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Detrás del paraíso

MauricioBonnett, un cineasta colombiano radicado en Londres, acaba de estrenar en España el documental sobre la investigación de Mario Vargas Llosa para escribir la novela 'El paraíso en la otra esquina'.

1 de junio de 2003

Mauricio Bonnett, un cineasta colombiano radicado en Londres desde 1986, y su esposa, la productora peruana Marcela Cuneo, siguieron durante un año al escritor Mario Vargas Llosa por medio mundo mientras recopilaba el material para escribir la novela El paraíso en la otra esquina. Este documental, que lleva el mismo nombre, ya ha sido transmitido en España por Canal Plus y muy pronto se verá en varios países de Europa.

SEMANA: ¿Cómo nació el proyecto de seguir a Vargas Llosa por medio mundo?

MAURICIO BONNETT El proyecto nació de manera casual durante el rodaje de un documental sobre la vida de Vargas Llosa que filmamos en noviembre del 2001. Estábamos en Quinua, un pueblito diminuto cercano a Ayacucho, en el Perú, comiendo mazorca y tomando Inca Kola, esa gaseosa fluorescente, almibarada y brutalmente aromática que los peruanos inexplicablemente veneran, cuando Mario empezó a contarnos sobre sus planes de viaje a Tahití y a las islas Marquesas. Yo sabía que en aquel entonces Vargas Llosa estaba trabajando en la novela sobre Gauguin y su abuela Flora Tristán y apenas me limité a manifestar ruidosamente mi envidia. No sé si lo reblandeció la nostalgia que le producía la mazorca o si el azúcar de la Inca Kola le había afectado el cerebro pero sin pensarlo dos veces Mario nos invitó a Marcela y a mí a que lo siguiéramos.

Para cinco minutos del documental biográfico esto era sencillamente imposible, pero nos pusimos de acuerdo con Roberto Viana, el productor brasileño, un hombre arriesgado y aventurero, para proponerle a Mario que nos permitiera seguirlo mientras investigaba 'El paraíso en la otra esquina' y hacer de este viaje un documental independiente. Mario, para nuestra gran sorpresa, aceptó. más tarde Canal Plus España se interesó en el proyecto y se ofreció a contribuir con la posproducción, que se hizo en España.

SEMANA:¿Por qué se prestó Vargas Llosa para que le siguieran?

M.B.: Una vez terminado el documental Mario me confesó que en un principio había tenido muchas dudas. Al fin de cuentas escribir una novela es un proceso íntimo, secreto. Sin embargo también me dijo que al recibir la propuesta pensó que a él también le hubiera gustado mucho haber podido ver documentales que mostraran el proceso de creación de "Madame Bovary", o de "Las palmeras salvajes", o "La condición humana", las obras de los maestros que él admiraba. Que yo sepa es la primera vez que un escritor de esa talla permite que se le siga tan de cerca, por lo menos un escritor de lengua española, aunque en mis largos años viviendo en Inglaterra tampoco he visto algo parecido.

SEMANA:¿Cuanto tiempo les tomó?

M.B.:De cabo a rabo el proyecto nos tomó más o menos un año, aunque con interrupciones porque la agenda de Vargas Llosa es delirante y se la pasa, junto con Patricia que tiene su misma energía, de avión en avión dando conferencias por el mundo entero y asistiendo a toda clase de congresos arcanos sobre su obra y la de los demás. El viaje nos llevó a Tahití, a las Marquesas, al Perú, a Bretaña, Burdeos, Provenza, Londres y terminó en Tres Cantos, el suburbio de Madrid donde Canal Plus tiene su cuartel general. Allí estuvimos tres meses sin ver el sol reduciendo las 50 horas de material a una sola.

SEMANA:¿Cómo fue la relación entre ustedes y el escritor? ¿Hasta qué punto podían meterse ustedes en el detalle tanto de lo cotidiano como de la investigación del escritor?

