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DINAMISMO GRAFICO

Una interesante exposición colectiva revela las inquietudes artísticas de la Hungría contemporánea

25 de julio de 1983

No es extraño que al hablar del arte húngaro lo primero que se piense sea en dos figuras bastante conocidas: Bela Bartok y Gyorgy Lukács. La música del primero es de sobra conocida mientras que las ideas estéticas del segundo han hecho historia en las discusiones académicas del presente siglo. Sin embargo, además de ellos son muchos los que en Hungría tienen sus vidas estrechamente ligadas a la producción artística pero que, debido al aislamiento propio de los países socialistas, permanecen en el más desconcertante anonimato. Tal es el caso de las personas dedicadas al arte gráfico.
Para contribuir a la divulgación de los trabajos realizados durante los últimos años, la Embajada de la República Popular de Hungría y Colcultura han organizado muestra de grabados realizados por 28 maestros del arte gráfico contemporáneo húngaro.
La exposición, integrada por 30 obras, entre ellas litografías, serigrafías, xilografías y aguafuertes, es representativa del desarrollo y cambio que en el último decenio ha experimentado la producción gráfica húngara a nivel de contenido, formas de expresión y estilo. Si bien el arte popular es uno de los aspectos más originales de la cultura húngara -las grandes composiciones de Bartok estuvieron precedidas de una minuciosa labor de recopilación de la música popular húngara de raíces ancestrales- debido a la importancia que la vida rural ha tenido siempre en el país, los jóvenes artistas están empeñados en una búsqueda de nuevos recursos formales y técnicos con el fin de recrear los problemas sociales y psíquicos del hombre de nuestra época.
En cuanto a la búsqueda de nuevos recursos técnicos se refiere, en vez de la xitografía, los grabados y el aguafuerte que tuvieron su período de auge durante los años posteriores a la ocupación soviética de 1956, han ganado popularidad entre los jóvenes artistas la litografía y la serigrafía, a la vez que se han aumentado las dimensiones de los cuadros y se ha abandonado el discreto género de "cámara", bastante conservador, en el que predominaba un ideal clásico de belleza, reemplazándolo por una fuerte utilización del color.
Es característico de la gráfica húngara un cierto dinamismo casi barroco, al lado de una expresividad y de un factor surrealista de diversos toques.
En esta exposición se pueden contemplar "grabados realistas contemporáneos", entre los que se destacan los trabajos "Otoño" y "Los cuatro puntos cardinales" de Károl Reich y Miklós Borsos, respectivamente. Un segundo núcleo lo integran los "grabados del Taller Szentendre", que viene funcionando desde los años treinta y al cual constantemente están llegando nuevos artistas de las más diversas tendencias. Entre ellos sobresalen las obras de István Zámbo, Lászlo Lugossy y Dezso Korniss con una fuerte impronta surrealista, la pintura hiperrealista de Imre Kocsis y la constructivista de Jenó Barcsay. En tercer y último lugar está el grupo de "Gráficos jóvenes", que han revivido la técnica del serial gráfico, de la expresividad y el colorido, entre los que resaltan Sándor Badacsonyi con su serie "Los tres mosqueteros", Gyorgy Rátkai con "Icaro" y Gábor Radóczy con su intensa producción "Balada Popular".
La muestra "Gráfica contemporánea Húngara" se exhibe en el tercer piso del Museo Nacional hasta el 6 de julio. Posteriormente se presentará en varias ciudades colombianas para ir luego a otros países de Latinoamérica. Esto con el ánimo de presentar al público un ramo del arte húngaro poco conocido hasta ahora en nuestro medio.