Home

Cultura

Artículo

De todo un poco,

Durante el XIV Festival Internacional de Teatro de Manizales se insinuó lo que puede ser la renovación del arte escénico colombiano.

28 de septiembre de 1992

ANTES DE QUE EL FESTIVAL SE INIciara, muchos previeron que esta edición sería una de las más pobres de los últimos años. Sin embargo, el festival comenzó y, a pesar de que en los primeros días la calidad de los grupos no aparecia, al final el evento se vino de menos a más. Y algo quedó.
Quedó, en primera instancia, la exhibición estética de la danza de Brasil, con la obra " No perturbe ", enfrentada al más clásico de los estilos, propuesto por la Escuela de Teatro de Valladolid, con la obra "La dama boba", de Lope de Vega. Quedó la sensación de que Ecuador y Argentina no midieron la exigencia del certamen y participaron con obras de muy bajo punto. Pero, ante todo, quedó la insinuación de lo que puede ser el nuevo teatro colombiano en los próximos años.
A pesar de que la calidad de los grupos no fue tan buena, surgieron propuestas novedosas en el seno de algunos de ellos. El más controvertido, aunque inquietante, fue el trabajo realizado por la Universidad del Valle, con "T a las cinco", bajo la dirección de Gabriel Uribe. Basados en la obra póstuma "El Público", de Federico García Lorca, los integrantes del grupo del Valle sorprendieron -para bien y para malcon un montaje irreverente, que pretendió involucrar al público en la atmósfera de angustia en la que se desenvolvía la obra. A los ojos de los críticos, el error que causó el desconcicierto de los espectadores fue la timidez con que trabajaron los actores y los defectuosos cambios de escenografía, que le cortaron el ritmo todo el tiempo. Sin ser una exhibición brillante, la Universidad del Valle es una de las pocas que se ha arriesgado a explorar nuevos territorios en la expresion teatral.
Los antioqueños, por su parte, demostraron sus aciertos a la hora de enfrentarse al público, con la obra "Woyseck", bajo la direccion de Victor Viviescas: pesar de admitirse la poca versatilidad de los actores y las imperfecciones en el texto, la conducción de Viviescas, así como el excelente manejo de las luces y del espacio escenográfico, la calificarón como uno de los montajes mas trabajados.
Con todo, las grandes ovaciones se las llevó la Escuela Nacional de Arte Dramático, de Bogotá, que bajo la dirección del polaco Pawel Nowicky presento "La Hojarasca", basada en la novela de García Márquez. El talento desplegado por los actores y los habilidosos recursos escénicos de Nowicky, hicieron de este montaje el mejor de todos los que se presentaron durante el Festival. Con sobradas razones, este grupo representa la renovación del teatro colombiano profesional.
Más que para elevar su calidad, el Festival de Manizales sirvió para medir la posición del teatro colombiano frente a los grupos extranjeros. Y a juzgar por los resultados, con el apoyo de certámenes de la misma naturaleza, el teatro colombiano está llamado a tomar un nuevo aire en el siglo que entra.