payasos, quien era poco conocido hasta este premio. Este año, Laguna Libros también publicó cinco colecciones y dos de sus autores son semifinalistas del premio de este año.

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Esto prueba que estos galardones no pasan inadvertidos para las editoriales. Con el concurso, las obras de cuentos de los cinco finalistas llegan a un público más amplio y “se empiezan a editar libros en diferentes países, lo que impone una nueva dinámica de circulación del libro en América Latina”, anota Ortiz.

No se quedan atrás las editoriales universitarias, las independientes y los talleres de escritura creativa, que también fomentan el cuento. Melba Escobar, escritora y jurado del Concurso de Cuento para Jóvenes Andrés Caicedo, dice que el panorama de autores nuevos es promisorio porque se está escribiendo con rigor, con conocimiento del género.

A la sombra, varios concursos están impulsando el género como los organizados por la Universidad Industrial de Santander (UIS), en Bucaramanga, la Cámara de Comercio de Medellín o la Fundación La Cueva, en Barranquilla. Todos han traído buenos hallazgos para la literatura colombiana como Andrés Mauricio Muñoz, quien hace parte de la antología de Rey Naranjo, o Paul Brito, ganador del concurso de la UIS.

“En Colombia están escribiendo mucho y el cuento ocupa un lugar importante en esta producción”, dice el editor Gabriel Iriarte. Y es que alrededor del cuento hay muchos mitos: que es una preparación para la novela o que es un género menor. Como también muchos creyeron durante algún tiempo que Jorge Luis Borges no ganó el Premio Nobel de Literatura por escribir cuentos. Sin embargo, otros grandes escritores, como Gabriel García Márquez o Alice Munro, contradicen esa versión con sus relatos.

Melba Escobar, autora de varios cuentos para niños, explica que escribir historias cortas es complejo porque exige que todo el tiempo se “vibre en la nota más alta”, es decir, que siempre haya tensión. 

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La producción de relatos, lejos de ir en decadencia, aumenta. Aunque García Robayo piensa que el cuento sigue siendo marginal, afirma que es uno de los más sofisticados de los géneros. La antología Puñalada trapera es un esfuerzo para atraer nuevos lectores que no necesariamente estén interesados por el género, sino por la gráfica, otra forma de conectar y formar más lectores. Aun así, no solo las editoriales juegan un papel para que los colombianos lean más cuentos, pues también importan las políticas estatales, los autores y, claro, los lectores.

Porque como dice Noriega, hay que recuperar a los lectores para el género: “Estoy seguro de que cuantos más y mejores lectores tengamos, más y mejores serán nuestros cuentistas”.