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DE CUBA CON HUMOR

Con "Un hombre de éxito", llega a Colombia el nuevo cine cubano.

18 de julio de 1988

Cada vez que se presenta un cambio de gobierno en Cuba, cada vez que las circunstancias políticas y sociales colocan una nueva persona en palacio, Javier, el protagonista de "Un hombre de éxito", celebra un acto simple y ritual, quitando de la pared la foto del gobernante en desgracia y colocando a quien pocas horas antes había saludado en medio de besamanos, sonrisas, copas de champaña, señoras elegantes y coquetas, y gorilas regados por todas partes.
Javier es ambicioso, cínico, lascivo, juega con el miedo de los demás, echa mano de las influencias sociales y políticas de su familia (tiene una madre temerosa y un hermano que tomará el camino opuesto, el de los enfrentados al sistema, el que debe aceptar el exilio, el que finalmente será sacrificado), para ir ascendiendo sin que nadie sea capaz de frenarlo. Es un hombre de éxito en una nación como Cuba, estremecida por golpes y contra-golpes, zancadillas y apetitos desbocados, en una historia contada por el director Humberto Solás (el mismo de "Lucía", "Cecilia" y "Cantata de Chile"), que abarca la crónica de un país que sabe sobrevivir a estos hombres de éxito, desde los años treinta hasta cuando comienza la Revolución. Son varios años durante los cuales, Javier ha colocado y quitado fotos de las paredes, ha peleado con el hermano, ha sido traicionado por hombres y mujeres ha sacado las uñas aun contra sus familiares y se ha convertido en uno de los seres más arribistas, ambiciosos y despreciables. Este personaje no es invento gratuito de Humberto Solás. Miles de hombres y mujeres como Javier siguen medrando a la sombra de la Revolución, siguen junto al carro del vencedor después de haber formado parte activa y entusiasta del régimen de Batista. Los cubanos los conocen, pero piensan que la Revolución, como todo sistema orgánico, tiene sus mecanismos para neutralizarlos pero no es fácil y la película no escatima esfuerzos para denunciarlo.
El estreno de "Un hombre de éxito" en las salas comerciales colombianas, tiene un significado interesante: es la primera de una serie de películas cubanas que será exhibida junto a las norteamericanas que dominan este mercado. Pronto se verán "Se permuta" de Juan Carlos Tabío "Los pájaros tirándole a las escopetas" de Rolando Díaz, y "Vampiros en La Habana" de Juan Padrón, en lo que se considera una oportuna y saludable apertura a un cine que, a pesar de sus dificultades de producción, se conserva fresco, cargado de un tremendo humor negro y que permite -primero a los cubanos y luego a los extranjeros-, contemplar el espectáculo de un país que analiza sus crisis, sus conflictos por medio del vehículo de información más popular, las películas, debatidas en largas sesiones donde el director, el guionista y los actores se sientan ante el público raso y escuchan las críticas y explican lo que quisieron decir y no dijeron.
Hasta hace algunos años, la imagen equivocada que había del cine cubano en otros países, era la de películas politizadas, duras, doctrinarias, sólo interesadas en sus propios problemas. No era así, por supuesto, pero los realizadores cubanos lograron imprimirle más humor, más agresividad, más alegría y el resultado es palpable, sobre todo en estas dos historias contenidas en "Se permuta" (todo el lío que se arma con la costumbre de los habaneros de estar intercambiando permutando, cambalacheando sus viviendas, mientras la protagonista, una señora que se divierte metiéndose en la vida ajena, llega a enredarlo todo), y "Los pájaros tirándole a las escopetas" (la situación es ridícula y también divertida, tierna y violenta porque el papá de la muchacha mantiene relaciones sexuales y sentimentales con la madre de su yerno, en un medio que sigue siendo machista, donde los jóvenes no quieren entender que los mayores todavía pueden sentir deseos y querer organizar su vida al margen de sus hijos). El lenguaje, el humor, las situaciones reconstruidas por Tabío y Diaz, no tienen relación alguna con el universo y el lenguaje de Humberto Solás quien con Tomás Gutiérrez Alea, Manuel Pérez, Pastor Vega y Santiago Alvarez representa la generación anterior de directores, que colocó las bases de este cine cubano. De esta forma, el estreno comercial, no en salas especializadas, de "Un hombre de éxito" representa una bocanada de aire fresco en una cartelera estragada por las artes marciales, las mexicanadas y las basuras eróticas.