M.B.: La relación fue excelente. Durante la filmación de la biografía nos habíamos llevado muy bien, no solo con él, sino también con Patricia, que es el poder detrás del trono y una mujer espléndida. Pero la prueba de fuego fue la convivencia en Tahití y, sobre todo, en las Marquesas. Allá, en la mitad del Pacifico, no quedaba más remedio que vivir los unos encima de los otros y teníamos dos opciones: o nos matábamos o nos hacíamos amigos.

Vargas Llosa es un gran colaborador. Nosotros tratábamos de ser discretos pero eso es difícil cuando uno anda armado con cámaras, trípodes y micrófonos que son, por definición, aparatos invasivos. Pero no para él que tiene un poder de concentración a prueba de balas y un entusiasmo contagioso que lo lleva a compartir sus hallazgos sin ningún recelo. Pero a pesar de que las jornadas de trabajo eran a menudo apasionantes, lo verdaderamente exquisito eran las noches. Yo había llevado un whisky de malta que dosificaba con gran celo, y al anochecer, después de las largas jornadas de trabajo, nos reuníamos en la terraza del hotel, que no eran otra cosa que cinco o seis cabañas que miraban al Pacifico y a los cerros agrestes de la isla, y nos tomábamos un solo trago. Mario es una verdadera enciclopedia de anécdotas, la mayoría desmesuradamente cómicas, y las cuenta degustando cada palabra. Nunca había oído una historia del Boom tan seductora y tan divertida.

SEMANA:¿Como se siente un investigador que va tras otro investigador?

M.B.: Perdido. Este documental se hizo al revés. Por lo general uno ha tenido tiempo de investigar a fondo el tema y de establecer una estructura antes de comenzar a filmar. Pero no en este caso. Nosotros andábamos tras algo que en aquel entonces no existía: una novela que estaba en la mente de Mario Vargas Llosa. O sea que filmábamos todo, inclusive las más vacuo, lo más insípido, lo puramente incidental, sin saber si nos iba a ser útil después. Sin embargo, a medida que avanzábamos, Mario nos iba contando sin cesar que había pasado en cada lugar y por qué. Además nos dio dos largas entrevistas, de más de cuatro horas cada una, en las que nos contó las vidas de Gauguin y de Flora, a veces modificadas y adjetivadas ya por su imaginación, pero mucho más ceñidas a la realidad histórica que en la novela, por supuesto. Fue una experiencia fascinante.

SEMANA:¿Qué ofrece la película que no muestre el libro con respecto a los personajes?

M.B.: La historia de la novela esta contada -gracias a las virtudes ventrílocuas de la literatura- a través de los ojos de sus protagonistas. En el documental, por el contrario, está contada a través de los ojos de Vargas Llosa, que es nuestro guía. Pero al mismo tiempo lo vemos buscando esa historia, descubriéndola.

SEMANA:¿Se puede decir que película y la novela se complementan?

M.B.: Sí, efectivamente la novela y la película se complementan: la novela es una obra de la imaginación basada en hechos históricos; la película es una obra documental teñida, adornada de ficción.

SEMANA:¿Hasta qué punto ustedes aportaron al trabajo del escritor?

M.B.: Yo quiero pensar que de alguna manera nuestra investigación le sirvió a Mario para escribir ciertas escenas. Por ejemplo, en uno de sus viajes a Londres Flora Tristán asistió a una reunión de los cartistas, el primer movimiento sindical del mundo, en un pub que se levantaba sobre uno de los callejones que desembocan en Fleet Street. Ese pub desafortunadamente ya no existe, pero exactamente al lado hay otro, "reconstruido en 1667", (según anuncia con orgullo un letrero de madera), un año después del incendio que acabó con gran parte de la ciudad. En él Dickens y Samuel Johnson, entre otros, solían tomarse sus pintas de cerveza. Nunca, a lo largo del viaje, ni siquiera en Tahití o las Marquesas vi a Mario tan contento. Más tarde me di cuenta de que, en la novela, el pub al cual asiste Flora se llama de Dr. Johnson Pub. Leyendo la novela encontré otras cuantas instancias en que pudimos darle ideas a Vargas Llosa, aun cuando fuese de manera involuntaria.

