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DEL PARAMO A LA RIBERA

La galería Diners expone la obra reciente de la pintora Lola Castello.

27 de julio de 1992

PRIMERO FUEron las atmósferas. No era difícil encontrar en ellas referencias del nublado cielo bogotano. Luego, el ojo de la artista se acercó y aparecieron siluetas lejanas de montañas de los Andes. Se siguió acercando al paisaje, y lo llevó al lienzo envuelto en veladuras y en colores tenues inspirados en los amaneceres de la Sabana.
La pintura de Lola Castello se ha ido aproximando a la Tierra progresivamente. Ahora, en la muestra que está exponiendo la (Galería Diners de Bogotá, aparecen, en primeros planos, esas palmas inconfundibles de las regiones cálidas del país. De ahí el nombre de "Palma y río" con el que ha titulado la presente serie.
Lo curioso de la muestra es que los trabajos más recientes que la componen (ver ilustración) dejan presentir cuál será el siguiente paso.
Ya no interesa el perfil de las plantas. Cada vez más lejana del realismo, lo que ahora pretende Lola Castello es jugar con los elementos básicos de la pintura -luz, color, espacio...-, y para esto se ha acercado aún más a la naturaleza, de manera que los tallos se conviertan sencillamente en diagonales, y los trozos de palma sirvan como pretexto para ocupar con colores vivos un espacio determinado de su cuadro.
En este camino, todo parece indicar que Lola Castello volverá a retomar esos ingredientes de la abstracción que la acompañaran en uno de sus períodos iniciales. Sólo que ahora los utilizará para emprender una nueva versión del paisaje colombiano.