SEMANA:¿Como era el método de trabajo con el escritor?

M.B.: Vargas Llosa escribe todos los días, sin falta. Incluso durante los viajes de investigación. Generalmente prefiere hacerlo en las mañanas, pero en Tahití o las Marquesas, por ejemplo, salíamos muy temprano en las mañanas a visitar todos los lugares pertinentes a la historia de Gauguin. El tomaba notas, preguntaba detalles a los guías y nos contaba anécdotas mientras nosotros filmábamos sin parar. A menudo volvíamos a las cuatro o cinco de la tarde. Sin embargo, mientras los demás descansábamos o nos sumergíamos en la piscina, Mario se encerraba en su cabaña a trabajar y sólo salía al anochecer para comer y presidir las tertulias nocturnas.

SEMANA:¿Cuál es la forma del documental?

M.B.:El documental sigue de alguna manera la estructura de la novela, alternando los capítulos de Gauguin con los de Flora. Pero a diferencia de la novela nosotros seguimos la historia cronológicamente porque el espectador, a diferencia del lector, no puede devolverse cuando quiere clarificar algo; a no ser que haya grabado el programa que es algo que uno, como director, no debe considerar. Lo que sí hacemos es que a medida que avanza el documental, y sobre todo en la última sección en la que se cuentan los últimos días de Gauguin, identificamos cada vez más la figura de Vargas Llosa con la de sus personajes. Un experimento que en mi opinión, que es obviamente tendenciosa, funciona bastante bien.

SEMANA:¿Es fácil encontrar las huellas de Flora Tristán?

M.B.: Flora está muy olvidada. Incluso sobreviven muy pocos retratos de ella y seguir su huella fue bastante difícil. De su esposo, que violó a su hija (la futura madre de Gauguin) y que estuvo a punto de matar a Flora, no queda ningún rastro visible. Sin embargo a través de los diarios de Flora logramos encontrar los sitios que visitó, algunos de los cuales sobreviven y que pudimos visitar.

SEMANA:¿Queda alguna herencia, así sea a nivel de souvenir, de Gauguin en la Polinesia Francesa?

M.B.: Con Gauguin la historia es otra. Gauguin es el santo patrón de Tahití y en Francia todos sus pasos están consignados en guías turísticas. Tanto así que, tristemente, sus cuadros, considerados salvajes y subversivos en su época, ahora adornan individuales y toallas. Sin embargo en Tahití muy poca gente sabe dónde se levantaba su casa, o dónde conoció a su primera esposa Tahitiana. Muchas veces nosotros sabíamos más de su historia que los isleños. En las Marquesas lo conocen mejor, pero Hiva Oa vive exclusivamente de Gauguin, y de Jaques Brel que está enterrado en el mismo cementerio.

SEMANA:¿Y le gustó a Vargas Llosa el documental?

M.B.: Afortunadamente le gustó mucho. Lo que sufrimos durante la proyección en Canal Plus es inimaginable. Los jugos gástricos hicieron estragos. Sin embargo al final nos abrazó y nos felicitó, lo cual fue un alivio.

SEMANA:¿Cuándo se presentará el documental en Colombia?

M.B.: La verdad no lo sé. En España ya se transmitió varias veces por Canal Plus y sé que Televisión Española lo ha comprado para mostrarlo en un futuro cercano. Hay planes para venderlo en Europa a medida que aparecen las traducciones de la novela. Sé que Canal Plus se lo ha ofrecido a Caracol. A mí por supuesto me encantaría que se mostrara en Colombia, pero realmente no está en mis manos.